El martes, Reynosa se convirtió otra vez en un brutal campo de batalla, en el que la metralla fue verbal, disparada por redes sociales, medios digitales y en las calles, de boca en boca.
Como en las ya tradicionales balaceras que se registran casi a diario en esa ciudad fronteriza, el enfrentamiento violento tuvo un saldo de heridos, algunos de ellos de gravedad, aunque en este caso fueron políticos -hombres y mujeres-, que descubrieron lo que es la democracia y que repentinamente decidieron rebelarse a las decisiones de su partido.
En Reynosa, en donde gobierna Morena desde hace tres trienios, Carlos Peña Ortíz fue designado como candidato a la Alcaldía en búsqueda de la reelección, algo que no gustó a varios de los interesados en sucederlo.
“A mí me sobra lo que a usted le falta”, le espetó en un vídeo la diputada con licencia Magaly Deándar al delegado especial de Morena en el estado, Mario Llergo, a quien acusó de incumplir los acuerdos previamente logrados entre varios aspirantes. Muchos se preguntan qué es lo que tiene la diputada de más, que al representante de Mario Delgado le falta.
Quien fue más allá, aunque en un tono menos coloquial es el también diputado con licencia Marco Antonio Gallegos, pues en un tono quejumbroso y nada institucional, subió a sus redes sociales un vídeo con un mensaje en el que desconoce el resultado de las encuestas, que dieron como ganador al actual Alcalde.
Gallegos también hizo una crítica de lo que dijo, Reynosa “ha permanecido muchos años en el abandono y las prioridades han sido los beneficios de unos cuantos, una sola familia por encima del beneficio común de los reynosenses”.
Nadie le dijo al diputado con licencia que al entrar a la competencia interna tenía que atenerse a las reglas pactadas y aceptadas y que ahora su pataleo lo deja mal parado, como un rebelde incapaz de aceptar el cumplimiento de la propia palabra empeñada.
Su rechazo a la designación de Carlos Peña es un reto para la dirigencia estatal del partido, porque Gallegos cuestiona el trabajo hecho por el hijo de Maki Ortíz y pone en entredicho la decisión de los ciudadanos que prefirieron al actual Alcalde por sobre los demás aspirantes, incluido él.
Las batallas verbales, los berrinches y las amenazas de jugar en contra del partido porque designaron al ganador de las encuestas solamente los exhibe, a Gallegos y a los demás, como personajes que no saben aceptar una derrota que bien podrían convertir en una enseñanza.
No es una defensa de Peña Ortíz, sobre quien pesan acusaciones hechas desde el mismo bando morenista hace más de dos años y quien ha quedado corto en el cumplimiento de sus compromisos con los reynosenses, pero en el caso de la contienda interna, si tuvo más apoyo de los encuestados, se ganó el derecho a buscar la reelección. Aunque a los perdedores no les guste.
Sobre los adjetivos y acusaciones del diputado Gallegos -el más insistente en su queja- acerca de su compañero de partido, lo muestran también como alguien que mientras pensó que ganaría la encuesta omitió señalar públicamente al ahora candidato de lo que dice que está mal.
Saber que Carlos Peña ha cometido presuntos delitos o que ha hecho un mal trabajo y no haber pedido en la tribuna del Congreso que se separara del cargo para enfrentar los señalamientos, lo vuelve a dejar mal parado.
Ambos, Deándar y Gallegos hicieron lo que no salió a decir su compañero diputado y también aspirante, Armando Zertuche Zuani ese día, hasta ayer que se sumó a la ola de inconformes.
El trabajo que tendrán que hacer ahora Mario Llergo, la dirigente estatal de Morena, Yuriria Iturbe y quien tenga la autoridad para intervenir y solucionar el problema, es intenso.
Sentar a todos y dejarles claro que solo hay una candidatura a la Alcaldía, que todos aceptaron las reglas antes de ir a la encuesta y que es de hombres y mujeres honestos aceptar los resultados.
Si no manejan bien las cosas, el asunto va a derivar en una complicación que se traducirá a las calles el día de las elecciones.
Pero aún así, no creo que esos berrinches de los perdedores de la contienda interna por la candidatura a la Alcaldía de Reynosa le vaya a ayudar al cabecista Luis René “Cachorro” Cantú en su intento por llegar a esa posición.
Reynosa, como decía, es nuevamente un escenario de batallas duras, brutales, con lesionados como saldo de este enfrentamiento.
Y como vemos, cuando esto se da en la política y todos se creen merecedores de ganar, cuando todos recuperan milagrosamente la vista, el oído y la conciencia cuando pierden, sucede esto.
MATAMOROS, EL OTRO CASO
El otro caso que pone a prueba la capacidad de resolver los conflictos internos es Matamoros, en donde el Alcalde con licencia y candidato a diputado federal Mario “La Borrega” López también ha manifestado su inconformidad con la designación del diputado Alberto Granados Fabila como candidato de Morena a la Presidencia Municipal.
Granados y López Hernández están enfrentados abiertamente desde hace tiempo y cuando el segundo pensaba que el legislador no sería candidato, el delegado de Morena en el estado, Mario Llergo anunció que siempre sí.
Total, que la otra rebelión de una facción morenista en Matamoros pone a esa ciudad y a Reynosa como los casos a seguir y resolver a la brevedad y de la manera menos peor posible para el partido.
Si ya sabían que las decisiones iban a dejar inconformes, ¿por qué no operaron anticipadamente los acuerdos necesarios? Les digo, alguien no está haciendo su trabajo.
ESCOTILLA
Vaya cosas: Antes estuvieron en el PRI juntos, después con Marcelo Ebrard en la interna de Morena y ahora están en el Verde, apéndice del partido oficial.
El exAlcalde de Altamira, Juvenal Hernández Llanos y el exdelegado del IMSS en Tamaulipas, Roberto “El Boby” Hernández Báez hoy forman parte del equipo que apoya totalmente al exgobernador Eugenio Hernández Flores como candidato al Senado.
El fin de semana, el expresidiario estuvo en Altamira acompañado de Hernández Báez en un acto organizado por Juvenal.
POR TOMÁS BRIONES
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