CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En Tamaulipas, 1,500 escuelas públicas presentan algún daño tanto en su infraestructura como en su cableado eléctrico interno, precisó la secretaria de educación en el estado, Lucía Aimé Castillo Pastor.
La entidad cuenta con 3,027 planteles en educación básica.
Reveló que el rezago en atención a infraestructura educativa supera los 2 mil millones de pesos, mismo que se detectó al inicio de la administración estatal.
Ante ello, iniciaron las acciones para resolver cuanto antes esa problemática.
«Cerca de la mitad de los planteles requieren de alguna atención, hemos dado atención fundamentalmente a los siguientes rubros, infraestructura eléctrica, tiene mucho que ver con que han evolucionado las escuelas en la inclusión de equipamiento pero no necesariamente se trabajó en la parte de la infraestructura electrica, es decir el cableado interno y esto genera otro tipo de problemas porque no necesariamente tenemos la eficiencia que requerimos en el equipamiento nuevo si no hacemos esa modificación, dos, infraestructura que tiene que ver con la temporalidad o muy antigua y que requiere algún tipo de atención», explicó.
Manifestó que en zonas como el sur del estado la corrosión deteriora más rápidamente la infraestructura debido al alto nivel de salinidad.
«Y por otro lado, hemos enfocado también el esfuerzo en rehabilitaciones generales, más allá de la generación de nueva infraestructura, nos hemos concentrado en dar atención al asunto de rehabilitación, dónde estamos invirtiendo en nueva infraestructura en municipios donde claramente el crecimiento nos lo va exigiendo y de esta zona en particular está Altamira», aseguró.
Dijo que este año se destinan 400 millones de pesos para realizar reparaciones profundas y dar mantenimiento mayor en los planteles.
Comentó que Tampico y Madero tienen escuelas muy antiguas por lo que las áreas de peligro ya no estaban siendo utilizadas.
Resaltó el caso de la primaria de Madero «Sección Uno Petroleros» en la que se tuvo que remover una techumbre así como varias aulas para eliminar riesgos.
El proceso de demolición fue concluido.
Por Benigno Solís/La Razón