TAMPICO, TAMAULIPAS.- Un alto a la violencia contra las mujeres, el acoso y los feminicidios, exigieron alrededor de 2 mil personas, durante la marcha del 8M, realizada la tarde del viernes en Tampico.
Mujeres de todas las edades, niños pequeños y hasta bebés se sumaron a la movilización pacífica convocada por colectivos feministas.
Familiares de Angy Villarreal también estuvieron presentes en el recorrido.
Desde las tres de la tarde, empezaron a llegar las participantes a la tienda Walmart Alijadores, ubicada a un costado del cementerio municipal de la avenida Hidalgo, para organizarse a lo que sería la marcha por el día internacional de la mujer.
Minutos después de las 5 de la tarde, partieron de ese lugar para caminar sobre esa avenida con dirección al centro de Tampico.
Personal de la Secretaría de Tránsito y Vialidad implementaron un operativo para garantizar la seguridad de las manifestantes.
El color morado era mayoría tanto en mantas, cartulinas y playeras.
En ellos, aparecían mensajes como «La Violencia no solo es física, no solo los golpes duelen», «somos el grito de las que ya no tienen voz», entre otros.
Poco a poco se fueron acercando a la zona centro y al llegar a la Fiscalía General de Justicia del Estado, todas hicieron un alto.
Las instalaciones eran resguardadas por personal femenino de la Guardia Estatal que se colocaron sobre la parte frontal para evitar algún daño al inmueble.
Colocaron una bandera roja en la puerta principal y después madres de víctimas de feminicidio tomaron el micrófono.
Ahí pudo hablar la mamá de Jessica Gabriela y abuela de la pequeña Scarlet, cuyo caso estremeció a la sociedad de la zona por la manera en que fue asesinada al extraerle del vientre a su bebé.
Dijo que por culpa de los jueces, uno de los involucrados está en libertad.
Tras dar voz a familiares de otras víctimas, el contingente siguió su marcha hacia la plaza de armas.
Al llegar al sitio, se percataron que el palacio municipal también era custodiado por personal de la Guardia de Género de la Guardia Estatal.
Las manifestantes se limitaron a continuar con el programa establecido, colocándose en la calle Colón y en la plaza.
En ese lugar, realizaron algunos performances en alusión a la violencia que sufren las mujeres, haciendo su aparición velas y encendedores que iluminaron la noche.
De igual manera, pudieron ser escuchados los casos de acoso, abuso y violencia experimentados por algunas de las participantes.
Asimismo, colocaron un tendero de denuncias en el kiosco de la plaza de armas para evidenciar a aquellos hombres que incurrieron en acoso o abuso.
Minutos después de las 8 de la noche, culminaron las actividades del 8M.
Por Benigno Solís/La Razón