En un mes tendremos candidata o candidato de la oposición a la presidencia de la República. ¿Qué incógnitas se comenzarán a despejar para esa fecha?
Las portadas periodísticas del 4 de septiembre nos darán señales de qué tal pinta la operación cicatriz de ese matrimonio pésimamente avenido que protagonizan, por un lado, Xóchitl Gálvez y, por otro, PAN, PRI y PRD. En ese orden de desavenencia, pues con los que menos coincide es con los panistas.
Claro, eso en el entendido de que la hidalguense sobreviva al embate de la mañanera y sus personeros, y a la falta de operación política que caracteriza la relación entre ella y el llamado Frente Amplio. En caso contrario, en tal fecha sabríamos quién será el o la candidata de la oposición a la Presidencia.
Pero siendo Xóchitl la que pinta para ganar el banderín opositor, pasado el 3 de septiembre podríamos calibrar:
-Si la primaria organizada por la oposición –y la necedad de ésta de no reconfigurarla una vez que irrumpió en la competencia la senadora panista– sirvió para darle más ímpetu, o si, por el contrario, le restó aceleración a quien al arranque del proceso había mostrado gran fuerza.
-Si dentro de cada partido caló una o un candidato en específico, si tanta gira y evento sirvió para que las bases se contagiaran de entusiasmo y activaran los músculos rumbo a la elección presidencial. O, caso contrario, si fue un proceso para el círculo rojo que ni siquiera a las militancias interesó.
-Si Xóchitl llega con la suficiente autoridad para imponer condiciones a la alianza opositora o si su triunfo en la interna se da apenas de panzazo y, por tanto, será una candidata secuestrada por las burocracias partidistas, que le impondrán programa, equipo, candidaturas y agenda…
-En el escenario de que Xóchitl se imponga con fuerza, el 4 de septiembre comenzaremos a notar si hace valer ese capital para dictar a los partidos que la respaldan las condiciones que le hagan más competitiva, que le quiten lastre, que la ayuden a competir.
Por ejemplo: si puede callar expresiones tan decimonónicas como las realizadas esta semana por Marko Cortés, quien, al invitar a los padres de familia a que arranquen páginas de los polémicos libros de texto, abona a la idea de que el PAN es un partido retrógrado y oscurantista.
-Se probará igualmente si es verdad el pragmatismo del PRI, que, ante una Xóchitl empoderada, no tendría problema en poner sus estructuras al servicio de esa candidatura, en adoptar esa candidata como propia, si da un ejemplo a los panistas de cómo no regatear el éxito.
-Si XG se impone con facilidad, si sigue creciendo en las encuestas, entonces sumará presión a Movimiento Ciudadano, que desdeña las posibilidades del Frente Amplio, que argumenta que las marcas que patrocinan esa aventura cargan con tal desprestigio que se hundirán… salvo que Xóchitl muestre que ella vale más que las siglas.
-Y para entonces Gálvez tendrá que haber dado pistas de lo que quiere para México, independientemente de presentarse como quien contesta ataques de AMLO.
En un mes la oposición comenzará a tejer los hilos de la candidatura presidencial, y eso ocurrirá a horas de que se conozca el nombre de la o el candidato del lopezobradorismo.
Ambos bandos nombrarán candidatas (os) que habrán evidenciado fortalezas y debilidades. Las primarias habrán servido para descartar a quienes no tenían nada qué hacer ahí, en un afán legítimo o propagandístico de unidad, pero habrán aportado demasiada información sobre las debilidades de los finalistas.
POR SALVADOR CAMARENA