Dos postales de la actualidad nacional marcaron la agenda de este miércoles 29 de noviembre.
En el Senado de la República, se sometió a una primera votación la terna propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, para ocupar el espacio que dejó vacante el ministro Arturo Zaldívar.
Como era de esperarse -y como de hecho está planeado en Palacio Nacional- ninguna de las aspirantes alcanzó la mayoría calificada, por lo que ahora el presidente enviará una segunda terna.
El procedimiento legal indica que el Ejecutivo mandará otras tres propuestas que -todo hace indicar- tampoco serán aceptadas por los senadores, por lo que al final Andrés Manuel López Obrador tendrá la posibilidad y la obligación de nombrar de manera directa a la nueva ministra de la Corte.
La sesión de ayer transcurrió en completa calma, pero hubo espacio para que los partidos de la oposición volvieran a cuestionar lo que consideran el enésimo intento de la 4T por apoderarse del Poder Judicial.
Es un paso más hacia la dictadura bolivariana, aseguran.
(En la foto por cierto, faltó el senador tamaulipeco Ismael García Cabeza de Vaca, quien se ausentó de la sesión para acudir al evento de Xóchitl Gálvez).
Un poco más tarde, en el Congreso de Nuevo León, se vivieron escenas que por momentos recordaron a lo que ha ocurrido en el Legislativo de Tamaulipas.
Para tratar de impedir la sesión en la que se designaría al gobernador interino que suplirá a Samuel García durante su licencia para buscar la presidencia, un grupo numeroso de manifestantes irrumpió en el salón y desató un caos que al final tuvo que ser contenido por elementos de seguridad.
Tras el momento de tensión, finalmente la votación se llevó a cabo y fue designado un Vicefiscal del estado, que de un momento a otro se convirtió en titular del Ejecutivo gracias al voto de priístas y panistas.
En respuesta, Samuel García anunció que recurrirá a los Tribunales para tumbar la designación del Congreso que en los hechos, arrebató a Movimiento Ciudadano el control del gobierno que ganó en las urnas hace dos años.
Tanto la disputa por la posición vacante en la Corte, como el pleito en el Legislativo de Nuevo León, son catalogados por un coro histérico como claras muestras de una crisis política inédita, como si el país estuviera al borde del abismo.
Es verdad que este y otros casos de conflictos no resueltos generan tensión en el ambiente, pero más vale que nos vayamos acostumbrando.
Lo que presenciamos todos los días en nuestro país, Tamaulipas incluido, no son señales del apocalipsis, sino una democracia en marcha -incipiente, a veces maltrecha, pero funcional- que, claro está, no es la misma de hace dos décadas cuando el unipartidismo y el ejercicio vertical del poder eran la constante.
Por más que algunos amlofóbicos lo presagien, y otros nostálgicos lo añoren, esos tiempos no volverán. Qué bueno.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES