«No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla.» Esta frase, tan arraigada en la sabiduría popular, cobra un significado especial en la política. El poder es, al fin y al cabo, un bien temporal, con fecha de caducidad, que se va entre los dedos de quienes lo ostentan. Con el fin del mandato de Andrés Manuel López Obrador y la inminente llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, nos encontramos en ese momento donde los líderes, una vez rodeados de multitudes y flashes de cámaras, se convierten en un ciudadano más, regresando al anonimato del que un día salieron y, en algunos casos, en personas indeseables.
«Muerto el rey, viva el rey.» Este antiguo refrán, que marca la transición del poder, nos recuerda la fragilidad de los liderazgos y cómo, al final del día, lo que queda no es el hombre o la mujer en el cargo, sino el legado que dejan atrás. En este contexto, el último informe de gobierno de AMLO, presentado el 1 de septiembre, se convierte no solo en un acto de rendición de cuentas, sino también en un intento por asegurar que su paso por la presidencia no sea simplemente un recuerdo que se desvanezca con el tiempo.
AMLO no dejó pasar la oportunidad de destacar los logros más significativos de su administración. Subrayó con firmeza que más de 9.5 millones de mexicanos salieron de la pobreza durante su sexenio, gracias a las políticas de bienestar social y el aumento del salario mínimo. Defendió las reformas en el sector energético y los proyectos de infraestructura, como el Tren Maya, que consideró fundamentales para el desarrollo del país.
La inseguridad sigue siendo el tema más cuestionado, con críticas sobre cómo se han manejado las estrategias para combatirla. La economía, aunque con signos de recuperación, no ha alcanzado los niveles que muchos esperaban, afectada por la inflación global y el impacto de la pandemia. Y la polarización política, con un país dividido entre “ricos” y “pobres», alimentada por un estilo de liderazgo confrontativo, ha dejado una marca de profunda división en la narrativa del país.
El ambiente en el Zócalo durante su discurso fue una mezcla de apoyo y crítica, reflejando la polarización que caracteriza su mandato. Para algunos, fue un momento de consolidación de un proyecto transformador; para otros, una señal de que el cambio prometido quedó a medio camino.
Claudia Sheinbaum se enfrenta ahora al reto de recoger el bastón de mando en un escenario complejo. La continuidad de las políticas de AMLO puede ser vista como una fortaleza para mantener el apoyo de una base que ha sido beneficiada por los programas sociales. Pero, al mismo tiempo, Sheinbaum deberá demostrar que no es solo una extensión del mandato de su predecesor, sino una líder con una visión propia y la capacidad de llevar al país en una nueva dirección.
Sheinbaum tendrá que encontrar un equilibrio entre mantener la continuidad de ciertas políticas y proponer soluciones innovadoras para los problemas constantes. La expectativa es alta, y la pregunta que muchos se hacen es si podrá ser el puente entre el México que deja AMLO y el México que sueña con ser más inclusivo, seguro y próspero.
El último informe de AMLO es su intento final de cimentar su lugar en la historia. Para algunos, será recordado como un defensor de los más pobres y un reformador valiente. Para otros, será visto como un presidente que gobernó con una agenda de polarización y una gestión económica cuestionable. Pero, como en toda transición de poder, el tiempo será el juez definitivo. «Muerto el rey, viva el rey» también es una advertencia: el verdadero impacto de un líder no se mide en sus palabras finales, sino en los resultados duraderos de sus políticas y en cómo estos influencian el futuro.
La transición de AMLO a Sheinbaum es más que un cambio de guardia; es una oportunidad para no defraudar a quienes votaron por la continuidad de un proyecto que lo lleve al siguiente nivel, resolviendo las asignaturas pendientes. En este cruce de caminos, México tiene la oportunidad de soñar de nuevo y construir un futuro en el que todos puedan prosperar. Como dijo Eleanor Roosevelt, «El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños, pero también a aquellos que tienen la valentía de actuar sobre ellos.» Ha llegado el momento de convertir esas aspiraciones en acciones concretas y asegurar que el bienestar y la prosperidad sean realidades tangibles para todos los mexicanos.
Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol)
Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
Twitter: @ericvaldeztv