En pasados días se ha hablado mucho sobre la “guerra sucia” en las campañas políticas desde los principales medios del país y la mañanera del presidente López Obrador. El termino de “guerra sucia” se refiere a una serie de tácticas y estrategias que buscan desacreditar a un adversario político de manera deshonesta o desleal. Considero preocupante que los mismos analistas hablen de utilizar estas malas prácticas desde medios nacionales ya que dejan entrever que para ganar una elección hay que hacer uso de todos los medios necesarios sin importar las consecuencias morales que llegue a tener estas acciones. Por otro lado, el mensaje que transmiten es que lo más importante es ganar el poder a toda costa. No soy iluso sé que en la práctica la mayoría de los candidatos utilizan estos métodos inmorales, sin embargo, deberíamos de juzgarlo, y no diciendo en cadena nacional “go negative”. ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en las campañas políticas?
Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en las elecciones políticas, ya que actúan como un puente vital entre los candidatos y los votantes. Su influencia es innegable, pues son la principal fuente de información para la mayoría de la población. En este sentido, su responsabilidad es enorme y sus acciones pueden moldear no solo la percepción de los electores, sino también el resultado de las elecciones mismas.
Por un lado, los medios de comunicación pueden llevar a cabo prácticas que fortalezcan la democracia y promuevan un proceso electoral justo y equitativo. En primer lugar, la objetividad y la imparcialidad son fundamentales. Los medios deben esforzarse por ofrecer una cobertura equilibrada de todas las opciones políticas, proporcionando a los votantes información objetiva que les permita tomar decisiones informadas. Además, la veracidad y la precisión son principios clave. Es esencial que los medios verifiquen la veracidad de la información que transmiten y corrijan cualquier error que se cometa, garantizando así la integridad del proceso electoral.
Sin embargo, también es importante reconocer que los medios de comunicación pueden incurrir en prácticas negativas que socavan la democracia y distorsionan el proceso electoral. Uno de los problemas más comunes es el sesgo partidista, donde los medios favorecen a ciertos candidatos o partidos políticos en detrimento de otros. Este sesgo puede distorsionar la percepción de los votantes y perjudicar la equidad del proceso electoral. Además, la difusión de desinformación y fake news es una práctica altamente perjudicial. Al difundir información falsa o engañosa, los medios pueden confundir a los votantes y minar la confianza en el sistema político.
Otro aspecto negativo es el sensacionalismo. A menudo, los medios recurren a titulares llamativos y coberturas sensacionalistas para aumentar su audiencia, enfocándose en aspectos superficiales o escandalosos en lugar de proporcionar información relevante y sustancial sobre las propuestas políticas y los problemas reales que enfrenta la sociedad. Además, la falta de diversidad de voces puede contribuir a la polarización y al silenciamiento de perspectivas minoritarias o disidentes.
Es fundamental que los medios actúen de manera ética y responsable, evitando prácticas que distorsionen la verdad, manipulen la opinión pública o socaven la integridad del proceso electoral. Los ciudadanos, por su parte, deben ser críticos con la información que consumen y buscar fuentes confiables y verificadas para formar sus opiniones políticas.
POR MARIO FLORES PEDRAZA