Durante décadas, las actividades económicas preponderantes de Tampico han sido el comercio y los servicios, aunque otros rubros como los servicios financieros, la pesca, el comercio exterior, la industria de transformación, la ganadería, la agricultura, la industria metalmecánica y en los últimos años el turismo, han moldeado una cultura de trabajo en la que destaca el espíritu emprendedor e innovador de los tampiqueños.
Los cambios globales y diversas circunstancias ocasionaron el declive comercial del puerto de Tampico, pero a la vez abrieron la puerta para su transformación en un motor de desarrollo turístico para el mediano y largo plazo, redescubriendo esa vocación económica de la ciudad.
El comercio exterior y el asentamiento de la gran industria química y energética están en el municipio de Altamira por una cuestión meramente territorial, pero el alma de sus actividades se centra en Tampico. Eso nadie lo pone en duda.
Recientemente, en un afán por proyectar a la ciudad como lo que es, el principal centro económico diversificado más importante de Tamaulipas -hay más que comercio exterior o negocios derivados de la migración-, las autoridades municipales porteñas pusieron en marcha un ambicioso programa de promoción de las ventajas que ofrece Tampico para quienes quieran invertir. Es una apuesta por el futuro de la ciudad.
Con la vista en el futuro y los resultados concretos de un trabajo serio de coordinación entre autoridades locales y empresarios, las autoridades se dieron a la tarea de llevar a todos los lugares posibles el mensaje de que, en tanto el centro comercial, financiero, de servicios, cultural y turístico del sur de Tamaulipas y con enorme influencia en las localidades cercanas de los estados de Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo, Tampico debe ser visto como la ciudad con más potencial y oportunidades de desarrollo en todos los aspectos.
La percepción de seguridad, la excelente evaluación de sus autoridades municipales, los reconocimientos nacionales e internacionales por la eficiencia en la prestación de los servicios públicos, así como las nuevas inversiones públicas y privadas que se han anunciado en materia de infraestructura hospitalaria, portuaria, comercial, de servicios, así como en hotelería y entretenimiento, confirman que Tampico es efectivamente la ciudad con mejor calidad de vida y expectativas favorables de desarrollo y bienestar social de Tamaulipas y una de las muy pocas en el noreste del país.
Eso no es resultado de la casualidad, sino de un trabajo arduo, eficaz, sensible y solidario entre autoridades municipales y estatales con los empresarios regionales. El que Chucho Nader, el Alcalde porteño, provenga del sector empresarial, ha sido fundamental para conseguir esto.
Además, Nader ha logrado integrar un equipo de colaboradores en el que se ha dejado de lado cualquier consideración ideológica o política para centrarse en la efectividad y el trabajo. Al fin tampiqueños, tamaulipecos o mexicanos en general, el interés primordial está puesto en lograr que Tampico recupere su esplendor y en consolidarlo como una ciudad con mucho futuro, a pesar de ser una ciudad joven con apenas 200 años de fundación.
Es explica por qué funcionarios como Elvia Holguera, José Luis Ornelas, Socorro Delgado o Fernando Olivera han sabido coordinarse cada uno en sus áreas respectivas de Desarrollo Económico y Turismo con dirigentes empresariales o líderes de la comunidad como José Luis del Ángel, Íñigo Fernández, José Ángel García Elizondo, Gabriel Hernández, Jorge Nasrallah, Camilo y José Luis Kuri o Arturo Elizondo y Francisco Fernández. O con la familia Fleishman, por ejemplo.
Todos, en alguna medida, han aportado su esfuerzo y disposición para contribuir con Tampico en el ámbito de su competencia y lo que se ha logrado hasta ahora es bastante más que prometedor para el futuro, en lo económico y lo social.
Y, si algo ha quedado claro desde siempre es que en Tampico, lo mismo la sociedad civil que la clase trabajadora y los empresarios de todos los tamaños o que quieren es seguir caminando sin riesgo de retrocesos, sin caer en polarizaciones, sin apostarle a la destrucción y si, en cambio, a la construcción de nuevas oportunidades para todos. Esa es la nueva campaña: la del futuro de la ciudad.
ESCOTILLA
Apunte usted al delegado de Bienestar Social en Madero, Claudio de Leija Hinojosa y al tesorero municipal, Carlo Alberto González, como los aspirantes naturales a las diputaciones locales por Ciudad Madero y Altamira. Ellos suenan fuerte para esas posiciones, aunque las cosas pueden ir cambiando conforme pasen los meses.
Descarte, por supuesto, la posibilidad de que los actuales legisladores Leticia Vargas y Jesús Suárez Mata sean postulados nuevamente por Morena, para buscar la reelección. Su comportamiento en el Congreso, alejado de la bancada morenista y cercano al cabecismo, son motivos más que suficientes para ello.
Y en cuanto a las posibilidades de Claudio y Carlo por buscar las candidaturas a las diputaciones, se basan en que la carrera por la Alcaldía esta bastante perfilada en favor del diputado federal Erasmo González Robledo, que cuenta con los respaldos firmes del grupo que impulsó el proyecto del ahora gobernador Américo Villarreal Anaya y del dirigente nacional, Mario Delgado.
POR TOMÁS BRIONES
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