2 julio, 2025

2 julio, 2025

Un monstruo muy peligroso

El consumo de fentanilo puede llegar a ser mortal y las estadísticas lo demuestran

Julio difícilmente sostiene la mirada, y aunque prefiere fijar su vista en las paredes del anexo, lleva el hilo de la conversación perfectamente.

De vez en cuando esboza una nostalgia sonrisa, especialmente cuando menciona a su hijo, de apenas un año y medio de nacido. Hace una semana ingresó a este centro para drogadictos y alcohólicos.

Con solo 21 años, el muchacho ha experimentado una vida marcada por el abandono y el abuso de drogas.

“Probé la mariguana cuando estaba como en quinto año de primaria” revela el joven, quien confiesa que su madre se fue de su lado cuando era todavía un bebé, y lo dejó ‘encargado’ con sus abuelos maternos. “Ni siquiera tengo recuerdos de ella” dice en un tono dolorosamente inexpresivo.

A los 14 años, Julio supo lo que era un ‘pase’. El pegamento se convirtió en la sustancia que lo acompañaría en su adolescencia. A la par de esto, los problemas en casa se intensificarían.

El punto de no retorno para el muchacho, sería a los 17 años, cuando empezó a consumir drogas de diseño como el cristal. Claramente se nota que hablar de esta época hace que los recuerdos dolorosos vuelvan a herir su interior.

Los demás internos de este anexo se quedan viendo curiosos, la manera en que Julio y el Caminante dialogan. Se acercan ‘parando oreja ‘ tratando de adivinar el motivo de su conversación.

“Ha de ser de la investigadora” murmulla un hombre de alrededor de 40 años, “yo creo que es psicólogo” dice otro mientras acarrea abanicos a esta sala de reuniones, que casi hierve a los 42 grados centígrados del mediodía.

A ratos, pareciera que Julio intenta escapar de la realidad. Poco antes de cumplir la mayoría de edad, Julio se enamoró de una joven, con la que tiempo después se casaría y del fruto de aquella relación nacería su primogénito, Jair. Fue en ese momento en que el joven haría un gran esfuerzo para alejarse de las sustancias tóxicas: su esposa y su hijo fueron el motor que mantendría a flote ese propósito por algunos meses.

Pero el abismo de las adicciones es como un pulpo, que sujeta con todos sus tentáculos fuertemente a quien se le entrega. Los problemas en casa iniciarían una escalada, que terminarían por crear grietas en su relación, y por consiguiente dañar gravemente su estructura familiar.

Julio y su esposa se separaron. Este suceso vendría a cimbrar su mundo. Pero esta vez, el joven se toparía con un monstruo de una capacidad de destrucción mucho mayor: el fentanilo.

Contrario a lo que muchas personas imaginan, el fentanilo no es una sustancia que se consuma sola. Con un efecto 100 veces más potente que la morfina, el fentanilo puede tener efectos devastadores en la salud, y si el consumidor no está familiarizado, con este producto sintéticamente creado en laboratorios, la posibilidad de sufrir una sobredosis es alarmantemente amplia.

Julio probó el cristal con fentanilo agregado. “Se siente el chingazo bien fuerte” comenta convencido de su peligrosidad. Esta nueva droga que día a día se hace cada vez más popular.

En Estados Unidos se ha registrado una alarmante ola de muertes por sobredosis. En México, su consumo se hace cada vez más común.

La última recaída que tuvo Julio fue catastrófica. Paralelamente sus problemas de pareja y laborales lo superaron. – Mi esposa se fue a vivir con sus papás y se llevó a mi hijo – cuenta triste el joven anexado – me corrieron de dos trabajos, de la ‘distribuidora’ y de un Oxxo.

¿Tuvieron que ver tus adicciones con eso? – le pregunta el Caminante. – Pues sí. Al momento de ser escritas estás líneas, Julio tenía apenas una semana de haber consumido fentanilo por última vez. – Mi esposa me dijo “esto lo hago porque te amo” y junto con mi mamá hicieron el trámite para internarme aquí – cuenta el joven. – ¿Y cómo te sientes?

– Ahí la llevo, escuchar las pláticas de los compañeros me ha servido mucho, las experiencias de ellos me ponen a pensar de todo lo que puedo perder si no me recupero de esto.

– Vas a ver compi que te vas a poner bien, solo trata de enfocarte en todo lo bueno que te falta por vivir en esta vida, y poco a poco vas a salir adelante – lo reconforta el Caminante.

Julio no lo sabe, pero es un triunfador al darse cuenta a tiempo, de que llegar al grado de consumir fentanilo lo acercaba a una muerte inminente. Esperemos que el tratamiento de su adicción rinda frutos, y muy pronto se encuentre de nuevo abrazando a su hijo y en armonía con su esposa completamente recuperado. Demasiada pata de perro por esta semana.

POR JORGE ZAMORA

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