Perla, de 17 años es la hija de Adrián, y de acuerdo a sus palabras, ella cada ‘se siente más sola’, pues no experimenta esa sensación de felicidad o alegría al convivir con su familia. Adrián es psicólogo, de hecho uno muy bueno, pero muy a menudo suele decir ‘uno no se cura solo’.
“Ni uno mismo, ni a sus propios familiares; tienes que buscar una opinión objetiva de alguien fuera de tu circulo familiar o social, es decir otro psicólogo” remata al dar un sorbo a su café.
– Yo pensé que ustedes podían lidiar con cualquier situación por ser profesionales de la salud mental. – le comenta el Caminante. – Eso mismo creía yo cuando tenía 18 años e ingrese a la universidad, pero siento desilusionarte mi querido amigo, el psicólogo no es un mago, es alguien que conoce y te puede apoyar con las herramientas necesarias para reforzar tu entendimiento y aprender a moderar tus emociones, pero lo demás lo hace el paciente, y eso es precisamente en lo que me encuentro atorado con mi hija. – relata Adrián.
– ¿Osea que no sabes que le esta pasando? – preguntó el Caminante. – Si puedo hacer un diagnóstico, pero no te voy a aburrir con palabras y términos clínicos, solo te diré que ella esta provocando su propio problema, de hecho es la situación de muchos jóvenes de hoy en día: viven con una tendencia al aislamiento. – dice el psicólogo.
– ¿Y eso como es? ¿se encierra en su cuarto o algo así? – Se encierra en su mundo, o por lo menos en el que ella ha creado, el mundo virtual.
– ¿En las redes sociales? – Eso es solo una parte. Desde que se crearon los teléfonos celulares, todos pasamos de ser una persona a un número, un ‘contacto’ mas de la lista. En décadas pasadas el número telefónico era el de una casa, ni pensar que cada integrante de la familia iba a tener su propia ‘extensión telefónica’.
– Cada uno tiene su propia privacidad. – dice el Caminante. – Si, y esta bien, el problema empieza cuando esa privacidad te empieza a alejar del núcleo familiar: tienes tu propio teléfono, tu propio círculo de ‘amigos’, imagínate cuando éramos niños tu y yo, ni pensar que tendríamos 500 ‘amigos’, y los adolescentes de ahora confunden esos términos, porque en realidad no son amigos, son solo contactos.
– Y en muchas ocasiones hasta contactos falsos. – Exacto, y eso es solo el comienzo, porque ahora cada quien tiene su universo particular, por ejemplo: un joven puede tener su entretenimiento personal, su propia sesión de Netflix, Prime, etc. muy distinto a nuestra infancia donde nos sentábamos todos en familia a ver ‘Chespirito’, y ¿te acuerdas cuando íbamos a las tiendas “a ver aparadores”? pues eso ya se acabó, ahora todos tienen su membresía para comprar en Amazon, Shein y demás.
– Ya te voy entendiendo, ¿se convierten en un proveedor propio de sus necesidades? – Pero solo virtual, porque muchas veces sus padres les siguen pagando sus cuentas, pero eso no es lo que preocupa, por ejemplo, en muchas casas ya no hay ‘hora de comer’ cada quien pide por Uber Eats o DiDi Food su propio platillo, claro, en aquellos hogares donde se lo pueden permitir.
– Eso es preocupante – O si necesitas salir de casa, usas tu propia sesión de Uber para pedir un carro, pero no ocupas que tu papá o tu mamá te lleven a cierto lugar, aunque seas adolescente o menor de edad. – Y así poco a poco dejas de depender de tu familia… – Hasta para lo mas elemental.
Sé de familias que en vez de sentarse a platicar en la sala de su casa o el comedor, están todo el día mandándose mensajes en un grupo de Whatsapp, ¡incluso de una habitación a otra! tanto así que cuando están frente a frente batallan para comunicarse. – explica Adrián. – ¡Válgame! y tan bonito que es conversar.
– No solo es bonito, es necesario, la comunicación es vital para todos. ¿sabes cual es el resultado de esta clase de comportamiento? que el individuo va perdiendo sus habilidades sociales: no sabe pedir, no sabe conversar, no tolera la presencia de los demás, siente un fuerte rechazo las visitas, o cualquier cosa que ‘interrumpa’ su película en Netflix, sus planes para ir de aquí para allá, o al hablar con los demás no acepta las diferencias de opinión, se vuelve agresivo, callado ¡uff!
– Y eso le pasa a mucha gente, ¿verdad? – Tristemente así es, pasamos de ser una sociedad, a ser una multitud de individuos interconectados virtualmente, y eso es lo que le esta pasando a mi hija Perla. Adrián se despide del Caminante pues tiene una cita. Esperemos que pueda hallar la forma de comunicarse mejor con su hija.
Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA