Contra lo que en público argumentan quienes más involucrados están en la operación político-electoral de membrete guinda, en este proceso electoral asoma el riesgo de perder al menos tres municipios de los ocho con mayor recaudación y desarrollo económico, así como más explosión demográfica, porque sus candidatos desagradan a varios grupos de interés locales, tanto como al conglomerado que los puebla.
Obviamente son Matamoros, Reynosa y Ciudad Madero.
Incluso hay otras cinco localidades igual consideradas entre las más importantes del estado –léase Nuevo Laredo, Ciudad Madero, Tampico, Altamira, El Mante y Victoria–, donde se advierte un voto cruzado, puesto que los abanderados a las alcaldías no se llevan bien con los candidatos a diputados federales y, creo, tampoco lo harán con los aspirantes a formar parte del Congreso local, próximos a nominarse.
Hasta el momento, las designaciones de los abanderados para Nuevo Laredo, Reynosa, Altamira y Ciudad Madero no han podido impactar.
Por al menos un par de razones.
Primera: haber sido impuestos por su majestad ‘el dedo’, sin que en su nominación se tomara parecer a la estructura partidista reclamante de procesos democráticos; y en
Segunda: por tratarse, en Reynosa, de un pariente fiduciario del poder; y respecto a Matamoros, de un supuesto falsificador de documentos, aun y cuando está confrontado abiertamente con quien dice ejercer el control político en esa municipalidad.
De eso hay constancia clara.
Esto me lleva a reflexionar en que nunca, como ahora, en Tamaulipas, hubo tanta incertidumbre en el terreno electoral.
Al menos, no, con respecto a Movimiento Regeneración Nacional (morena).
Y es que la velada amenaza de los ‘chaqueteros’ de mudarse a otros partidos dificulta una conjetura puntual de lo que viene.
En el membrete guinda, por su parte, hay figuras políticas que aún se disputan las nominaciones y tienen con qué ganar, mientras la mentada oposición adolece de figuras para jugarse en esta justa y por eso buscan cobijo en morena.
Consigno el hecho por considerar que mientras morena más dilate en los ‘destapes’ que faltan, más crecería la especulación.
Y hasta eso, en detrimento del propio partido.
Obligación desatendida
La desconfianza y pérdida de credibilidad hacia los partidos políticos que participan en el proceso electoral 2023-2024, encuentra sustento en la marcada incongruencia y poca seriedad con que se conducen.
Esto lo evidencian los mecanismos antidemocráticos utilizados para nominar candidatos a los ayuntamientos –compuestos alcaldes, síndicos y regidores–, además a diputados locales y sobre todo por la notoria dilación para los ‘destapes’.
Esto a pesar de tener bien definidos los estatutos y reglamentos que rigen el quehacer interno y actuación pública de cada partido.
Generalmente son los grupos de interés quienes malinterpretan la reglamentación partidista, en un claro afán de adecuarla a los caprichos de las camarillas o facciones que en los procesos comiciales quieren adueñarse de los membretes.
A este preocupante fenómeno, por cierto, no escapa ningún partido.
Es más, cuando de pelear se trata para defender parcelas, los jefes de los clanes pierden la compostura y no asoman el menor pudor al exhibir sus mezquindades que degradan y enturbian la vida democrática de las organizaciones, como se ha visto durante (al menos) las últimas décadas.
Así, los pleitos de lavadero sesgan los buenos propósitos y exhiben falta de ética, de principios y sobre todo de madurez política, por lo que los partidos han dejado de ser espacios ideológicos para convertirse en pancracios donde afloran pasiones e intereses individuales y sectarios.
Hay más: la lucha resulta encarnizada hacia adentro de los partidos, cierto, pero al exterior no es menos halagadora.
PAN, en crisis
A los hermanos García Cabeza de Vaca, su misma arrogancia no les ha permitido conciliar con los distintos grupos del membrete albiceleste.
Y es éste el principal obstáculo de crecimiento político-electoral de la coalición ‘Fuerza y corazón por México’.
En la entidad hay varios grupos del mismo partido, que no le ofrecen apoyo ni votos y sí, por el contrario, distanciamiento, merced a su vanidad y desfachatez.
Ellos buscan la conmiseración poblacional mostrándose como víctimas de una persecución política –sólo por el placer de ganarse su absolución–, convencidos, tal vez, de la máxima que advierte: ‘golpe que no te mata, te fortalece’.
Sin embargo, el grueso poblacional ya nada quiere saber de ellos, aun cuando los dos aparecen en las listas plurinominales de Acción Nacional para ser diputados. Francisco Javier, federal: e Ismael, local.
Su agandalle ha generado severas críticas y descalificaciones, no sólo al interior del albiceleste, sino entre los cuadros mismos del PRI y PRD que se prestaron a la alianza
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
Correo: jusam_gg@hotmail.com