TAMPICO, TAMAULIPAS.- Las altas temperaturas que afectan el sur de Tamaulipas son atribuibles a un fenómeno atípico que afecta los patrones climáticos a nivel mundial.
Marcelo René, oceanólogo e investigador, revela que la zona sur resiente los efectos adversos que trae la desestabilización climática con temperaturas que provocan sensación térmica fuera de lo común.
“El clima está medio loco”. Pero ahorita con la situación con lo que se está dando con el cambio climático y luego las condiciones anómalas , altamente anormales , en este caso todos los softwares que se usan para poder establecer los pronósticos climáticos, no están siendo apegados, ni precisos a lo que se está viviendo”, dijo.
Los investigadores, enfrentan el desconcierto a nivel mundial porque no hay un patrón climático a seguir en 2023.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, se había previsto que la Cuarta Ola de Calor llegará a su fin el pasado 10 de julio.
No obstante en el caso de la zona sur de Tamaulipas, el día 11 de julio sumó una sensación térmica de 40 grados celsius y el día 12 de julio registró 42 grados celsius, casos excepcionales para la región costera.
Advierte que actualmente los software que se utilizan para medir y pronosticar los cambios de clima no funcionan, debido a que históricamente no hay datos relacionados con condiciones similares que ayuden a establecer patrones climáticos.
“Ahorita es difícil ajustar los modelos climáticos, porque las condiciones ” son muy locas”. Es muy difícil establecer un proceso de medición confiable , hasta que vuelva a estabilizar algunas variables”, dijo.
Durante los próximos días, dijo que se espera que continúen las condiciones favorables para el desarrollo de altas temperaturas y no se sabe con precisión cuando pudieran llegar a su fin, dadas las condiciones atmosféricas.
“Generalmente cuando haces un pronóstico lo haces en base a dos cosas: los equipos y los antecedentes que se tienen. Cómo se han ido dando los comportamientos actualmente no se puede establecer”, dijo.
Por José Luis Rodríguez Castro / La Razón