En el 2018, la Refinería Francisco I. Madero tocó fondo en sus niveles históricos de producción con solo 21,296 barriles diarios procesados.
El centro de refinación más antiguo de la República Mexicana -puesto en funcionamiento el 15 de julio de 1914- en los hechos estaba paralizada debido a la falta de mantenimiento y al desinterés por modernizarla.
Su última reconfiguración había ocurrido en 1999, con la creación de más plantas de proceso, y la instalación de más tanques de almacenamiento.
Después de eso, durante un largo periodo prácticamente no hubo inversiones mayores, como si estuvieran condenando a la Refinería a su cierre definitivo.
En el 2019, ya con la actual administración federal comenzó un programa de rescate que elevó la producción en el primer año a 58,793 barriles diarios y hasta 98,498 barriles diarios en el 2022.
En enero del 2024 -la última estadística disponible- se alcanzó una cifra récord de 117,531 barriles diarios de producción, prácticamente duplicando la generación de gasolinas Magna, Regular y Diesel.
La sorpresiva propuesta que hizo Xóchitl Gálvez el fin de semana para cerrar tanto la Refinería Madero, como la de Cadereyta, resulta muy difícil de entender tanto en los términos técnicos de la industria energética, como en su arista electoral.
Ambos centros de refinación produjeron en conjunto 98,780 barriles diarios de gasolina durante el mes de enero del 2024.
Este combustible es el que se utiliza para una parte del consumo de la región Noreste del país, que sin esa producción necesitaría recurrir a otras fuentes de abastecimiento.
Por otro lado, la amenaza de la candidata opositora no detalla cómo va a conseguir emplear en otras áreas a más de 10 mil trabajadores que pertenecen a Pemex Refinación y cuyas tareas están altamente especializadas en esa función.
Por eso cuesta trabajo entender cómo un proyecto de esta magnitud no se presentó acompañado de los detalles de cómo va a hacer para “respetar” los derechos de los trabajadores, y sobre todo, cómo va a transformar en seis meses, dos centros productores de gasolinas en plantas de energías limpias.
En términos estrictamente políticos, queda claro que el anuncio de la candidata a 11 días de iniciada la campaña presidencial, por más inviable que este sea, a nivel nacional busca las simpatías de un sector de la población que legítimamente comulga con el cuidado del medio ambiente.
Los más perjudicados, desde luego, son los candidatos de la Alianza Fuerza y Corazón X México en Tamaulipas.
No solo Carlos Fernández es el aludido, pues las cadenas de producción relacionadas con el centro de refinación se extienden por toda la zona conurbada y llegan incluso hasta la frontera del estado.
A partir de ahora, a donde vayan los abanderados del PAN tendrán que explicar las intenciones de su candidata presidencial para la Refinería que durante más de un siglo ha ofrecido trabajo y sustento a miles de familias de la región.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES