La crisis por la falta de agua -y de soluciones a esa problemática-, está causando estragos en el interés de la población del sur de Tamaulipas en las campañas políticas y enardeciendo el ánimo social.
Esta semana, después de varios días sin servicio de agua potable en miles de hogares de la zona, la Comapa de Altamira anunció que racionará el suministro a sus cientos de miles de usuarios residenciales, pues solo la distribuirán en determinados horarios.
El problema es bastante grave, porque “tandeo” y “racionamiento” son dos palabras que los organismos operadores de los sistemas de agua potable de la entidad han querido evitar, para no generar alarma entre los cientos de miles de usuarios.
Sin embargo, la realidad que vivimos en Tamaulipas ya impide poder ocultar el impacto de esta decisión en el ánimo social.
Desde que asumió la gubernatura, Américo Villarreal Anaya planteó la urgencia de aplicar medidas de cuidado del agua, el impulso a campañas de concienciación para el uso adecuado del líquido a través de las Comisiones de Agua Potable (Comapas) del estado, así como la búsqueda de apoyo federal para aumentar la capacidad de los vasos de captación.
Sin embargo, el prolongado estiaje ya puso en alerta a las autoridades estatales que por medio de la Secretaría de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social han hecho esfuerzos para tratar de enfrentar la situación de la mejor manera.
La crisis hídrica llegó a niveles inimaginables hace todavía un año: Una gran parte del sistema lagunario se ha desecado por la falta de flujo, la ausencia de lluvias, la evaporación a causa de las altas temperaturas y sin duda, por la explotación de este recurso que se divide notablemente en dos grandes bloques: El uso doméstico y residencial, así como el comercial, de servicios e industrial.
Aunque se han realizado desde labores de dragado de las lagunas de donde captan el agua para distribuirla a la población, comercios y hoteles, esto ha sido insuficiente porque no ha llovido y no se ha tenido la recarga del sistema lagunario en forma adecuada para reponer lo que se extrae.
Un ejemplo claro del nivel de la crisis es como en numerosas colonias del norte de Tampico miles de familias se quedaron sin el servicio de agua potable desde el fin de semana pasado.
Luego, con muy baja presión y con suspensión del suministro -en realidad, tandeo-, han estado medianamente resolviendo los problemas generados por la falta de agua.
No es lo más grave, pues a diferencia de ocasiones anteriores en las que las autoridades resolvían parcialmente el problema con el envío de pipas con agua, ahora eso no ha sucedido. El enardecimiento de los ciudadanos ha aumentado, como decía antes.
Tamaulipas se encuentra al borde del colapso hídrico: La sequía que azota al sur del estado rebasa a las autoridades y sus esfuerzos por evitar un escenario catastrófico, aunque miles de hogares en Tampico, Madero y Altamira llevan días sin el servicio de agua potable.
La desesperación ha provocado quejas y reclamos que ya opacan el interés en las campañas políticas que hacen los aspirantes a las Alcaldías, diputaciones locales, federales, el Senado y la Presidencia de la República.
La crisis por la falta de agua se convierte en el centro de las campañas políticas y preocupa porque la respuesta inmediata es el racionamiento del líquido, aunque no se quiera utilizar ese término para no generar más animosidad entre la población.
El problema no es nuevo: la falta de lluvias, el cambio climático, la sobreexplotación de acuíferos y la contaminación han creado una bomba de tiempo que finalmente ha estallado.
Aunque las autoridades estatales han trabajado desde hace tiempo en una estrategia enfocada en el fomento de una cultura de cuidado del agua, el dragado de las lagunas para aumentar su capacidad de captación, en el largo plazo se requiere de soluciones que demandan el apoyo de la Federación, especialmente en materia de inversión en la infraestructura existente.
¿Afecta a las y los candidatos que buscan los puestos de elección popular de contacto más cercano a los ciudadanos? Claro, porque inevitablemente ellas y ellos reciben los reclamos ocasionados por el enojo y la desesperación no solo ante la falta de agua por cuestiones ajenas a los organismos operadores de los sistemas de agua en Tampico, Madero y Altamira.
Para enfrentar la crisis, lo deseable es que las autoridades asuman la responsabilidad de tener una comunicación clara, directa, inmediata y honesta con los miles de usuarios de la zona conurbada.
Es necesario que sin eufemismos, a la gente se le diga hasta cuándo estará vigente el racionamiento en el servicio además, claro, de brindar soluciones aunque sean parciales. Es lo menos que se espera.
ESCOTILLA
Van varios días en los que otro problema afecta a decenas de miles de familias en el país, aunque en la zona sur de Tamaulipas no se ha vivido todavía.
Los constantes apagones que afectan a varios estados del país evidencian el grave error de no haber permitido la inversión privada en la generación de energía eléctrica, así como el desinterés por alentar las energías limpias que sustituyan a las producidas con combustibles fósiles.
Ante la realidad, la narrativa oficialista que culpa de todo al pasado y evade la responsabilidad, solo indigna más a quien ve las cosas sin fanatismo irracional.
POR TOMÁS BRIONES
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