En una colaboración previa comentaba que el año próximo iba a haber una fiesta al tener un presupuesto de MXN $ 9 billones, pero con un déficit de MXN$1.7 billones, el problema va a ser de donde va a salir el dinero para pagarlo. Desafortunadamente eso es solo el déficit de ese año, pero durante toda esta administración ha habido déficit año con año; en 2019 el balance del sector público (la diferencia entre los Ingresos totales incluidos en la Ley de Ingresos, y el Gasto público neto pagado, con excepción de la amortización de la deuda) fue de 393,608 millones de pesos (mmdp) para 2020 subió a 676, 422, en 2021 fue de 752,496 mmdp, en 2022 de 950,892 para este año se espera que sea 1.4 billones de pesos (bdp) y el próximo año en el presupuesto se espera un déficit de 1.7 bdp.
El déficit se debe tanto a una caída en la tasa de crecimiento en los ingresos, este año crecerá alrededor de un 5% -por cierto, los ingresos tributarios este sexenio, han crecido menos de la mitad de lo que lo hicieron en el sexenio de Peña Neto- pero también en un aumento en la tasa de gastos que este año quedará por encima del 10%.
Sabemos que este déficit se utilizo para financiar obras que no recuperarán su inversión, que son mas bien caprichos del presidente. El AIFA no puede aún dar servicio a 2 millones de pasajeros al año y lo peor es que aún cuando estuviera a su máxima capacidad no será suficiente para liberar al AICM, el costo no lo sabemos bien a bien puesto que es información considerada “secreto de estado”, lo que sí sabemos es que aún falta pagar los bonos por 4,200 millones de dólares más un 10% de tasa de interés a los inversionistas, además el AICM requiere inversiones cuantiosas para reparar y modernizar su infraestructura.
Por su parte el tren Maya ha costado mas de 500 mil millones de pesos (medio billón), inversión que no será posible recuperar con los ingresos que den los pasajeros por el enorme tamaño de la inversión, y no solamente eso, sino que operará con subsidios en su gasto corriente.
Por su parte la refinería Olmeca (instalada en Dos Bocas), aún no se tiene estimado cuando empezará a producir gasolina terminada, ni cuanto será la capacidad real de producción. Pero Pemex contará con una buena cantidad de presupuesto para el año entrante de 624 mil 805 millones de pesos. En total para PEMEX y CFE se tienen destinados 950, 000 millones de pesos.
Por otro lado, deben repararse los efectos del huracán Otis en Acapulco, cuestión indispensable para que se normalice la vida de sus habitantes. Existe un gran reto, el gobierno ha estimado que se requiere reconstruir a 273,000 viviendas, lo que implica un enorme gasto necesario, y que no se encuentra dentro del presupuesto del 2024. El presidente anunció el 1 de noviembre que se asignarán para las viviendas afectadas desde 35 mil a 60 mil pesos según sus daños, monto que claramente se ve insuficiente.
Para poder solventar este déficit, el gobierno ha echado mano de fondos, fideicomisos y otros ahorros que se habían ahorrado durante 30 años, pero ese dinero ya se acabó, el próximo año tiene presupuestado solicitar prestamos por 1.7 billones de pesos con el fin de solventar el déficit.
El próximo año es de elecciones y el primer semestre se utilizarán recursos del erario para atraer votos, probablemente el primer semestre no se vea ningun efecto. El segundo semestre tendrá mucho mayor presión, incluyendo las elecciones presidenciales en los EE. UU. el presidente Biden acaba de anunciar que está listo para “hacer compromisos” de seguridad en la frontera con México a cambio de dinero para seguir apoyando a Ucrania, lo que indudablemente pondrá más presiones económicas a México.
¿De donde se pagará el déficit?, en parte ya lo están haciendo temas como la salud (mas de 45 millones de recetas que no han sido surtidas, 50 millones de personas sin la cobertura del Seguro Popular o el INSABI), instituciones que no son del agrado de la presidencia como el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación que desapareció, el INE que tuvo un recorte del 40%, y la deuda pública, además, el recorte que se le ha dado al presupuesto de los estados. En 2018 la deuda pública era de 10.3 billones de pesos, al terminar 2023 será de 15.4 billones de pesos y a final del 2024 alrededor de 17 billones de pesos.
Seguramente la presión de los ciudadanos en los temas de salud, seguridad, educación harán que el próximo gobierno aumente la deuda para poder cubrirlos. Un mal presagio.
POR FRANCISCO DE ASÍS