“en México se define como volada lo que se publica sin ser verdadero”
Glosario de expresiones periodísticas de LatAm Journalism Review
Bulo.-Noticia falsa propalada con algún fin.
Diccionario de la Real Academia Española
Raymundo Rivapalacio @rivapa publicó el 12 y el 13 de marzo un cuento policiaco en El Financiero que podría llamarse El Pacto de Brooklyn para desmantelar el régimen o como transformar a un delincuente en héroe. Esa pieza periodística en dos partes se remite al tiempo de la detención en Texas del ex Secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna. El relato señala que García Luna fue puesto frente a 7 individuos, no identificados, pertenecientes al Departamento de Justicia, la DEA, la CIA y el FBI, sin un abogado presente, sin grabación de lo ahí platicado y sin minutas para registrar lo dicho.
De ahí en adelante la narración transcurre por los territorios de la creación literaria y de la ficción. Se describe con todo detalle que en esa reunión, el representante de la Fiscalía del Distrito Este de Brooklyn informó al detenido que a petición del Presidente de México se le detuvo para que imputara a los expresidentes Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón , al “señor de la telefonía”, el de “la televisora”, “los de Televisa”, “el empresario de medios que tiene hospitales” y algunas figuras del PRI y del PAN, connotados líderes de partidos, legisladores, jueces, y también una decena de periodistas.
En respuesta García Luna rechazó esa propuesta porque él no imputaría a nadie de quien no tenía información. Unas horas después el mismísimo titular de la Fiscalía del Distrito Este de Brooklyn en persona le repitió a García Luna que había sido detenido por petición del Presidente de México, al que nunca se refirió por su nombre, y le dijo que a cambio de las imputaciones que haría y que se declarara culpable ante el Gobierno de Estados Unidos le ofreció estar en prisión 7 meses y después quedaría libre con un pago millonario. García Luna respondió que no se declararía culpable ni imputaría a nadie. Dicho en otras palabras prefirió la cárcel y la pobreza a declarar lo que se le pedía.
El fantasioso relato de policías y ladrones podría haber sido más interesante si no estuviera ensombrecido por la duda de que dos de las agencias del gobierno norteamericano mencionadas, el Departamento de Justicia y la DEA, fueron señaladas unas semanas antes en un artículo publicado en el New York Times como las que tienen años de estar indagando al actual Presidente de México sin éxito, primero en el 2006 y después en el 2018, y en el cuento de Rivapalacio esas mismas agencias son las que atendieron diligentemente la petición del presidente, de detener e involucrar a un hombre inocente para que hiciera graves acusaciones contra gente importante.
Casualmente en los dos artículos el autor menciona a Héctor Javier Villarreal, extesorero del Gobierno de Coahuila, a quien la defensa de García Luna acusa de falso testimonio y lo señala como base de su solicitud de anulación del juicio de su defendido. También escribe Rivapalacio que el titular de la Fiscalía de Brooklyn ofreció a García Luna que “no se declararía culpable porque era inocente de las acusaciones que le habían formulado”.
Hasta ahora los dos artículos no pasan de ser lo que parece una “volada” o como dicen los españoles “un bulo” para referirse a una noticia falsa, pero hasta la ficción tiene limites, porque convertir a un delincuente declarado culpable de narcotrafico, en un estoico héroe que salva del colapso al régimen con su sacrificio, rebasa los limites de la fantasía para entrar a los terrenos de lo perverso. Pero además, al parecer involuntariamente, retrata a García Luna cumpliendo una omertá digna de la mafia siciliana o quizá de la famosa mafia del poder.
Hacerlo en plena campaña electoral parece una treta para desviar la atención de los electores de que las únicas acusaciones comprobadas de vínculos del gobierno de México con el narcotráfico, se han hecho en la Corte de Brooklyn contra Genaro García Luna declarado culpable de tres cargos de narcotrafico, delitos cometidos como Secretario de Seguridad Pública de México nombrado por el presidente panista Felipe Calderón. Esos son hechos no cuentos.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ