En lugar de andar culpando a las encuestas de estar siendo cuchareadas con intereses políticos oficiales perversos para tergiversar la “voluntad” del votante, los candidatos presidenciales opositores y sus partidos debieran preocuparse por el mensaje explícito de los sondeos: campañas y aspirantes no entusiasman al electorado.
Y si en los primeros diez días formales de precampañas autorizadas no hubo respuesta activa de la ciudadanía, entonces las señales son inequívocas: los tres candidatos oficiales a la presidencia –incluyendo a quien quede en Movimiento Ciudadano– tampoco motivaron a los electores y por ello no movieron las expectativas de encuestas anteriores, con el dato interpretativo adicional de que el reparto actual de los votos que han estado adelantando las encuestas hoy será el que se refleje en las urnas el día de las votaciones.
La candidata oficial tiene un porcentaje sólido en las encuestas, pero no tanto por ella sino por su condición de representar la continuidad del presidente López Obrador. En este sentido, Claudia Sheinbaum Pardo no estaría necesitando conquistar a nuevos electores, sino que le bastará responder a las expectativas de los que ya trae la aprobación presidencial, en el entendido de que se trata de un porcentaje similar al que consiguió López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018.
Las candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz mantiene una tendencia de votos en promedio de la mitad de la de Sheinbaum, pero su lectura debe tener los dos escenarios: el positivo estaría reflejando la novedad y simpatía de su nominación ante su franja del electorado que es abiertamente opositora; y la negativa sería un mensaje de electorado morenista que no encontró estímulos para cambiar de preferencia y que existe otra parte que esperaba una candidatura opositora no dominada por los partidos tradicionales, y menos aún arropada por el desprestigio del PRI, el PAN y el PRD. Gálvez Ruiz equivocó su estrategia y ha tomado el camino de criticar todo lo que haga Sheinbaum, sin entender que hay un electorado no partidista que sigue esperando el fortalecimiento de la figura de Gálvez Ruiz y la construcción de un aparato político ciudadano ajeno al deterioro de los partidos de oposición.
Movimiento Ciudadano se enredó con sus propias contradicciones, le apostó a un candidato imprudente, superficial, anodino para las masas y casado consigo mismo, además de que quedó demostrado que Dante Delgado Rannauro no es el experimentado político con colmillo electoral y quedó paralizado ante las contradicciones de la licencia de gobernador de Samuel García Sepúlveda, se quedó sin fichas cuando no supo procesar la candidatura de Marcelo Ebrard Casaubón e inclusive estaría perdiendo buena parte de los 8 puntos porcentuales esperados y cualquier candidato suplente arrastraría el lastre de clown regiomontano.
Los partidos se embrollaron con los tiempos y funciones electorales: del 20 de noviembre a principios de febrero debió de haber habido competencias internas para elegir candidatos, pero no pudieron procesar frente al electorado la condición de precandidatos ya candidatos, con la circunstancia agravante de que en este periodo de precampañas no se puede confrontar a los opositores. El inicio formal de campañas será el primero de marzo ya con candidatos formales compitiendo contra otros candidatos de otros partidos.
Como el proceso electoral lo inició el presidente López Obrador en junio del lejano 2021 y durante dos y medio años ha venido gestionando en las mañaneras presidenciales las campañas del 2024, el electorado tuvo tiempo de asimilar la candidatura oficial, en tanto que la de la opositora Gálvez Ruiz emergió apenas en agosto pasado y la de MC se dio la semana pasada.
En los tiempos políticos del viejo régimen priista, los ciclos electorales generaban las expectativas del precandidato oficial y la oposición definía a candidatos después; ahora en el ambiente lopezobradorista, la candidatura oficial ha sido cincelada a lo largo de dos y medio año y se apoderó del ambiente electoral y de los electores.
Los primeros diez días de precampañas oficiales revelaron que la oposición carece de propuestas espectaculares como para mover las tendencias de las encuestas, con las evidencias a la vista de que Gálvez Ruiz es una candidata de sí misma, sus bases antilopezobradoristas no le alcanzan para modificar las tendencias, el lastre del PAN, el PRI y el PRD hunde irremediablemente sus expectativas y Movimiento Ciudadano no será un pivote de redefinición opositora.
Si no hay sorpresas, los resultados electorales están a la vista.
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Política para dummies: la política es consecuencia de la política.
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Por Carlos Ramírez
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