Lo más importante que tenemos los seres humanos no es el dinero, ni la fama, ni la belleza, ni el poder.
Lo más importante es el tiempo de vida, lo que hacemos con él. Lo que nos define en la vida es la huella que dejamos en los otros y en el planeta, y tenemos un tiempo determinado para dejar esa impronta.
No importa la cantidad de personas que toques en el camino de tu vida, si no la calidad de cada toque, de la esencia que dejas en las personas.
Se ha preguntado usted ¿A quién o a quienes le brindamos nuestra atención y nuestro tiempo, ya sea de calidad o no? Miles de industrias en todo el planeta compiten por atraer nuestra atención y tiempo, y venderles a publicistas nuestra fascinación por algo.
Empresas como Disney, Sony, Universal, Televisa, Facebook, Google, Instagram, TikTok, y otras en mayor o menor medida, lo que buscan es nuestro tiempo.
Algunas veces nos preguntamos ¿A qué venimos a esta vida? ¿A sufrir? ¿A pagar facturas? ¿A acumular deudas? ¿A ser felices? ¿A sobrevivir? Si y no.
Lo que puedo decir desde mi experiencia es que en primer lugar no venimos una si no múltiples veces a vivir en este planeta. Somos energía encarnada en humanos.
Energía que transmuta y se libera, se regresa y se encarga tantas veces como el ciclo del agua en el planeta. Podríamos pensar entonces que somos eternos.
El espíritu si, el cuerpo no. Y en ese caminar del cuerpo, llamado vida, nuestra misión es ser feliz y también amar.
Experimentar el amor es la sensación más hermosa del mundo. ¿Quién no ha amado alguna vez a su hijo dormido en su pecho? ¿O a su mascota cuando te lame una tarde triste? ¿Quién no ama a una persona, independientemente de si es correspondido o no? Mientras la felicidad puede llegar y durar unos instantes, el amor nos acompaña siempre. Somos nosotros los que nos decidimos a abrirnos a él.
Muchas personas piensan que el amor duele, o que se debe pagar un precio por él. Puede ser, y la moneda de cambio se llama: tiempo.
Así como el amor más importante es el que tenemos hacia nosotros mismos, también hay un tiempo valioso para estar a solas. Ahora mismo estoy sola en casa, y es cuando me reconecto conmigo misma, cuando me apapacho, me mimo, me preparo, planifico y me atiendo.
Lloro, sano, cocino para mí, me pongo guapa, reviso la agenda y los pendientes, pero sin engolosinarme con las redes sociales.
Últimamente, las actividades que hago a solas son ir al cine o invitarme a un buen restaurante a comer… sola.
He conocido a no pocas personas que les da miedo estar solas. Siempre quieren estar acompañados de muchas personas o al menos de una. Entablan diálogos, ponen la televisión o miran las redes sociales, lo que sea para no estar solos.
Ya sea en casa, ir a un encargo o incluso viajar, les es terrible hacerlo por su cuenta. Si bien, es agradable la compañía, también es muy valioso el tiempo a solas; fomentar el diálogo interno, hablarse, preguntarse, contestarse.
El pensar, el hablar, pelear o hasta gritar en tu mente, no son signos de locura, son signos de inteligencia emocional. Es el momento para analizar las inseguridades, de planear nuevas y más sagaces respuestas hacia las cosas o situaciones que nos plantea la vida.
El tiempo a solas es precioso para conocerse, para descubrir cosas en uno. Reconocer errores, las faltas y los pecados. Es algo que logras con la madurez y con un análisis muy personal de las situaciones, porque con el tiempo los observas desde otra perspectiva. Desde niña, solía ver a mi padre conducir y al mismo tiempo mover la cabeza, hacer ademanes o incluso balbucear palabras.
Me preguntaba qué pasaba por su mente. Nada, decía. Pero un día me dijo que pensaba en otras respuestas que pudo haber dicho y que no lo hizo.
Recientemente, un amigo me dijo que hacía lo mismo, y que era porque necesitaba “la opinión de la persona más inteligente, presente en ese momento”, o sea, la de él mismo.
Los mejores momentos que paso a solas para estas actividades mentales son cuando lavo los trastes, cuando manejo al trabajo, cuando voy a confesarme a la Iglesia, cuando estoy en la ducha, cuando viajo, cuando desayuno a solas en casa.
No sólo son momentos de análisis profundo, sino también de diversión como cantar a todo pulmón, cuidar la higiene personal, o hacer travesuras divertidas para los que me rodean. Recuerdo dos ocasiones que pasé completamente sola un fin de semana. Una ocasión fue cuando vivía en Sevilla y alquilaba un departamento con roomies, pero ese fin todos viajaron. Quede sola en un país muy muy lejano. Aún el internet no era muy comercial.
Lo que hice fue cantar todas las canciones rancheras mexicanas que tenía grabadas en el alma, a capella. Pero para no desafinar, las canté todas desde la tina con agua caliente en el baño, con una botella de tequila y velas aromáticas.
Cantando ahí sola a todo pulmón “México lindo y querido”, no recuerdo cuántas horas pasaron. La siguiente ocasión fue cuando estuve sola en un departamento en la Ciudad de México. Las chicas con las que vivía aquel intercambio académico en la Ibero, también viajaron. Me entró la depresión, la tristeza, la angustia.
Con ella el llanto en todo el fin de semana. Comencé lamentando un desamor, pero no era solo eso. Lloraba por las cosas que me disgustaban, por las que me retaban, por los obstáculos y las ilusiones.
Esa vez no hubo brindis, solo los kleenex y yo. También esos momentos son necesarios para abrazar la tristeza, dejarla hacer su trabajo, y luego se va. Aunque agota, y puede ser totalmente desgastante, limpia el alma para volver a empezar.
El tiempo a solas es un tiempo invertido en ti mismo, en hacerte compañía, en escuchar lo que de verdad siente y le duele a tu alma.
Es el momento en que conectas cerebro con corazón, para tomar cualquier decisión. Es altamente valioso porque ese tiempo es justo el origen de tus sueños y anhelos, es el tiempo de la sanación y del amor a ti mismo. Un plus, es si además, en ese tiempo a solas, reflexionando, agregas la oración, porque entonces invitas al mejor amigo que jamás tendrás.
Espero que la próxima vez que te encuentres a solas, lo veas desde otra perspectiva y valores ese tiempo, deseo que dejes a un lado el celular, para que te sientas a ti mismo en tiempo presente y reflexiones en los ajustes que te gustaría hacer en tu vida. Disfruta de la compañía de la persona más importante: tú.