“Quiero hablar por los de San Juan de las Manzanas. Traimos una queja contra el presidente municipal que nos hace mucha guerra y ya no lo aguantamos.
Primero les quito sus tierritas a Felipe Pérez y a Juan Hernández, porque colindaban con las suyas. Telegrafiamos a México y ni nos contestaron. Hablamos los de la congregación y pensamos que era bueno ir al Agrario, pa la restitución.
Pos de nada valieron las vueltas ni los papeles, las tierritas se le quedaron al presidente municipal”.
Así inicia su denuncia Sacramento, ejidatario de San Juan de las Manzanas y uno de los principales personajes de “La muerte tiene permiso” cuento escrito por Edmundo Valadés.
La escena se da en una reunión entre ejidatarios e ingenieros enviados por el gobierno para apoyarlos para resolver problemas agrarios que les permitan incrementar la producción y mejorar sus cultivos.
Continúa describiendo la innumerable cantidad de crímenes, abusos, injusticias y canalladas cometidas por el presidente municipal como el cobro de unos intereses ficticios que al final y con la complicidad de otros les cobró a fuerza, el asesinato del hijo de Sacramento por ir a reclamarle, la vez que hubo sequía y cerró el canal para tomar toda el agua para él, o cuando se robaron dos muchachas y las dejaron tiradas en el monte.
En ese momento Sacramento les solicita a los ingenieros que ya que vienen a ayudarlos les permitan hacer justicia por su propia mano. Después de varias discusiones se pone a consideración de la asamblea la propuesta hecha por Sacramento, y se pide que levanten la mano quienes estén de acuerdo en dar permiso con matar al presidente municipal.
Todos levantan la mano, incluyendo a los ingenieros, es una aprobación categórica. Sacramento dice “Pos muchas gracias por el permiso, porque como nadie nos hacía caso, desde ayer el presidente municipal de San Juan de las Manzanas está difunto”.
En México la Muerte Tiene Permiso durante este sexenio van más de 180 000 homicidios con violencia de acuerdo con la firma TResearch cifras que fueron retomadas de los reportes emitidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Mas de 42 000 desaparecidos de acuerdo con las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, 297.000 muertes en exceso debido al COVID de acuerdo con Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México.
Lo anterior y sin tomar en consideración el impacto los más de 45 millones de recetas que no han sido abastecidas ni los 30 millones de personas que perdieron el beneficio del Seguro Popular.
Como podemos ver, en México, la muerte tiene permiso y las principales causas son fallas en el liderazgo y gestión gubernamental que hasta el día de hoy aplica políticas públicas que no toman en consideración las necesidades básicas de los ciudadanos como son derecho a la vida y a la salud, ya que desafortunadamente ha privilegiado asignar el presupuesto a los grandes proyectos sobre las necesidades básicas de la población, además dentro de escándalos de corrupción que hacen palidecer a los que se conocieron durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El gobierno pues, camina como caballo con anteojeras, sobre un rumbo fijado por el presidente, sin ver lo que sucede a su alrededor, sin tomar en cuenta el impacto que causan en las personas ni las situaciones que evolucionan a crisis tales como el huracán Otis y la falta del agua.
Este 2 de junio será nuestra “asamblea de ejidatarios” como la del cuento de Edmundo Valadés donde tendremos la oportunidad de terminar con las políticas que están acabando con nuestros derechos, con nuestra democracia y que trata de instaurar una dictadura o al menos un Maximato como el de Plutarco Elías Calles.
Vayamos a votar y terminemos de una vez por todas con estas políticas que están asfixiando nuestras libertades.