¿Están a la Altura los Funcionarios Públicos de Alto Nivel?
En 2024 en México se van a renovar 21,000 puestos de elección popular, el presidente de la república, 128 senadores, 500 diputados federales, 30 congresos locales, 8 gubernaturas, la CDMX, alrededor de 2,000 municipios con sus síndicos y cabildos; a todo lo anterior le tenemos que agregar los gabinetes nuevos en los nuevos gobiernos que serán electos, por lo que me pregunto, ¿Acaso están a la altura de las responsabilidades que tendrán estos nuevos funcionarios?
En estructuras administrativas complejas, la falta de capacidad entre los altos funcionarios es un problema persistente. Asignar roles clave a personas que no tienen las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos actuales socava la eficacia del gobierno y socava la confianza pública en las instituciones. Esta falta de competencia no sólo obstaculiza el progreso, sino que también puede tener un impacto significativo en el bienestar de la sociedad.
Uno de los problemas más obvios es que los funcionarios son nombrados basándose en la lealtad política y no en el mérito o la capacidad demostrada. Las lealtades partidistas pueden eclipsar las habilidades y la experiencia técnicas, dejando a los líderes sin la experiencia necesaria para tomar decisiones estratégicas informadas. Desafortunadamente, esta práctica común conduce a políticas gubernamentales débiles y malas decisiones que impactan negativamente a la población.
Además, el problema se ve exacerbado por la falta de inversión en capacitación y educación superior para los funcionarios públicos. La complejidad de los desafíos actuales requiere una comprensión profunda de una variedad de disciplinas, desde la economía hasta la tecnología y la gestión pública. Si los líderes no tienen acceso a una capacitación continua, son vulnerables a quedar obsoletos en un mundo en constante evolución.
La falta de competencia también se manifiesta como resistencia al cambio y la innovación. Los funcionarios que han ocupado puestos de alto nivel durante mucho tiempo pueden volverse complacientes y negarse a adoptar nuevas ideas y enfoques. Esto conduce al estancamiento, lo que dificulta la adaptación a las necesidades cambiantes de la sociedad y la solución efectiva de nuevos problemas.
Para abordar estos desafíos, es esencial reformar el proceso de selección y promoción de los funcionarios públicos. Los líderes gubernamentales deben priorizar la competencia sobre la lealtad política y comprometerse a garantizar que quienes ocupan puestos de liderazgo estén verdaderamente calificados para enfrentar los complejos desafíos de la administración pública.
También se debe fomentar la educación y la formación continuas para garantizar que los agentes tengan conocimientos y habilidades actualizados. Invertir en programas de liderazgo eficaces ayuda a desarrollar una nueva generación de líderes gubernamentales eficaces y comprometidos con la mejora continua.
Después de todo, la falta de capacidad de los altos burócratas no es sólo un problema de la administración nacional, sino que también tiene un impacto directo en la calidad de vida de la gente. Es imperativo que tomemos esta cuestión en serio y adoptemos medidas concretas para garantizar que los líderes gubernamentales puedan afrontar los desafíos del siglo XXI. La capacidad administrativa eficaz es la piedra angular de un gobierno eficiente y responsable, y su ausencia no puede ignorarse en nuestro objetivo de construir una sociedad próspera y bien gobernada.