CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El Poder Judicial mantiene altos niveles de corrupción, lo que ha contribuido a la crisis de seguridad que vive el país y a los altos índices de abusos que se cometen todos los días.
Por ello, México sí necesita una reforma judicial, asegura el periodista J. Jesús Lemus, pero no como la que planteó el Ejecutivo y que será discutida la próxima semana en el Senado.
El autor del libro “Cártel Judicial”, se mostró de acuerdo con que algunos jueces sean designados por elección popular, pero advierte este método no puede generalizarse.
Según el periodista, uno de los principales fallos de la reforma radica en la falta de requisitos claros para los jueces propuestos por elección popular. “No podemos elegir jueces sin importar su origen; deben provenir de una escuela judicial o un colegio de abogados”, comentó Lemus. Comparó esta situación con subir a alguien sin experiencia a pilotar un avión, subrayando la importancia de la preparación técnica para ocupar estos puestos.
En lo que no tiene duda es en el que Poder Judicial requiere una sacudida, pues está atravesado por la corrupción. Ese es el punto central del libro que presentó ayer en Victoria.
¿Cómo fue el proceso de investigación y escritura del libro?
Comencé a escribir este libro hace 11 años, cuando estuve preso en la cárcel de Puente Grande. Allí comprendí cómo un juez, sin razón alguna, puede emitir una orden de aprehensión, dictar una sentencia sin pruebas y ordenar encarcelamiento en una prisión de máxima seguridad, como me ocurrió a mí. Esto me llevó a investigar la corrupción dentro del Poder Judicial.
Cuando salí absuelto de los delitos que me imputaban, comencé a recolectar información sobre la corrupción en el Poder Judicial, fui reuniendo más datos y decidí terminar el libro cuando se empezó a hablar en México sobre la reforma al Poder Judicial. Es el único texto periodístico que trata el tema en profundidad en el país, y por eso decidí publicarlo este año.
¿Cuál fue el punto de partida para la investigación?
El punto de partida fue analizar el nivel de satisfacción de los presos, defensores y ministerios públicos respecto a las sentencias de los jueces. Lo que descubrí es que en México, el 99.9 % de las personas están insatisfechas con la impartición de justicia y optan por apelar. Comparado con otros países de Centroamérica, donde los niveles de insatisfacción son mucho menores, en México es casi unánime la desconfianza hacia los jueces. Esto fue lo que me motivó a investigar más a fondo.
¿Cuáles consideras que son los principales problemas del Poder judicial, además de la opacidad?
Existen muchos problemas dentro del Poder Judicial. Uno de los más graves es la impunidad, dentro del poder judicial se cometen numerosos delitos, no solo conductas inmorales, sino delitos tipificados en el Código Penal Federal, cometidos por los jueces. Hay casos de delincuencia organizada, mal uso de la justicia al servicio de los poderes fácticos, violaciones sexuales, lavado de dinero, usura y nepotismo. Estos delitos no se denuncian ante el Ministerio Público y quedan en la impunidad. El grave problema del Poder Judicial es la comisión de delitos y la impunidad que protege a los propios jueces.
¿Consideras que la reforma que propone Morena, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, debería tener modificaciones?
Desde mi punto de vista, el poder judicial necesita una reforma, eso es innegable. Tarde o temprano, se tendrá que hacer, si no en este sexenio, en el próximo. Pero hablando del sexenio actual, aunque la reforma tiene aspectos positivos, también tiene muchos negativos. No todo es tan maniqueo como lo plantea López Obrador, no todo es corrupción. Si el 80 % de los jueces son corruptos, entonces queda un 20 % que debemos cuidar.
Creo que la reforma judicial de López Obrador falla en dos puntos fundamentales. Primero, no podemos elegir jueces sin importar su origen; deben provenir de una escuela judicial o un colegio de abogados, y tener una formación sólida en la aplicación de las leyes. No puedes convertir en juez a alguien que antes era jefe de comunicación social del PRI, por ejemplo. El derecho es una ciencia, y los jueces deben tener un conocimiento técnico profundo de ella.
Es como si propusieras subir a alguien a pilotar un avión solo por ser popular. Cuando eliges a un médico, no buscas al más popular, sino al más capacitado. Eso es lo que no contempla esta reforma. Además, estoy en desacuerdo con la idea de jueces sin rostro. Felipe Calderón quiso imponernos esa figura junto con Genaro García Luna, y López Obrador parece querer retomarla. Sería como volver a la Edad Media, con verdugos encapuchados ejecutando a personas en la plaza sin saber quiénes son.
Los países que han implementado jueces sin rostro han tenido pésimos resultados. Si hoy en día algunos jueces abusan de su poder, imagínate lo que harían sin ser identificables. Es una idea peligrosamente perversa para la sociedad y el gobierno.
¿Consideras que debe haber más tiempo para reflexionar sobre esta reforma?
Definitivamente. No entiendo por qué tanta prisa. México seguirá existiendo cuando López Obrador se retire. Él está cerrando un ciclo, pero el país continúa. No tenemos que correr a su ritmo. Los mexicanos seguiremos trabajando después de que él se jubile, así que no debemos apresurar esta reforma solo porque él está por terminar su mandato.
¿En lo general, te parece bien la elección popular de jueces?
Me parece que puede funcionar si se reforma todo el sistema de justicia. En Estados Unidos, por ejemplo, se eligen jueces, pero esos jueces no deciden si alguien es culpable o inocente; esa decisión la toma un jurado. Los jueces solo administran el proceso. Creo que en México podemos elegir jueces, pero deben ser jueces administrativos, no los que dictan sentencias.
El problema con el sistema actual es que el juez es tanto quien decide si eres culpable como quien dicta la sentencia. Si vamos a elegir jueces, debemos limitar su rol a la administración de justicia y dejar que un jurado determine la culpabilidad o inocencia.
Por Staff
Expreso-La Razón