El Presidente López Obrador llegó de buen humor a Tampico. En su primera visita oficial al puerto como presidente -antes sólo había encabezado reuniones y recorridos en Ciudad Madero- se le vio más sonriente que de costumbre.
En sus primeras palabras ante el público, compuesto sobre todo por personal de la salud, expresó su gusto por volver al rincón más al sur de Tamaulipas.
“Paisanas, paisanos, me da mucho gusto estar aquí en Tampico, ya ustedes lo saben, conozco Tampico desde hace muchos años, desde que era niño, que veníamos de Tabasco a ver a familiares que siguen viviendo aquí, en Tampico, en Ciudad Madero, y desde entonces le tengo un afecto, un cariño sincero a Tampico y a esta región de Tamaulipas”.
A 16 meses exactos de que deje el poder, en su mensaje de más de 30 minutos, el presidente delineó el momento político que vive, y reiteró los antecedentes ideológicos que lo han convertido en este fenómeno político -admirado y odiado casi por igual- que encabeza ahora el proceso de sucesión presidencial más importante de las últimas décadas para la República Mexicana.
Dejó claro que el modelo IMSS-Bienestar es una piedra angular de su proyecto de país, y que no es una ocurrencia.
Tiene su origen en un programa pensado hace muchas décadas para llevar servicios de salud dignos a los más pobres.
Así recordó sus primeros contactos con la política social: “Cuando fui director del Instituto Nacional Indigenista, saliendo de la universidad me tocó iniciar el programa en ese entonces IMSS-COPLAMAR en los años ochenta y se crearon unidades médicas rurales y hospitales de 40 camas para segundo nivel de atención, y pude constatar que funcionaba ese modelo, luego se optó por la descentralización de los sistema de salud pública y ya conocen la historia”.
El país -sobra decir- no es el mismo de hace cuatro décadas, y la implementación masiva de este modelo es una tarea complejísima con retos técnicos que no serán fáciles de solucionar.
En Tamaulipas, durante los próximos años, seremos testigos de primera mano del éxito o el fracaso de este ambicioso programa.
Ese momento de análisis llegará cuando López Obrador ya no esté en el poder, y lo más probable es que sea una de las “corcholatas” la que gobierne al país.
Para los paranoicos, ayer el presidente trazó una descripción de su futuro inmediato: “Yo termino en septiembre del año próximo”, dijo, “yo soy maderista y soy partidario del sufragio efectivo, no reelección, y no hay que tener mucho apego ni al dinero, ni al poder para ser felices”.
Otros tiempos
En la primera fila del evento estuvo el alcalde de Tampico Chucho Nader junto a otras autoridades estatales y federales de salud.
Qué lejos se ven aquellos tiempos en que desde el gobierno del estado se generó un clima político tan enrarecido, que rompió las líneas institucionales de colaboración entre diferentes niveles de gobierno.
Buena noticia para Tampico.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES