“Intocable como un cielo de diamante distante…
Intocable, ardiendo más brillante que el sol…”
-Taylor Swift, 2021-
La noche del 1 de julio de 2018 el INE informó que los resultados de las encuestas de salida, los conteos rápidos y el Programa de Resultados Electorales Preliminares PREP eran favorables por un amplio margen a Andrés Manuel López Obrador en la elección de Presidente de la República. Esa noticia quedó registrada como la mayor victoria obtenida hasta hoy por algún candidato a ese cargo en la historia electoral de México y fue también el punto de partida de una campaña permanente de descalificaciones y obstrucción del trabajo gubernamental que se haya llevado a cabo hasta ahora.
Era López Obrador Presidente electo cuando la oposición señaló públicamente que el no era de izquierda y en consecuencia su gobierno no lo sería, porque el era un demagogo populista, y ante el anuncio de la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México NAIM ubicado en Texcoco, la oposición representada por el PAN, PRI y el PRD y los líderes de algunos organismos empresariales y de la sociedad civil, manifestaron su total desacuerdo con ese acto anunciado por quien todavía no iniciaba su mandato.
Desde entonces, la lista de asuntos y temas intocables para la oposición crece cada día, son aquellos sobre los que se niega sistemáticamente a todo diálogo y a la construcción de acuerdos políticos, electorales y legislativos que contribuyan a la gobernabilidad y a dar fluidez al trabajo del gobierno en beneficio de todos los gobernados. Para expresar su rechazo, el bloque opositor que se ha creado de facto, ha acudido a una campaña permanente de descalificación en medios y en redes sociales y a la realización de dos marchas masivas para manifestar su desacuerdo con el Presidente y su gobierno.
Bajo la frase No Se Toca convertida en mantra sagrado, la oposición obtiene victorias pírricas como perder las elecciones legislativas de 2021 y considerar que ganó porque Morena no obtuvo la mayoría calificada requerida para hacer reformas constitucionales. Por esa vía se impide la reforma electoral constitucional y a través de chicanas judiciales se impide la aplicación del Plan B electoral. El TRIFE, el INE y la legislación electoral NO SE TOCAN y en consecuencia el partido del Presidente sigue ganando elecciones con la misma ley vigente, que favorece más al partido mayoritario, que desde el 2018 es Morena.
No Se Toca, en los hechos, es el principio rector de las acciones u omisiones de la oposición ante las propuestas para modificar, sustituir o desaparecer instituciones, redireccionar fondos, o establecer nuevos procedimientos sobre:
legislación electoral, leyes penales, institutos autónomos como el INAI y el INE,
fondos especiales como el de infraestructura y el de desastres naturales, contratos transexenales como los de medicinas y mantenimientos, nombramiento de jueces, magistrados de tribunales y ministros de la Suprema Corte de Justicia, instituciones y mecanismos financieros como Aserca y Financiera Rural, seguridad y la creación de la Guardia Nacional y la adscripción de las fuerzas armadas a esas tareas.
En todos esos casos, el Presidente y su gobierno han encontrado el camino para llevar a cabo las acciones que requieren para realizar su trabajo. Pese a la estrategia opositora de obstruirlo, no han podido impedir que a 5 años de ejercicio del mandato popular, los principales indicadores de la economía y el desarrollo, emitidos por entidades internacionales y nacionales resulten positivos y no se avizore ninguna crisis que ensombrezca el ambiente electoral y la transición política sexenal.
El último bastión opositor que defienden a capa y espada es a su abanderada reciente, Xóchitl Gálvez, que decidió hacerse notar en un tira-tira con el Presidente y que, según las cuentas de los organizadores del Frente Amplio por México es lo mas semejante a Morena y lo más vendible ante el electorado, por tal motivo los reporteros, comentaristas y analistas, dirigentes partidistas y lideres sociales y empresariales, en medios y redes sociales, y también el Tribunal Electoral, actúan como uno solo bajo la consigna irrenunciable: Xóchitl No Se Toca.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ