Más allá de coincidir o no con las distintas corrientes, ideologías o figuras políticas, el único camino hacia la construcción de proyectos sólidos y exitosos inevitablemente pasa por el dominio de la política y la habilidad de generar acuerdos. Como bien decía el político alemán Otto von Bismarck, ‘La política es el arte de lo posible’. Este arte, en esencia, se manifiesta en la búsqueda de un terreno común donde, a pesar de las diferencias, se puedan alcanzar objetivos compartidos.
La derrota de Samuel García en su fugaz intento por la Presidencia es un ejemplo del desvío del arte político de construir consensos y alianzas. Su gestión, que debía ser un compromiso inclusivo y constitucional, se vio marcada por una falta de sensibilidad política y habilidad para unir a diferentes actores. La incapacidad del encargado de la estrategia política y del enlace del ejecutivo con el poder legislativo, no solo truncó sus ambiciones presidenciales, sino que también puso en riesgo su mandato como Gobernador Constitucional.
Quienes encabezan una causa, proyecto o partido tienen la obligación de conocer la historia de sus líderes y aprender de sus aciertos o errores para seguir abonando en la consolidación del movimiento que dicen representar. Por otro lado, se debe tener claridad en los objetivos y lo que se debe hacer para alcanzarlos.
Un ejemplo exitoso de habilidad política para hacer acuerdos amplios y consolidar un movimiento, fue la gira por todo el país de AMLO en calidad de Presidente del CEN de MORENA, con la firma del Acuerdo de Unidad Política en los 32 estados, la cual fue celebrada en Tamaulipas el 10 de junio de 2017, donde convocó no solo a simpatizantes y a ciudadanos independientes, sino también a los militantes de otros partidos.
En aquella ocasión, el hoy presidente de la república fue muy claro con quienes se sentían fundadores y dueños del movimiento, en su discurso enfatizó: “Que quede claro al militante y dirigente de MORENA que se pone celoso: MORENA no es de nadie; es un instrumento de lucha al servicio del pueblo y al servicio de la sociedad”. Claudia Sheinbaum Pardo, replicó el modelo hace un par de meses en Tampico, donde a diferencia de hace más de seis años muchos que se negaron a firmar ahora estaban sentados en lugares privilegiados.
En Tamaulipas, la reciente designación del nuevo rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) ofrece otra perspectiva sobre la importancia de la cautela, la estrategia en la política y de la necesidad de establecer alianzas. Este cambio en la dirección de una de las instituciones más importantes del estado no es solo un acontecimiento académico, sino también un movimiento estratégico en el tablero político regional.
La elección del nuevo rector, su visión y su capacidad para navegar en el complejo entorno político y académico de Tamaulipas serán determinantes en la forma en que la universidad se posicionará en los próximos años.
Es fundamental que los líderes entiendan el poder de la comunicación efectiva para manejar expectativas, negociar con diversas partes interesadas y forjar alianzas estratégicas.
En conclusión, tanto en la política nacional como estatal, la gallina de los huevos de oro se cuida con una mezcla de audacia, precaución y estrategia. Como decía Niccolò Machiavelli, “La primera impresión que se tiene de un gobernante y de su inteligencia se basa en los hombres que lo rodean”. En este juego de poder, los líderes deben elegir sabiamente a quienes los rodean y cómo manejan sus movimientos.
Por Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol)
Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
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