El beso, esa expresión tan universal de afecto, tiene una historia y un significado que trascienden las barreras culturales y temporales. Desde tiempos inmemoriales, el beso ha sido un gesto cargado de simbolismo, un acto que comunica desde amor y pasión hasta respeto y amistad. Pero, ¿cómo comenzó esta práctica y qué nos dice sobre la naturaleza humana?
Orígenes antiguos
El beso, en sus formas más variadas, parece tener orígenes prehistóricos. Algunos antropólogos sugieren que el acto de besar evolucionó a partir del beso materno, un gesto instintivo de alimentación y cuidado entre madre e hijo. Esta teoría propone que, con el tiempo, el beso se convirtió en una señal de afecto y vínculo no solo en el ámbito maternal, sino también en relaciones más amplias.
Las primeras referencias escritas del beso datan de alrededor del 1500 a.C. en textos sánscritos de la India, donde se describen no solo los besos amorosos sino también los rituales que incluyen el beso como signo de respeto o devoción. En la antigua Mesopotamia, los besos también tenían un papel en los rituales religiosos, sugiriendo que el gesto ha sido desde entonces una forma de comunicar reverencia y conexión espiritual.
El beso a través de las culturas
A lo largo de la historia, el beso ha adoptado diferentes significados en diversas culturas. En la antigua Roma, por ejemplo, los besos eran una forma común de saludo, con distintos tipos de besos para indicar el nivel de relación entre las personas. Los griegos antiguos, por su parte, incorporaron el beso en su literatura y mitología, reconociendo su poder emocional y su papel en las relaciones amorosas y eróticas.
Sin embargo, no todas las culturas han abrazado el beso con el mismo entusiasmo. En algunas sociedades, el beso en público ha sido visto con desaprobación, mientras que otras culturas no practican el beso como expresión de afecto. Esto demuestra que, aunque el beso es un fenómeno global, su aceptación y significado varían enormemente.
¿Por qué besamos?
Más allá de su historia y variaciones culturales, el acto de besar sigue siendo un tema de fascinación. Desde el punto de vista biológico, el beso permite a los seres humanos intercambiar feromonas, sustancias químicas que juegan un papel crucial en la atracción y la selección de pareja. Además, besar libera oxitocina, conocida como la hormona del amor, que fomenta el vínculo y la conexión entre las personas.
A nivel emocional y psicológico, el beso es una herramienta poderosa de comunicación. Puede expresar amor, deseo, amistad, respeto, e incluso reconciliación. En muchas relaciones, el beso es un barómetro del afecto y la intimidad, una forma de mantener viva la llama del amor y la conexión.
¿Cuándo empezaron a besarse los humanos?
La evidencia escrita más antigua que existe de un comportamiento parecido a besarse se remonta a textos hindúes en sánscrito védico de unos 3 mil 500 años de antigüedad. Varios investigadores concuerdan en que la cultura del beso como práctica sexual comenzó en India y que llegó a Europa durante las invasiones de Alejandro Magno. Incluso en textos canónicos de la cultura occidental como La Odisea, de Homero; y posteriormente en Ovidio se refiere al beso como símbolo de amor o afecto.
Aquí hay algunas razones por las que los seres humanos nos besamos:
Afecto y amor: Uno de los motivos más comunes por los que nos besamos es para demostrar afecto y amor a otra persona. El beso puede ser una forma de expresar cariño y conexión emocional.
Atracción: Puede ser una forma de evaluar y demostrar atracción hacia otra persona. Durante un beso, las personas pueden evaluar la química entre ellas y decidir si quieren continuar la relación.
Comunicación no verbal: El beso también puede ser una forma de comunicación no verbal, ya que puede transmitir sentimientos y emociones de una manera que no requiere palabras.
Intercambio de hormonas: Al besarse, las personas pueden liberar hormonas importantes como la oxitocina, que pueden aumentar los sentimientos de amor y conexión.
Tradición social: Finalmente, el beso puede ser un comportamiento aprendido y transmitido por la cultura y la tradición social. En algunas culturas, el beso es una parte común de las relaciones amorosas y sociales, mientras que en otras es poco común o incluso desaprobado.
Los seres humanos nos besamos por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales que nos permiten demostrar afecto, evaluar atracción y comunicarnos sin palabras.
El beso es un comportamiento universal en humanos y se ha practicado en muchas culturas a lo largo de la historia. Hay varias teorías sobre por qué los seres humanos se besan, incluyendo evaluación: Durante un beso, las personas pueden evaluar el olor, el sabor y la textura de la boca de su pareja, lo que les permite obtener información sobre su atractivo y salud.
Un poco de historia del beso
Besar es una práctica legado de los ancestros, con un significado que se extiende mucho más allá del romance.
Y aunque los primeros escritos nos remiten a la India, debemos agradecer a los romanos la práctica generalizada de besarse.
Ellos diseccionaron la acción de besarse y le dieron tres niveles: el osculum, un beso amistoso en la mejilla; el basium, un beso amoroso en los labios, y el savium, el más apasionado de los besos en la boca.
En la sociedad romana, cuándo, dónde y cómo besabas a alguien era un indicador del estatus social.
Besos entre especies
Los besos en la boca no son una actividad universal, incluso ahora muchas culturas no lo practican. Esto señala que no es algo innato o intuitivo, como pudiera parecer. Las teorías sugieren que pudiera ser un comportamiento evolutivo de la forma en que muchas madres alrededor del mundo alimentan a sus hijos, masticando ellas primero al comida y pasándola a sus bocas (como los pajaritos).
Esto se daba desde la prehistoria y de aquí pudo haber evolucionado la práctica. Esto se refuerza si tenemos en cuenta que los humanos no somos los únicos que nos besamos, algunos primates como el Bonobo suelen besarse frecuententemente.
Perros y gatos tienen un comportamiento similar lamiéndose cuando están juntos, incluso las víboras y algunos insectos tienen un juego parecido con sus antenas, algo que aunque no es en sí un beso en la boca sí tiene la misma función de olfateo y comunicación que reforza el vínculo con el otro.
¿Cuándo empezamos a besarnos?
Algunos textos vedas de la antigua India hacen referencia a los besos en la boca. El Kama Sutra mismo, que se remonta al siglo II, tiene un capítulo entero sobre los besos.
Antropólogos sugieren que los Griegos aprendieron de los Indios sobre el erotismo de los besos cuando Alejandro Magno invadió la India en el 326 a.C. Sin embargo, hay textos de Herodoto que datan del siglo V a.C. en los que habla sobre cómo los persas saludaban a los hombres de su mismo rango con un beso en la boca mientras que reservaban los besos en la mejilla para los de menor rango.
También habla de cómo los egipcios se negaban a besar a los griegos porque estos comían carne de vaca, un animal sagrado para ellos. Los besos también aparecen en el Viejo Testamento, en el libro de Esaú, Jacobo besa a Isaac y le roba la bendición de su hermano.
Hay un texto llamado Canción de Canciones que celebra el amor sexual y habla sobre cómo un amante implora al otro “déjalo besarme con los besos de su boca, porque el amor es mejor que el vino”.
Los romanos fueron los responsables de que se esparciera la moda de los besos.
Ellos besaban a sus parejas y a sus amantes, a su familia y amigos y a los gobernantes. Ellos hacían diferencias entre un beso en la mano o en la mejilla (osculum) y un beso en los labios (basium) o un beso en los labios profundo e intenso (savolium). Seguramente ellos, al conquistar medio mundo, también pasaron estas prácticas diferencias a los pueblos conquistados.
Los besos romanos cumplían varios propósitos, desde lo social hasta lo político y lo sexual. En los inicios de la cultura romana los besos servían para cerrar contratos, de ahí la expresión “sellado con un beso”. El rango de un ciudadano determinaba en qué parte del cuerpo del emperador podía besarlo, desde la mejilla hasta el pie.
La idea de sellar un matrimonio con un beso viene desde los romanos quienes se besaban frente a una asamblea y quedaban unidos en matrimonio.
Con el declive del imperio romano y el crecimiento de la cristiandad los besos cambiaron de perspectiva. Los primeros cristianos se saludaban con un beso y San Pedro y San Pablo ambos hacen referencia a los besos en sus textos. Se respetó el hecho de besar la bata o el anillo de una persona de alto rango como el Papa.
Después de estas prácticas iniciales y de la caída del imperio romano la práctica de los besos eróticos pareció desaparecer por unos mil años, para reemerger al final del silgo XI d.C. en un contexto mucho más romántico.
El beso entre Romeo y Julieta es emblemático enmarcando el tiempo del cortejo y el romanticismo en su máximo esplendor. De ahí hasta nuestros tiempos podemos hablar de la evolución de la forma del cortejo en el que ya el beso forma parte de la tradición romántica aunque antes no se practicara hasta después del matrimonio.
¿A quién se le ocurrió besarse por primera vez?
No se sabe con certeza cuál es la cultura o sociedad que comenzó la costumbre de besarse. El beso es un comportamiento universal en humanos y se ha practicado en muchas culturas diferentes a lo largo de la historia.
En algunas culturas antiguas, como la griega y la romana, el beso era una forma común de demostrar afecto, respeto y gratitud. En otras culturas, como la hindú, el beso en la boca estaba reservado para la intimidad y era considerado poco apropiado en público.
El beso.
Su uso y significado han variado en diferentes culturas y contextos. Por lo tanto, es difícil decir qué cultura o sociedad comenzó la costumbre de besarse. Pero con los datos que tenemos bien podemos darnos una idea.
La historia del beso es tan diversa y compleja como la propia humanidad. A través de los siglos, este simple gesto ha adquirido innumerables significados y funciones, convirtiéndose en una expresión universal de emociones humanas. En el Día del Amor, recordar la historia del beso es una invitación a celebrar no solo el romance, sino también la capacidad humana para comunicar amor y afecto en sus múltiples formas.
Besémonos.
CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR