El 1 de marzo de 1918, la pacifica villa de Antiguo Morelos, fue atacada por fuerzas de los generales Saturnino Cedillo y Francisco S. Carrera Torres.
Este feroz enfrentamiento, lleno de hechos violentos indescriptibles, contribuyó a que los habitantes despoblaran la villa y se refugiaran, por miedo, en los montes y pueblos vecinos. Así pasaron dos años.
Al iniciar el año de 1920, los grupos rebeldes de la Huasteca, con injerencia desde luego en el Sur de Tamaulipas, seguían en franca rebeldía contra el gobierno de don Venustiano Carranza, pero su poder de fuego había sido diezmado por las constantes campañas de pacificación llevadas a cabo.
Lo anterior contribuyó para que muchas de las villas abandonadas por los saqueos rebeldes, empezaran a ser repobladas por sus antiguos pobladores, sobre todo los que se refugiaron en zonas aledañas, tal es el caso de Antiguo Morelos, población que tras el ataque cedillista de 1918 había quedado abandonada.
LAS CALLES DE MORELOS ESTABAN DESOLADAS EN 1920
Relatan los que lo vieron, que por ese tiempo las calles de la cabecera estaban enmontadas, los solares baldíos y los animales domésticos que habían quedado, se habían vuelto salvajes.
El panorama debió haber sido desolador. Ante esta situación, el 1º de marzo de 1920, un grupo de hijos de esta municipalidad radicados en Ciudad Valles, se reunieron con el fin de intercambiar impresiones y, a la vez, estudiar y discutir como volver a la vida a nuestra querida villa.
Durante la reunión se lograron varios acuerdos, el primero fue convocar a los vecinos que permanecían ocultos en los montes del municipio y formar grupos para hacer la limpieza de la plaza y de las calles, en vista de que el monte había crecido bastante.
UNA COMISIÓN SALE A CIUDAD VICTORIA
Posteriormente se nombró una comisión integrada por los señores José Pedro Raga Rivera, José Felícitos Castillo Almazán y Luis Tinajero Gutiérrez, para que se trasladaran a Ciudad Victoria a platicar con el señor Gobernador, general Francisco González Villarreal, y pedirle dos cosas: su consentimiento para que se nombraran autoridades municipales y que se enviara un destacamento de soldados, a fin de tener garantías las autoridades.
El gobernador resolvió favorablemente las peticiones que se hicieron, ordenando a su vez que el subteniente Gabriel Hernández al frente de un destacamento de soldados, saliera con rumbo a nuestro municipio a dar garantías a los vecinos del lugar.
Durante la primera quincena de marzo, hubo gente que comenzó a llegar a los alrededores del poblado, querían repoblar y de paso celebrar las fiestas del patrono de la villa, evento que desde 1917 no se celebraba. Muchas de esas personas, aun temerosas, no se atrevían a entrar por temor a que hubiera “garreros” en el pueblo.
EL DÍA DEL SANTO PATRONO SE REPOBLÓ
El 19 de marzo de 1920, día del señor San José, un joven llamado Crispín Balleza, subió a la torre de la Iglesia y repicó las campanas.
Fue entonces cuando la gente comenzó a entrar a esta villa, desapareciendo el temor; sintiéndose protegidas por las tropas del subteniente Hernández quien ya custodiaba el pueblo.
A las 12:00 de la tarde, de aquel histórico día, comenzó la asamblea para nombrar autoridades locales. Se procedió al nombramiento de los ciudadanos que formarían la mesa que recibiría la votación nominal, resultandos electos de entre los presentes, los ciudadanos Bernabé Pérez, quien fungiría como presidente; Esteban Sánchez sería el primer escrutador; Calixto Castillo el segundo escrutador y Juan Montoya el secretario. “[…] A continuación la mesa comenzó a recibir la votación nominal, resultando electo para Presidente Municipal por lo que restaba del año el señor Policarpo Castillo; para 1er Regidor fue electo Miguel Hernández; para 2º Regidor, Cecilio Tinajero; para 3er Regidor, Bartolo Espriella; para 4º Regidor, Leodegario Altamirano y para Síndico Procurador don Víctor Rocha. Para alcalde local fue electo el C. Pedro Guerrero y para suplente el ciudadano Felipe Calderón.
Cada uno de estos ciudadanos obtuvo la mayoría absoluta de sesenta y dos votos”. A continuación daré la lista de algunos de los repobladores de Antiguo Morelos: Pedro Raga Rivera, Luis Tinajero Gutiérrez, J. Felícitos Castillo Almazán, Bernabé Pérez, Esteban Sánchez, Policarpo Castillo, Miguel Hernández, Cecilio Tinajero, Bartolo Espriella, Leodegario Altamirano, Víctor Rocha, Pedro Guerrero, Felipe Calderón, Calixto Castillo, Juan Montoya, Antelmo Castillo, Teodoro M. Portales, Cecilio Torres, Antonio Ruiz, Isidro Paz, Camerino Maldonado, Tiburcio M. Ruiz, Aurelio Rodríguez, Audencio Paz, Librado A. Tinajero, Mateo Guerrero, Pedro G. García, Adrián Castillo, Crispín Balleza, Demetrio Holguín, Marcos Cruz, Julián Mendoza, Agustín Vega, Fernando Espinoza, Octaviano Castillo, Pedro Morales, Fernando Reséndiz, Ponciano Reséndiz y Pedro Reséndiz.
En el transcurso de los días, comenzaron a llegar más personas a repoblar la villa, desgraciadamente una gran parte de la población antigua jamás regresó, especialmente las familias que poseían los capitales más importantes del municipio.
Ese día es recordado por todos los habitantes de Antiguo Morelos como La Repoblación y en la actualidad gracias al profesor Andrés Hernández, es un importante evento a la par de la fiesta religiosa de San José; realizándose una marcha que culmina con un acto cívico en la plaza, en donde se relatan estos hechos por los oradores, para posteriormente iniciar una huapangueada.
El capitán José Felicitos Castillo, uno de los principales repobladores de Antiguo Morelos, diría sobre esto: “Una luz en el camino para las nuevas generaciones”.
Ese día es recordado por todos los habitantes de Antiguo Morelos como La Repoblación y en la actualidad gracias al profesor Andrés Hernández, forma parte del calendario cívico municipal, a la par de la fiesta religiosa de San José; realizándose una marcha que culmina con un acto cívico en la plaza, en donde se relatan estos hechos por los oradores, para posteriormente iniciar una huapangueada.
ACONTECIMIENTOS NACIONALES CONTRIBUYERON A LA TRANQUILIDAD
A nivel nacional, el presidente Venustiano Carranza había disgustado a una gran parte de la clase política y militar, queriendo imponer para su sucesor al ingeniero Ignacio Bonillas.
El general Álvaro Obregón veía frustradas sus ambiciones presidenciales y, desde hacía varios meses, el disgusto entre él y Carranza era ya del dominio público.
La mayoría de los militares se inclinaban por el manco de Santa Anna del Conde y preparaban la rebelión. Desde Nogales, Sonora, el general Obregón había nombrado, de palabra, al entonces joven, pero bien colmilludo, Gonzalo N. Santos, para que fuera delegado del obregonismo en San Luis Potosí y Tamaulipas.
El huasteco se puso en contacto con Emilio Portes Gil, y mientras que el victorense trabajaba el campo obrero, Santos el campo rebelde.
En los próximos días, Gonzalo pasaría por Antiguo Morelos, internándose al lado potosino en busca de Saturnino Cedillo, a quien encontró por los rumbos del Meco y de El Salto, convenciéndolo de unirse al Plan de Agua Prieta.
La división en el seno del gobierno carrancista beneficiaría a Saturnino Cedillo y a su fiel Francisco Carrera Torres, los famosos garreros, quienes aprovecharon la ocasión para reintegrarse a una corriente nacional que, como ellos, luchaba por eliminar a Carranza.
Ante estos acontecimientos, de cierta manera, la paz que tanto habían estado esperando los habitantes de Antiguo Morelos se veía venir, pues por fin se sumarian los garreros a un proyecto de nación sólido y con amplias posibilidades de triunfo, que los pacificaría y contribuiría a que terminaran los robos, saqueos y muertes en nuestra región.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ