Si en el PAN hay tres grupos que tendrán que sentarse a negociar las candidaturas, en Morena hay muchos más, que -una vez más- deberán poner sobre la mesa sus pretensiones para llegar a acuerdos de cara al 2024.
Ya se ha dicho mucho: la estructura partidista de la 4T está apenas en proceso de conformación, por lo tanto el Movimiento de Regeneración Nacional es todavía un colectivo construido a partir de varias ínsulas de poder.
Aunque con una marcada diferencia respecto a los anteriores procesos electorales, pues ahora el partido tiene en Américo Villarreal Anaya a su líder político en Tamaulipas, persisten en las diferentes regiones del estado liderazgos que tienen que tomarse en cuenta si el partido quiere superar los resultados del 2021 y el 2022.
La frontera sigue siendo una gran mina de votos para Morena, con tres municipios fundamentales para el proyecto político del gobernador.
Nuevo Laredo, controlado por los Canturosas, es el que electoralmente representa menos porcentaje, pero tiene por mucho, el presupuesto más jugoso de la entidad, y uno de los más grandes del país.
Morena no puede permitirse la tragedia política de perder el control de ese territorio.
Reynosa es el gran tesoro electoral de Tamaulipas, la ciudad con el padrón electoral más amplio.
Bajo el control de la familia Ortiz Peña, que con todo y sus inconsistencias políticas, han mantenido a raya a los cabecistas que han sufrido dolorosas derrotas en el terruño.
Matamoros ha sido el municipio que más votos ha aportado a los triunfos recientes de Morena.
Ahí, el alcalde Mario López, termina su segunda administración por lo que ya no puede optar por la reelección, y se estima que buscará acomodarse en San Lázaro o incluso en el Senado.
Esos tres liderazgos fronterizos, con sus fortalezas y virtudes, tenderían que ser tomados en cuenta a la hora de confeccionar las listas de candidaturas dentro de unos cuantos meses.
En Victoria, donde hay múltiples interesados en competir por la alcaldía, la presencia territorial del presidente municipal, Eduardo Gattás se mantiene como la más sólida.
Más allá de los votos que aporta, que no son pocos, la capital tiene un valor simbólico para la 4T: perderla sería visto como una derrota dolorosa.
Y el sur tiene condiciones muy particulares, también con la presencia de grupos políticos que recientemente se la han jugado con el proyecto morenista y quieren utilizar sus bonos para jugar en la elección.
En Altamira, la posibilidad de reelección para Armando Martínez lo pone en situación de privilegio y en Madero las condiciones parecen dadas para que Erasmo González Robledo deje la Cámara de Diputados para competir por la alcaldía.
Tampico, que se le ha resistido a la 4T, es todavía una gran incógnita con dos mujeres que aparecen en la competencia por la candidatura: Olga Sosa y Úrsula Salazar Mojica, ambas con peso político al interior del partido, y por lo tanto, con suficientes barajas para poner sobre la mesa.
Como puede verse, no serán fáciles las negociaciones internas; la gran ventaja que tienen, además de la presencia de un gobernador de su partido, es que en Morena están bien acostumbrados a los jaloneos y estirones.
El reto, como siempre, será que la liga no se rompa.
Catalejos se va unos días de vacaciones. Nos leemos pronto.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES