¡EL PRÓXIMO 2 DE JUNIO VAMOS A GANAR ESTA ELECCIÓN! es la consigna de campaña de las dos candidatas a Presidenta de la República que cuentan con la mayor intención de voto en todas las encuestas, las dos repiten esa frase ante sus seguidores por razones totalmente contrarias.
Claudia Sheinbaum insiste en todas partes en la importancia de asistir a votar el 2 de junio, lo hace para evitar el triunfalismo y la sensación anticipada de que la elección ya está resuelta o dicho de otro modo la idea de que “ese arroz ya se coció”. La candidata Sheinbaum y su equipo de campaña saben que la elección se gana con la mayoría de los votos depositados en la urna y por ello no quitan el dedo de ese renglón: convocar a la mayoría de los ciudadanos a ganar su elección en las urnas el 2 de junio.
Xóchitl Gálvez insiste en que hay que dar una gran pelea para remontar la diferencia que aparece en las encuestas y ganar la elección en las urnas el 2 de junio. Lo hace para combatir la idea de que la elección está perdida o que “ese arroz ya se coció” y cualquier esfuerzo para revertir y remontar la diferencia será infructuoso. Xóchitl está dando la pelea para convocar a los ciudadanos a votar por ella el 2 de junio
Pero entonces ¿donde nació la idea perniciosa del arroz cocido? Los ideólogos, comentaristas, analistas y estrategas de la derecha opositora preocupados por dar nuevo aliento a la campaña de Xóchitl esparcieron la idea de que Morena y sus aliados publican encuestas que favorecen a su candidata Sheinbaum por una amplia diferencia porcentual con el fin de dar la impresión de que la elección está ganada o de que, como dicen ellos coloquialmente, “ese arroz ya se coció”
Una vez que dispersaron esa hipótesis a través de los medios y las redes sociales, realizaron una serie de análisis y proclamas públicas para demostrar que la elección no está ganada, que el arroz no está cocido y que la oposición de derecha puede obtener el triunfo.
Han diseñado un modelo de matemáticas psicodélicas cuyo vocero, Héctor Aguilar Camín, se empeña en demostrar que las minorías sumadas a un ejercito de millones de switchers o electores que definen su voto en el último momento le van a dar la vuelta a la elección.
También hay una consigna que repiten sistemáticamente: “las encuestas no sirven” es un esfuerzo perverso por sembrar desconfianza deslizando la idea malintencionada de que los resultados de las encuestas benefician al que las paga.
Sin embargo, hasta hoy no existe ninguna encuesta producida por las empresas más acreditadas o las llamadas patito que afirme que Xóchitl Gálvez va la cabeza en la intención de voto de los mexicanos o que reduzca la diferencia porcentual a su mínima expresión, todos esos estudios coinciden en señalar que Claudia Sheinbaum es la favorita para ganar la elección.
Un antídoto efectivo para combatir la manipulación ha sido que los ciudadanos sondean por su propia cuenta su entorno entre sus familiares cercanos, sus amigos, sus conocidos, sus compañeros de trabajo, o la gente con la que hacen contacto diariamente, el taxista, el mesero del restaurant, el taquero, el empleado del banco o de la oficina, el doctor, la enfermera, el tendero, el farmacéutico o cualquier otra persona, en donde el resultado es muy parecido al que generan las encuestas que pretende desacreditar la propaganda de la derecha, Claudia Sheinbaum tiene la mayor intención de voto.
El error más grande que han cometido los intelectuales, los analistas y los estrategas de la derecha opositora empujados por su soberbia, es hablar de arroz cocido, de switchers emboscados y matemáticas retorcidas, cuando lo que reflejan todas las encuestas, hasta las patito, es la voluntad de los ciudadanos que tienen derecho a elegir libremente el 2 de junio quién será la Presidenta de México.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ