«La reelección de Juárez pone en peligro las instituciones nacionales, ya que el Congreso y la Suprema Corte se convirtieron en nuevos instrumentos del Ejecutivo al igual que las autoridades de algunos estados; la ineptitud, el favoritismo y la corrupción han arruinado la prosperidad de México, las elecciones han sido sucias, por lo que el gobierno no es el legítimo representante del pueblo. Por ello, sólo con las armas puede restablecerse la Constitución de 1857, la libertad y respeto electoral y la no-reelección” decía el Plan de la Noria emitido por el general Porfirio Díaz ante la tercera reelección de Benito Juárez como presidente de México.
Porfirio Díaz llega a la presidencia de la república e inicia la etapa conocida como el “porfiriato” y abarcó de 1877 a 1880 y de 1884 a 1911. Porfirio Díaz gano su primera elección en 1877, y a pesar de que la no-reelección fue uno de sus postulados en el Plan de la Noria se reeligió en 1884. Posteriormente con la cámara de diputados, un senado complaciente, una prensa oficial que ayudaba con propaganda, una camarilla de incondicionales, sin un organismo electoral independiente fue reelegido durante 6 veces consecutivas siendo la última vez en 1910 cuando compitió con Francisco I. Madero quien tenía como su lema central “Sufragio Efectivo No Reelección.
Francisco León de la Barra toma el poder al dejarlo Porfirio Díaz y gobierna por cinco meses y se lo entrega a Madero quien ganó las elecciones extraordinarias en octubre de 1911 y toma el poder el 6 de noviembre de ese año.
Madero solo puede gobernar 15 meses hasta que sufre la traición de Victoriano Huerta en febrero de 1913 quien instaura una dictadura hasta el 15 de julio de 1914, cuando renunció a la Presidencia de la República.
Sigue una época de turbulencia los siguientes 6 años donde México tuvo 6 presidentes Francisco Carvajal, Eulalio Gutiérrez Ortiz, Roque González Garza, Venustiano Carranza quien fue asesinado siendo presidente constitucional la noche del 21 de mayo de 1920, por un grupo de hombres armados encabezado por Rodolfo Herrero.
Adolfo de la Huerta sube al poder y organiza las elecciones que gana Álvaro Obregón quien gobernó del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924, entregándole el poder a Plutarco Elías Calles, pero sin dejar su actividad política, manteniendo su influencia en el entonces presidente aprovechando la turbulencia creada por una persecución religiosa, descontento en el ejército y grupos campesinos logra cambiar la constitución en enero de 1927 para poder reelegirse en 1928 aduciendo el peligro que se cernía sobre la revolución por parte de los reaccionarios modificando el art. 83 incluyendo: «No podrá ser electo para el período inmediato. Pasado éste, podrá desempeñar nuevamente el cargo de presidente sólo por un período más…” pero fue asesinado el 17 de julio de 1928 por un “asesino solitario”. Por lo que no pudo perpetuarse.
Calles gobernó durante su período presidencial (1924-1928) y además durante los gobiernos que le siguieron (1928- 1934), este período fue conocido como el Maximato, porque lo reconocían como Jefe Máximo de la Revolución. Gobernó de facto por medio de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez. Cuando Cárdenas llegó a la Presidencia, a Calles lo sacaron una noche en pijama de su casa directo a un avión con rumbo a Estados Unidos quitándole así toda influencia en el gobierno.
Miguel Alemán también lo intentó, pero sus colaboradores y amigo lo desanimaron; se dio cuenta de la nula posibilidad. La no reelección era ya un principio sólido en el sistema político mexicano.
En los siguientes dos sexenios no hubo ambiciones reeleccionistas, hasta Luis Echeverria quien quiso emular a Calles y puso a su amigo José López Portillo imponiéndole legisladores para controlar sus decisiones. Pero el entonces secretario de gobernación, Jesús Reyes Heroles, le sugirió al presidente mandarlo como embajador a Nueva Zelanda acabando con el problema.
Durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari, se desataron fuertes rumores que alentaban el cambio de la Constitución para permitir la reelección. Aunque Fernando Gutiérrez Barrios, el secretario de gobernación los desmintió. Marta Fox y Margarita Zavala externaron su ambición de llegar a la presidencia, lo que de alguna manera les permitiría extender su mandato. Peña Nieto ante su mas que evidente impopularidad salió en cuanto pudo.
Hoy en día, el presidente López Obrador, tiene una clara ambición transexenal. Sin recato alguno y al más puro estilo del priismo de las décadas de los 60s y 70s ha nombrado candidata por su partido a Claudia Sheinbaum mostrando una clara falta de democracia en el proceso y violando las reglas establecidas, buscando mantener el control de la presidencia. Veremos que piensa el electorado.
POR FRANCISCO DE ASÍS