A lo largo de los años he escuchado y visto muchos informes de gobierno del orden federal, estatal y municipal. Algunos han sido muy buenos informes con una gran capacidad de síntesis y de propuesta de cómo medir la política pública con indicadores claros donde se han medido y reconocen con autocrítica, no los mejores resultados y luego están la gran mayoría de los informes donde se informa lo que se quiere (muy malos por cierto).
México en los últimos 20 años avanzó mucho en la capacidad para poder generar algo de rendición de cuentas, primero en el 2004: la Ley de transparencia y acceso a la información y la creación del INAI y después con la Ley general de contabilidad gubernamental que obligó a todos los gobiernos de todos los órdenes a usar los mismos términos en el gasto.
Previo a esta ley general de contabilidad gubernamental cada gobierno podía entender o incluir en un concepto de gasto cosas que no incluían y así ocultar gastos, como por ejemplo: incluir en el gasto social y de apoyo a los más desprotegidos con beneficios salariales como “becas” para los trabajadores y así anunciar más apoyos sociales, cuando esto era falso.
Estos dos mecanismos en los últimos 20 años a los ciudadanos nos han podido dar la oportunidad de conocer que es lo que hacen ahí, con un mismo lenguaje en el gasto público, en el gobierno, con nuestros impuestos.
Pero hace falta algo más: Nos falta poder medir a los gobiernos con indicadores claros y que se han medidos de forma independiente. Porque la corrupción no solo es desviar recursos públicos también es la inacción, es la negligencia.
Ejemplo: no porque el Secretario de Salud no esté desviando el dinero destinado a gastar en el combate al mosquito del dengue, significa que está bien su trabajo, puede estar gastando el dinero y no dar resultados. Se debe medir y rendir cuentas por las acciones que conlleva en esta particular tarea, eso implica tener indicadores que brinquen sexenios.
No es posible que un gobernante nos venga a decir que el sistema de salud que gozan los mexicanos es mucho mejor que el de un país como Dinamarca y tres días después nos diga que esto lo dijo como un “plan con maña” en lo que fue su informe de gobierno, esto debería tener consecuencias, gobernar no es un juego, es la vida de las personas.
Eso es lo que falta, ese debería ser el camino para la “transformación” no destruir los pocos caminos que tenemos para la transparencia de recursos y rendición de cuentas de los servidores públicos.