En entrevista a “El Universal”, el diputado local Marte Alejandro Ruiz explicó que él no es machista y solicitó que se le dieran explicaciones sobre cuestiones que considera discriminan a los hombres. Algunos de los cuestionamientos del diputado Marte fueron los siguientes:
“Yo quisiera que las personas nos hicieran una explicación en el sentido de ¿cuántos derechos en cuestión de salud tiene el hombre? ¿Cuántas campañas médicas tiene el hombre comparadas con las de la mujer? ¿Cuántos beneficios tiene en la cuestión social comparadas con las de la mujer? Hoy se habla de 60 a 64 años van a tener un beneficio económico ¿y porque los hombres no, si somos iguales ante la Ley? ¿Por qué existe un Instituto de la Mujer y no un Instituto del Hombre? Si el hombre es el culpable, si el hombre es el que violenta, porque en automático somos los violentos, ¿Dónde están las instituciones que nos puedan proporcionar ayuda psicológica, mental, psicosocial para poder cambiar el comportamiento del hombre?”.
Sin embargo, son sus propios planteamientos los que ponen en tela de duda su autodefinición como “No machista”, lo que nos lleva a cuestionarnos ¿Por qué existen hombres que se sienten discriminados por las políticas en favor de las mujeres y no saben que son machistas?
Entre las posibles causas que, tal vez nos ayuden a entender la postura del diputado Marte Ruiz, se encuentran las siguientes:
Los sesgos culturales, los cuales son comunes en una sociedad patriarcal y machista que refuerza normas tradicionales; abstraerse de la cultura en la que estamos inmersos es complicado, lo que hace creer a algunas personas que las políticas de igualdad excluyen a los hombres, cuando en realidad buscan modificar las estructuras patriarcales para terminar con la discriminación sistémica.
Otra causa que se suma es la angustia que experimentan algunos hombres ante la pérdida de los privilegios patriarcales históricos, especialmente, en los ámbitos laboral, familiar, político y social. La redistribución de oportunidades pueden percibirla como una pérdida de poder o privilegios, confundiéndolo con discriminación.
Además, las personas machistas, hombres y mujeres, tienden a resistirse al cambio cultural y a la eliminación de estereotipos, ya que las políticas en favor de las mujeres desafían el orden social tradicional al promover una mayor equidad. Para los hombres con masculinidad tradicional – basada en la negación de la femineidad- cuestionar los estereotipos es equivalente a “dejarlos en el limbo”, por lo que perciben estos cambios en la cultura como una amenaza.
Asimismo, las y los machistas confunden el trato equitativo con el trato igualitario, sabemos que vivimos en contextos con amplias brechas de género en diversos ámbitos, por lo que es necesario dar más a quienes más lo necesita para compensar las desventajas estructurales, en aras de avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Sin embargo, los hombres machistas sienten que se les está quitando algo que les pertenece. Un claro ejemplo son las medidas afirmativas para que las mujeres accedan a cargos de elección popular, lo que ha permitido contar con paridad en los órganos legislativos federales y locales y, a pesar de estas medidas afirmativas, en las presidencias municipales aun existe una brecha significativa.
No se puede tratar de forma igual a personas que están en posiciones desiguales, hacerlo perpetúa la desigualdad.
La combinación del sesgo cultural, el desconocimiento, el miedo a perder poder, la resistencia al cambio que creen les perjudica y la creencia que se les está quitando algo que les pertenece, puede ser el cóctel patriarcal que tiene al diputado Marte Ruiz en un estado de inconciencia sobre su machismo.
¿Usted, qué opina?
Por. Nohemi Argüello Sosa