CIUDAD VICTORIA, TAM.- Nació de cuna humilde, pero de corazón y mente perseverantes. Vivió una infancia en la que la vida del campo era lo cotidiano.
De familia arraigada en Santa Engracia y orígenes gonzalenses, tenía sueños de todo tipo pero uno de los más constantes, era estudiar hasta donde su condición de vida se lo permitiera.
Es Don Lamberto Zúñiga Estrada, quien tomó la decisión de vivir haciendo lo que le gusta, pasando en un ir y venir de sueños, de peón a investigador reconocido.
A los 15 años tuvo que tomar una decisión que fue determinante en su vida: Ir a la Prepa Mante con el riesgo de no poder seguir sus estudios profesionales o ir al CBTA de Altamira, para tener segura por lo menos una carrera técnica.
“Por necesidades económicas preferí irme al CBTA 12, porque en tres años salía de Técnico con la posibilidad de trabajar, estando ahí asistíamos a los días demostrativos al campo experimental y para nosotros era muy gratificante y estimulante venir a ver los estudios que se estaban haciendo con diferentes cultivos y áreas de la tecnología en este centro experimental”, narra.
Relata que en 1980, sale del CBTA 12 y tiene la oportunidad de quedarse a trabajar en el campo experimental del Inifap; asegura que desde entonces salió con la mira puesta en la Investigación, porque las demostraciones que había conocido como estudiante, eran novedosas y le abrían el panorama de cómo se investigaba más allá de la teoría de la escuela.
“Comencé a trabajar aquí no como técnico, sino como peón buscando una oportunidad, a los seis meses se me da y me quedo como ayudante de un investigador, esa era mi chamba aquí”, asegura.
En ese entonces, comienza a estudiar la carrera de Ingeniero Agrónomo en El Mante , caminaba 3 kilómetros a Estación Cuauhtémoc, se iba a la ciudad cañera, salía de su casa a las 5 de la mañana y regresaba hasta las 11 de la noche.
“Era el sueño de ser agrónomo y trabajar dentro de la investigación, empecé a buscar una plaza de investigador y cuando acredité esos exámenes, entré al área de agroclimatología, donde buscábamos asociar las variables del clima a la situación de los cultivos”, reitera.
DE LOS DIVERSOS CULTIVOS HASTA EL AGAVE
Luego de realizar maestros y doctorado y pasar por distintos cultivos, en 2003 comenzó a indagar sobre el agave, cuando en el campo experimental tenían 2 años ya analizando sobre dicho cultivo.
“En el 2000 el precio de la piña del agave se incrementó y por eso cuando yo llegó en el 2003, retomo el proyecto pero me lo llevo hacia el área que yo manejaba; primero fuimos a Jalisco con dos personas que estaban trabajando en empresas tequileras, tengo un acercamiento fuerte con el cultivo del agave comenzamos a investigar para conocer la demanda nutricional de la planta”, explica.
Analiza que luego de determinar la demanda nutricional del agave que no estaba publicada en México, se dieron cuenta que también modificaron algunos aspectos que la gente de Jalisco siempre había deseado, que era acortar el ciclo del cultivo.
“Con las evaluaciones nos dimos cuenta que teníamos piñas de 30 a 35 kilogramos a los 4 años con 5 meses, con los azucares reductores que ya la industria pedía, así si un productor quería vender podía hacerlo”, afirma.
Afirma que toda esta tecnología la documentaron y eso llegó al Consejo Regulador del Tequila (en 2013) y a partir del 2017 trabaja como asesor en el área de nutrición de esta asociación civil que actualmente lo galardonó y reconoció su aportación.
“A estas alturas la tecnología que uno generó, la comienzan a ver los industriales, diez años después de que la generamos, con la intención de ser más productivos y reutilizar el agua”, dijo.
Don Lamberto Zúñiga, reconoce que de adolescente nunca llegó a imaginar estudiar, generar y aportar todo lo que ha hecho, pero asegura que siempre trato que todo lo que hiciera saliera bien y aportar sus conocimientos.
Hoy, a 43 años de distancia sigue trabajando, investigando, pensando hasta donde ha llegado sacrificando incluso tiempo de familia y soñando con que sus aportaciones de investigación, más allá de ser reconocidas, sean de utilidad para el futuro agrícola.
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