TAMPICO, TAMAULIPAS.- Filomena Reyes Castillo agita fuertemente la criadora para que la arena fina se deslice entre los diminutos agujeros.
Con ayuda de una pala dispone de cierta cantidad y la arroja una y otra vez, hasta tener la cantidad que requiere.
«Le ayudé a mi esposo, desde hace como tres años que salgo a trabajar con él. Es mejor para ambos”, señala convencida.
La mujer dice que se encarga de cribar la arena, preparar la mezcla de cemento y llevarle pequeños cargamentos hasta donde se encuentra el hombre, ya sea pegando ladrillo o revocando.
«Le ayudo a llevarle el material, cribo y a veces hago la mezcla del cemento”, explica la mujer.
Reyes Castillo, reconoce que el sentimiento de contribuir con el trabajo que desempeña es positivo.
«Me siento bien. Para nosotros es un ahorro, es decir en lugar de pagarle al ayudante, le hacemos juntos para sacar más provecho del trabajo”, dice el varón con cierto orgullo.
Un ayudante, dijo que por ejemplo recibiría en promedio una cantidad de dinero entre los 400 a 500 pesos, dependiendo de la obra que se va a realizar.
Filomena comentó que aprendió poco a poco a realizar las labores de apoyo para su esposo.
Con el tiempo, no descarta que tras contar con más conocimientos relacionados con el trabajo, emprenda sus propias «chambitas» en la zona sur de Tamaulipas.
Por. Jose Luis Rodriguez Castro/ Expreso-La Razón