Falta más de un año para que se desarrolle la super elección del 2024, pero la tensión política aumenta cada día.
De las batallas que se desarrollarán en múltiples territorios, sobresale la lucha por las principales alcaldías del estado.
Basta recordar que los resultados de la última elección en la que se renovaron los Ayuntamientos, fueron la base para la victoria que llevó a Morena a ganar la gubernatura en el 2022.
La tarde del 6 de junio del 2021, después de haber visto el despliegue financiero y el uso de las instituciones del Estado para hacer proselitismo, pocos daban crédito a los resultados catastróficos para el PAN que empezaba a arrojar el PREP del Instituto Electoral de Tamaulipas.
Aquella fue la elección en que Acción Nacional empezó a despedirse del poder en la entidad.
Perdieron las alcaldías de Nuevo Laredo, Reynosa y Altamira, y se ratificaron para Morena las presidencias municipales de Matamoros y Ciudad Madero.
El maltrecho PAN solo pudo retener el puerto jaibo, un logro no menor que hoy cobra harta relevancia, pero que no puede adjudicarse a los cabecistas ni a la estructura estatal del partido, sino al liderazgo de Chucho Nader.
Si se analiza caso por caso, las condiciones políticas no han cambiado demasiado y la tendencia apunta a que Morena debería conservar las alcaldías que ahora tiene en su poder.
La apuesta, suponemos, será que además puedan ganar una buena cantidad de los municipios pequeños que le servirían por ejemplo para salvar la Aduana impuesta en el Congreso para que cualquier reforma Constitucional tenga que ser avalada además de por una mayoría calificada en el Legislativo, por la mayoría de los 43 Cabildos.
En Reynosa por ejemplo -la verdadera joya electoral de la corona tamaulipeca con un padrón electoral que supera los 500 mil posibles votantes- el PAN está desecho, y Carlos Peña Ortiz no debería tener mayor problema para reelegirse.
Lo mismo en Matamoros, donde el panismo no ha alcanzado a reconstruirse después de la grave crisis que los ha llevado a sufrir dos derrotas muy dolorosas en las últimas elecciones.
En Nuevo Laredo, la solidez política de los Canturosas también debería bastar para mantener a raya a los panistas que volverán a la carga para intentar gobernar el municipio con mayor presupuesto del estado.
Desde ahora podemos apostar que Morena también seguirá gobernando Ciudad Madero porque ahí lo que queda del PAN y del PRI no ganarían ni una elección escolar.
Por esa misma razón, podríamos adelantar que el próximo alcalde de la urbe petrolera, salvo que algo muy extraño ocurra, será Erasmo González Robledo.
Tampoco en Altamira Morena debería tener problema para refrendar la presidencia municipal.
Un caso singular es el de Tampico, atractivo para todos los grupos políticos por diversas razones, pero sobre todo porque es la ciudad referente de la entidad en términos sociales y culturales.
Ahí, la sucesión empieza a subir de temperatura y todavía muchas cosas pueden pasar de aquí a finales de año cuando se definirían las candidaturas.
El éxito del PAN para conservar la presidencia municipal dependerá de muchos factores, uno muy importante será saber si Chucho aparece en la boleta, lo que -según todas las encuestas- ayudaría a quien sea que termine compitiendo por la alcaldía.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES