El posicionamiento que ha logrado Olga Patricia Sosa Ruiz, en la contienda interna por la candidatura senatorial de Movimiento Regeneración Nacional (morena), es superior al que mantiene Maki Esther Ortiz Domínguez, según el resultado de un estudio demoscópico realizado por la casa encuestadora EC Research.
La percepción de los simpatizantes del membrete guinda, coincide con esta estimación, porque la aún secretaria del Trabajo es considerada como militante auténtica de morena, en tanto su contrincante seguiría entrañando los principios albicelestes.
Los resultados del muestreo –levantado vía telefónica ‘con robot’ entre 600 personas mayores de 18 años los días 17 y 18 del mes en curso–, dan a Olga el 14.6 por ciento de las preferencias, en tanto a Maki un 12%.
Esta diferencia podría incrementarse en lo sucesivo, ya más avanzada la carrera interpartidista, por la movilización intensa que tiene Sosa Ruiz en todo el territorio estatal, mientras Ortiz Domínguez poca actividad presenta, fuera de Reynosa.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que Olga resulta más empática con la ciudadanía por su carácter juvenil, alegre, entusiasta, a diferencia de Maki que asemeja a una María Lilly del Carmen Téllez García, en potencia, quien, por cierto, allá en el Senado de la República, actúa como una ‘chiva en cristalería’ que solamente utilizó a morena para cumplir su ‘capricho’ de ocupar un escaño.
Conscientes de ello están los altos mandos partidistas –que comanda Mario Martín Delgado Carrillo–, por lo que presumiblemente le cerrarían la posibilidad de alcanzar la candidatura, so pena de que, ya como senadora, la chihuahuense avecindada en Tamaulipas cambie nuevamente de bando.
Otro aspecto que deteriora la penetración de Maki entre la ciudadanía, es la codicia que exhibe su hijo, Carlos Víctor Peña Ortiz, de reelegirse aun cuando no ha zanjado los problemas legales que enfrenta, por un supuesto delito como es el lavado de dinero.
Incluso, si éste ganara la encuesta, Maki no podría estar en la boleta el año próximo, pues los electores sancionarían el abuso en contra, por el acaparamiento de candidaturas a puestos de representación popular para su familia.
En contraparte, Olga ha hecho buen papel en la ST, como haber (casi) acabado con el rezago de asuntos que ésta presentaba al inicio del régimen; la implementación de la reforma laboral de Andrés Manuel López Obrador, que por cierto ya rinde frutos en el estado; y ha mejorado sustancialmente la relación obrero-patronal.
Como puede verse, mientras Olga suma, Maki divide.
Agandalle panista
La conformidad que asoma la dirigencia estatal priista, con el reparto de las candidaturas al Senado de la República y a la Cámara de Diputados, causa fuerte irritación entre lo que queda de su clase política.
Y con justificada razón, pues el Partido Acción Nacional (PAN) se lleva la tajada más grande del pastel, asegurando, supuestamente, un escaño al quedarse con la candidatura senatorial de la primera fórmula.
Eso significa que, aun perdiendo la elección, pero logrando el segundo lugar, se adjudicaría la posición por el principio de primera minoría.
En cuanto a las candidaturas al Palacio Legislativo de San Lázaro, hay descontento por la abyección de Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, ‘Alito’, al aceptar tres de ocho, como parte del pacto aliancista con sus homólogos Marko Antonio Cortés Mendoza (PAN), y José de Jesús Zambrano Grijalva, del partido del Sol Azteca.
Cierto es que al albiceleste lo representan tres diputados federales, sin que el tricolor ni el amarillo tengan ninguno (de los nueve uninominales que hay en la LXV Legislatura), pero también es cierto que el desgaste del PAN en Tamaulipas es mucho por el daño profundo que el régimen de Francisco Javier García Cabeza de Vaca le hizo a la entidad; mientras el Partido de la Revolución Democrática (PRD) es un cero a la izquierda.
Con este agandalle de candidaturas, el tricolor difícilmente remontaría, en el estado, a menos que nominara, en los 22 distritos electorales y los 43 ayuntamientos, a figuras con probada trayectoria política y posicionamiento claro en las demarcaciones citadas, porque aquí la coalición no se daría. O sería parcial.
Pero según observo, por el débil comportamiento de su dirigente local, Carlos Ernesto Solís Gómez, mostrado ante los arranques de Mayra Rocío Ojeda Chávez (la secretaria general del CDE) serían ella y su amiga íntima Montserrat Alicia Arcos Velázquez –diputada plurinominal, que aspira a ser candidata senatorial–, quienes impongan su voluntad en la repartición que, por supuesto, no alcanzarían sus múltiples detractores con todo y ser parte (ellos) de la clase política priista.
Actualmente, el PRI cuenta con tres diputados locales (de 36), aunque uno es albiceleste (Ángel de Jesús Covarrubias Villaverde); y los otros dos, Alejandra Cárdenas Castillejos y Edgardo Melhem Salinas, forman parte de los cuadros más rescatables del tricolor.
También, tiene cuatro alcaldes –de 43–, en los municipios de Abasolo, Güémez, Guerrero y Jiménez.
En concreto, su presencia es pobre.
Y advierto que se reduciría a nada en caso de imponer caprichos.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
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