No hay medias tintas, en México como en todo el mundo, la política la hacen los partidos desde posiciones contrarias, la lucha es abierta y directa, llena de acusaciones muchas veces falsas que tienen como propósito socavar la imagen y debilitar la posición del adversario. Dicho en otras palabras, bofetada, puntapié, cabezazo, y zancadilla o bien, en lenguaje mas popular y comprensible, mentadas, descontón, cabezazo, patín y trompón.
México ha vivido en este siglo campañas efervescentes llenas de golpes bajos, infundios y vilezas, por lo que resultan ridículas las acusaciones de polarización y división de la sociedad. Fue en este siglo que un Presidente entró por la puerta de atrás al Congreso de la Unión y rindió protesta entre empujones, gritos e insultos. En términos generales los partidos políticos tienen una deuda de civilidad política con la sociedad. Pero las campañas tienen reglas y los ataques tienen limites, hay ley y hay árbitros, lo que permite que las elecciones siempre lleguen a buen fin.
La unidad no ha sido el sello de identidad de las democracias antiguas y modernas, ni tampoco de sus procesos electorales, por el contrario, se han caracterizado por una profunda división entre quienes las integran y el hecho de que cada tanto se confrontan. Todos los ciudadanos tienen memoria de procesos electorales inundados de denuncias de corrupción, de influyentismo y hasta de la vida íntima de candidatos y candidatas, lo que no es el escenario ideal para un campaña política, pero es la práctica común en todas las latitudes en donde hay elecciones democráticas.
La contienda electoral en nuestro país ha iniciado realmente desde el pasado domingo 18 de febrero. Lorenzo Córdova frente a cientos de miles de ciudadanos de la derecha opositora definió muy bien la posición de todos ellos, y dió inicio a las hostilidades negando los avances del actual gobierno en la justicia social, a pesar de que las cifras de reducción de la pobreza extrema y de la pobreza multidimensional señalan lo contrario, ignorando por completo los principales indicadores de la economía avalados no solo por el Banco de México, el INEGI y el CONEVAL ,sino por el FMI, el Banco Mundial y las calificadoras de riesgo.
Afirmó el orador único que estaban allí, en el zócalo de la Ciudad de México y en otras 100 ciudades, para defender los valores y las instituciones que les ha costado tanto trabajo construir a lo largo de 30 años y que los ponen a salvo, a ellos y a todas las minorías, de los embates de mayorías autoritarias. Redefinió Córdova a la democracia señalando que no sólo se trata de elecciones libres sino de tener la posibilidad de acudir ante un juez cuando un gobierno los persiga injustamente o que un periodista pueda publicar una investigación sobre corrupción sin ser hostigado, cerró su silogismo señalando enfáticamente que todo eso significa tener democracia.
Desde el Palacio Nacional y desde la explanada del INE le contestaron, el Presidente de la República primero, y después la candidata de la coalición de izquierda, Claudia Sheinbaum, señalando que la del zócalo fué una manifestación de quienes quieren conservar sus privilegios y quieren volver al pasado reciente que la Cuarta Transformación ha dejado atrás. La candidata Sheinbaum resaltó que el nuevo modelo de la economía moral genera paz social, estabilidad, crecimiento, inversión privada, nacional y extranjera, fortaleza del peso, recuperación de la soberanía nacional, reducción de la pobreza y la desigualdad, y el mejoramiento del nivel de vida de la gente.
Las coordenadas de la lucha político-electoral están trazadas, hay dos posiciones que algunos consideran polarizantes, pero que son la fiel expresión de que están en contienda además de la Presidencia de la República, las senadurías y diputaciones al Congreso de la Unión, dos concepciones diferentes de lo que debe ser el gobierno y el estado mexicano.
En México, el PAN ha sido históricamente el partido que encabeza los ataques al poder público, primero contra el PRI desde su fundación y hasta su llegada a la presidencia en el 2000, también contra el PRD cuando gobernó en la Ciudad de México y de nuevo contra el PRI en el 2012. Ahora esos tres partidos sumados en coalición y encabezados por el PAN atacan cotidianamente al Presidente de la República, a su partido y a la candidata que postulan para ocupar el Poder Ejecutivo. Nada nuevo bajo el sol.
Las dos coaliciones están calibrando sus arsenales, sus argumentos y sus propuestas, y en los próximos 100 días los ciudadanos mexicanos conocerán toda clase de razonamientos, insultos, información, una buena parte de las veces falsos, que se difundirán todos ampliamente y algunas de ellos, sin ningún recato, en medios de comunicación y redes sociales para informar o desinformar a los ciudadanos o para socavar la imagen de los adversarios. Después, el próximo dos de junio, los electores de México decidirán por mayoría democrática, pacifica y libremente, quien será la primera Presidenta de la República.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ