Cuando el fin de semana el Presidente López Obrador visitó las instalaciones del nuevo Hospital Civil de Ciudad Madero, se le informó que la obra era una muestra más de la corrupción imperante en algunas áreas durante el cabecismo.
En la pasada administración, el proyecto prácticamente no avanzó debido a las fallas estructurales que se permitieron por la indolencia en la supervisión de los trabajos.
La obra permaneció abandonada 8 años, hasta que llegó el gobierno de Américo Villarreal Anaya y dio instrucciones para que se reanudaran los trabajos, previa revisión de las condiciones jurídicas, estructurales y financieras de la misma, pues había sospechas de que se hicieron las cosas mal en el pasado.
Así como el tristemente célebre “puente roto” construido en Altamira y que a un costo millonario está siendo reconstruido por la administración federal, así el nuevo Hospital Civil de Ciudad Madero es también una muestra más de la indignante corrupción que se vio en el sexenio anterior.
A finales del sexenio pasado, una revisión de la propia Secretaría de Obras Públicas determinó que había graves fallas estructurales y vicios ocultos que se detectaron después de años de construcción y pese a que se habían canalizado millonarias cantidades de recursos públicos, el sanatorio ni siquiera había sido concluido en sus primeras etapas.
La situación era preocupante pero a pesar de ello, el gobierno cabecista no actuó jurídicamente en contra de quienes cometieron las irregularidades en la construcción, quienes hicieron la obra con pésima calidad y contra quienes omitieron supervisar los trabajos. Una completa indolencia, en pocas palabras.
No es el primer caso de ineficiencia y corrupción en el uso del dinero público, pues un antecedente cercano es el del Hospital Regional del IMSS en Reynosa, que vivió una situación parecida.
En ambos casos, las obras fueron consideradas inservibles, pero pese a ello ninguna autoridad intervino solicitando la actuación judicial, pidiendo castigos a los responsables o buscando la reparación al daño provocado al erario.
¿Qué pasó? De acuerdo con lo que se sabe, al Presidente López Obrador en su visita a Ciudad Madero se le puso al tanto y se le dijo que pese a la indignante indolencia que en el cabecismo permitió esa escandalosa corrupción en la construcción del hospital, el gobierno de Villarreal Anaya ya estaba enfocándose en concluir el sanatorio para ponerlo al servicio de la gente que habita en el sur de Tamaulipas.
Una de las más graves consecuencias de la falta de supervisión y podría decirse hasta de complicidad de las autoridades estatales pasadas encargadas de supervisar el correcto uso del dinero público en la construcción de ese y otros hospitales, es que los constructores que incumplieron con lo establecido en los contratos siguieron haciendo negocios. Mientras, el quebranto a las finanzas públicas y el engaño seguían.
Y entonces se descubrió otra cosa todavía más indignante: Debido justamente a la indolencia de los responsables de supervisar la obra, el nuevo Hospital Civil de Ciudad Madero resultó inútil antes de ser terminado, porque en la parte administrativa se hicieron malos manejos que derivaron en la compra del equipo médico inadecuado, pues no pudo ser instalado y tuvo que ser llevado a una bodega
Con el equipo médico y mobiliario ya comprado, embodegado o transferido a otros sanatorios, la situación demostró el tamaño de la corrupción, pues la obra llevaba menos del 40 por ciento de avance en 2022.
Como decía, uno de los primeros actos de Américo cuando llegó al poder fue hacer un diagnóstico del sistema de salud pública y al encontrar las anomalías, se detectó la necesidad urgente de retomar la construcción del hospital, lo cual sucedió con el apoyo de López Obrador.
Por eso es que la visita presidencial del viernes fue de suma importancia, ya que al constatar el avance del proyecto, el Presidente se comprometió con el gobernador Américo Villarreal a hacer lo necesario para que antes de concluir su mandato, el hospital Civil de Ciudad Madero esté terminado y funcionando al ciento por ciento.
LA META HISTÓRICA QUE SE FIJÓ ERASMO
Si hay una meta que se fijó como algo importante el candidato de Morena a la Alcaldía de Ciudad Madero, Erasmo González Robledo, es la de lograr cumplir con un histórico programa de pavimentación.
El plan pretende abatir el enorme rezago urbano que todavía tiene Madero, pues en numerosas colonias hay muchas calles sin pavimento, que durante años han permanecido en malas condiciones.
Erasmo estableció que durante su administración tendrá varios objetivos en materia de obra pública, entre ellos el de cumplir con un ambicioso programa de obra pública para pavimentar 112 kilómetros de calles.
El candidato morenista hizo este compromiso en la colonia Árbol Grande, en la cual vivió durante su niñez y juventud y en la que todavía habitan familiares, numerosos amigos y conocidos.
González Robledo ha dicho que si bien se han hecho obras públicas que han ayudado a abatir el rezago urbano, todavía existen numerosas colonias en donde las condiciones en las que vive la gente son susceptibles de ser mejoradas, porque además de las vialidades se requieren de los servicios de drenaje y alumbrado.
También está el caso de muchas calles que ya fueron pavimentadas pero debido al paso del tiempo y al deterioro, se encuentran en malas condiciones y requieren de un mantenimiento urgente, pues aunque anteriores administraciones hayan hecho esfuerzos para ello, la cantidad de arterias viales que necesitan mantenimiento es grande.
De acuerdo con el diagnóstico elaborado por Erasmo, en Ciudad Madero hay casi 148 kilómetros de calles pavimentadas, pero que están en mal estado y requieren de mantenimiento para que no se sigan deteriorando. Además, hay otros 112 kilómetros de arterias viales sin pavimento, que es la meta que se fijó como algo histórico de lograr.
¿Cómo lo va a hacer, si el dinero no alcanza para todo? Erasmo, quien fue presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados dice que tiene la fórmula: Una estrategia de coordinación entre el gobierno municipal, el gobierno estatal y ciertas dependencias federales, para conseguir los recursos y apoyos necesarios para lograrlo.
Por. Tomás Briones




