CD. VICTORIA, TAM.- Aliber bajó del autobús ODM procedente de la Ciudad de México y en la capital tamaulipeca apenas amanecía con una temperatura de 18 grados, pero él prefirió quitarse la chamarra.
Corría el año de 2018 y el oriundo de Ecatepec visitaba Victoria con la intención de mudarse permanentemente. Lo primero que vio, fue la fila de puestos de hotdogs en la periferia de la central camionera y decidió desayunarse un par de lonches para iniciar su dia.
– Oye carnal, ¿tu sabes como llegar a esta dirección? ¿calle numero 8 y Bravo? – preguntó el vendedor de ‘hochos’. – Si ‘compi’ la mayoría de los micros que pasan por aquí te dejan cerca. – ¿Dónde pido mi bajada? – El micro se va por el ‘bule’ y llega a un paradero en la calle 7, te bajas y caminas hacia la derecha, son como seis cuadras hasta ‘la de Bravo’. – ¿La ‘D’ Bravo? – Si ‘la de bravo’ por ahí te vas por el siete y ya luego subes al ocho. – ¡Gracias ‘valedor’! ¿como se llama la ruta?
– Ah mira ese que dice Liberal te lleva al 7 bulevar, ese mero agarras. Aliber abordó el micro y al momento de pagar, como se acostumbra en la Ciudad de México, le dijo al chofer a donde iba para que calculara la tarifa, pero como aquí es fija, ni siquiera le puso atención y le cobró los 9 pesos.
El ‘chilango’ pidió que de favor lo dejara en el ‘7 bulevar’ y el conductor solo asintió con la cabeza. Diez minutos mas tarde llegaría a su destino. El oriundo del Estado de México o dejaba de admirar el ambiente ‘de provincia’ como le llaman allá, a la vida cotidiana de ‘Vicky Ranch”.
Caminó unas 6 calles y preguntó a un ciclista que salía del restaurante “Cruz Blanca” después de almorzar un ‘menudito’: – Oiga mi amigo, ando buscando la calle ‘D’ Bravo ¿es esta? – ¿Bravo? si es esta, aquí es el 8 Bravo.
– Me dieron como referencia este punto pero ando buscando un domicilio cercano, en la colonia Tamaulipas – dijo Aliber mostrando un papel con la dirección escrita. – Nombre amigo anda muy lejos, esta dirección dice “ocho ceros Bravo”, no “8 Bravo” eso queda alla cerca de “la central”. – ¡No me diga! ¡si vengo de allá!.
Así fue como aprendió Aliber que en Victoria el ‘cero’ si tiene valor, especialmente en las calles. Dias después al llegar a un comedor se llevó otra sorpresa al pedir una orden de flautas.
– ¿De que las quiere joven? hay de picadillo, chicharrón, salsa verde, deshebrada, huevo con chile, con papas… – ¡Ah que bien! yo solo las he comido de deshebrada, déme una orden surtida. La mujer rápidamente le preparó su comida. – ¡Oiga señito, este no es mi plato, yo pedí una orden de flautas. – Si joven ahí estan sus flautas surtidas. – Pero estos son tacos de harina, y yo pedí flautas.
– Asi es joven en Victoria ‘las flautas son de harina’ ¿No me diga que esperaba tacos dorados? Con el tiempo Aliber decidió comprar un auto para moverse en la ciudad. Entonces aprendió un montón de expresiones nuevas: ‘carro pa’ las vueltas’ ‘pa’ los mandados’ ‘no princesos’ ‘carros falleros’ ‘a prueba de escáner’ etc. – ¡’Queabidoooooo’! – saludó Aliber al Caminante, a quien conocería en tiempos de la pandemia. – ¿’Que rollo’ mi Aliber? ahora ya hasta saludas como todo un victorense. – Es que eso se pega carnal, ya mejor me hago a la idea. – Ya hasta el acento chilango andas perdiendo – dijo el Caminante. – Aquí en el norte hablan bien raro, y tienen costumbres bien extrañas.
– ¿Como cuáles? – Por ejemplo el transporte colectivo se desaparece a las 8 y media de la noche, allá en la gran capirucha hay micros o ‘combis’ casi a toda hora. – Pues eso es por cuestiones de inseguridad muchas veces mi Aliber.
– Y por ejemplo acá casi no hay pan recién hecho en las mañanas, solo en muy pocas partes, en las colonias te venden el pan de un dia antes como si fuera de hoy, ¡ah! ¿y que pedo con las flautas carnal? es el único lugar de la república donde son de tortilla de harina – Pues si, es como las quesadillas sin queso o las tortas de tamal, costumbres muy locales.
– A lo que no me he podido acostumbrar es al calor, ¡no manches! ¿como han sobrevivido a calores de mas de 40 grados? Yo compre un minisplit para vivir mas civilizadamente …¡y me llegó el recibo de la ‘luz’ de 12 mil pesos! – Aun te falta mucho por aprender mi estimado chilaquil, pero ¿a poco no es una chulada la capital tamaulipeca? – Al chilazo si, ya le agarré mucho cariño a ‘Vicky Ranch’ que me ha dado tanto en tan poquísimo tiempo, carnal. Así como Aliber muchos habitantes de esta ciudad son victorenses por adopción, y cada dia se encariñan mas con ella. Demasiada pata de perro por esta semana
POR JORGE ZAMORA