Los eclipses solares son eventos astronómicos impresionantes que pueden ser contemplados a simple vista.
Estos ocurren cuando la luna, nuestro satélite natural, se interpone entre la tierra y el sol, proyectando su sombra sobre la superficie terrestre y oscureciendo temporalmente la luz solar durante el día.
Este 8 de abril un eclipse total de sol ocurrió en el norte del continente americano. Y, en México las ciudades de Mazatlán, Torreón, Durango y sus alrededores fueron el lugar ideal para ver este hermoso fenómeno de la naturaleza.
El impacto económico de un fenómeno natural como un eclipse solar en la economía local y regional ha sido significativo.
En relación con la hotelería y alojamiento, experimentaron una mayor demanda durante el periodo del eclipse.
Muchos turistas viajaron a áreas dentro de la trayectoria del eclipse para obtener las mejores vistas, lo que se tradujo en una ocupación hotelera casi completa y un aumento en las reservas de alojamiento a corto plazo, como Airbnb y otros servicios de alquiler vacacional.
De acuerdo con datos de AirDNA, las ciudades que estaban en el paso del eclipse tuvieron una ocupación de 88 por ciento.
Este fenómeno demostró que el eclipse solar convirtió un lunes ordinario en una oportunidad para los anfitriones de alquileres a corto plazo que se ubicaban dentro de la trayectoria del eclipse.
Las tasas de ocupación alcanzaron niveles masivos de demanda en el alojamiento previo al gran evento.
Es evidente que el turismo en las ciudades y regiones de trayectoria experimentaron un aumento significativo durante este periodo.
Y, el impacto también se vislumbró en los servicios de alimentos, ya que de acuerdo con las unidades económicas del área se tuvo una ocupación del 100 por ciento el pasado fin de semana.
Cabe señalar que, no solo los mexicanos estuvieron dispuestos a viajar a esta región del país; también hubo visitantes de Canadá, Finlandia, India y Japón.
Este movimiento se ha denominado astroturismo, como respuesta a lo sucedido a inicio de la semana. Este término significa la presencia de viajeros que están dispuestos a recorrer largas distancias para observar el fenómeno astronómico.
Es así que AirDNA ha elaborado datos sobre la creciente tendencia que se experimentó en día pasados. Y, a través de un análisis de datos mostraron que se han trazado viajes desde zonas remotas del país con la intención de llegar a áreas locales de trayectoria.
Es evidente que la naturaleza es bondadosa y nos ha regalado un espectáculo único que tardará algunas décadas en presentarse nuevamente. Pero, no solo ha sido la experiencia, este fenómeno ha abierto una oportunidad económica para diversas regiones del país, las cuales tienen el reto de mantener servicios de calidad que permitan ofrecer experiencias positivas y continuar con el impulso económica que ha dejado el eclipse.