La causa por la que la Comisión Permanente del Comité Estatal panista dejó pendientes las designaciones de los candidatos de Tampico y Madero resulta obvia.
De fondo está la disputa interna entre dos grupos políticos que ha llevado esa decisión -son los dos únicos municipios “grandes” que todavía no se definen- a extremos de alta tensión para el panismo del sur de Tamaulipas.
El método de selección propuesto en la convocatoria del PAN para la elección local indica que la Comisión Estatal debe emitir propuestas de candidatos, para que la Comisión Nacional dicte la última palabra.
En el caso de los municipios donde ya se conoce las propuestas locales, hubo poco espacio para la discusión porque hay perfiles que no han sido discutidos, en una especie de acuerdo tácito entre todas las facciones azules.
Así, en Reynosa a nadie pareció incomodar la postulación de Luis René Cantú, porque pocos, muy pocos panistas albergan esperanzas de ganar ese municipio.
Algo similar ocurre en Nuevo Laredo, donde ante la hegemonía política que ostentan los Canturosas, la postulación de Yahleel Abdala fue admitida sin reclamos por los panistas de cuna, porque ellos se sienten satisfechos con la candidatura de Imelda Sanmiguel al Senado.
En Matamoros, el regreso de Lety Salazar a la arena pública frenó cualquier otra aspiración de panistas o priístas, porque hay un consenso generalizado de que ella podría dar la batalla en una contienda que para cualquier otro se antoja muy adversa, por los últimos resultados que han obtenido en las urnas.
La ex alcaldesa por ejemplo, se encargó de operar la incursión en política de Paloma Noyola “la niña Jobs” como candidata en el Distrito 11, que había sido declarado desierto porque nadie se había registrado.
Es un caso muy similar al de Oscar Almaraz en Victoria, que avanzó casi sin oposición a la candidatura ante la percepción del panismo y el priísmo, de que es el cuadro con más posibilidades de plantar cara en una elección complicada.
¿Por qué, entonces, se complicó tanto la designación de candidatos en la zona conurbada?
(En Altamira -parece- tiraron la toalla desde antes de empezar con el nombramiento de Miguel Gómez Orta).
La candidatura para la alcaldía de Tampico, sobra decirlo, es muy preciada porque de los 43 municipios del estado es donde el PAN avanza con mayor ventaja hacia la elección.
Esta circunstancia, más el atractivo que en términos económicos, políticos y sociales representa el puerto jaibo, ha desatado una tormenta perfecta que tendrá que ser atendida directamente en el Comité Ejecutivo Nacional, donde a juzgar por la mala fama de Marko Cortés, cualquier cosa puede pasar hasta que no haya una definición oficial.
En el resto de los municipios y distritos locales que la Comisión Estatal dejó pendientes ha empezado a esgrimirse el tema de la inseguridad.
Parece que desde ahora perfilarán la estrategia jurídica a la que han recurrido en las últimas elecciones para tratar de ganar votos en la mesa.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES