Al momento de escribir estas líneas en la cámara alta iniciaba el debate, que se esperaba largo y fatigoso, en torno a la reforma judicial. Era de suponer que el respectivo dictamen podría ser aprobado en los minutos finales del martes o en las primeras horas de este miércoles. El asunto no podría esperar más considerando el difícil escenario en el cual se desarrolla. Sin embargo, el recinto parlamentario fue invadido por manifestantes por lo que hubo necesidad de decretar el receso correspondiente hasta contar con las condiciones adecuadas.
En la sesión previa fuimos testigos de un hecho inesperado por la solicitud de licencia de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien en los últimos días ha estado en el ojo del huracán debido a su presunta inclinación a la citada reforma y cuyo voto daría automática mayoría calificada a Morena y asociados. Otorgado el permiso, el lugar fue ocupado por el suplente, sea por su padre, ese viejo y mañoso político ex del PRI que hace veinte años no tuvo empacho en convertirse al panismo gracias a lo cual logró la gubernatura veracruzana.
Miguel Ángel Yunes Linares tomó protesta como senador y de inmediato se enfrascó en un duelo de dimes y diretes con Marko Cortés donde abundaron los señalamientos mutuos de traición no solo al PAN sino “al pueblo”. Como si a los mexicas importaran las “broncas” internas del partido, producto de la ambición y de la agonía que afecta a la oposición en general.
Miguel Ángel defendió a su hijo de las acusaciones del dirigente panista que asegura “se vendió al gobierno por miedo a ir a la cárcel”. Después de dos intervenciones de cada uno, dicho comadreo quedó empatado a cero goles, aunque esperabanse tiempos extras y hasta tandas de penales.
En cuanto al voto en pugna, era sentir generalizado que sería para Morena, incluso hasta con la posibilidad de que Miguel Ángel hijo reasumiera el cargo senatorial para ser quien emitiera sus razones. ¿Y qué tal si se abstuviera?. No sabemos si esta posición sume a favor de la mayoría, como sucede en los congresos locales. Sea como fuere, pronto saldremos de la duda.
Mientras tanto, durante “la mañanera” de este martes conocimos un muestrario del nepotismo que impera en la SCJN. Son miles los parientes de jueces, magistrados y ministros incorporados a diferentes áreas de la institución, mismos que a pesar de todo no serán perjudicados en sus derechos laborales porque no se trata de ejercer venganza sino de combatir la corrupción.
Después de la introducción de AMLO siempre aleccionadora, tomaron la palabra respectivamente Luisa María Alcalde y Rosa Icela Rodríguez para señalar casos concretos de abusos y excesos cometidos en el PJ que dan margen a que peligrosos delincuentes regresen a las calles portando la patente otorgada por el organismo que debía impartir justicia y no impunidad en forma descarada, sin escrúpulos, ni ética que al menos remuerda conciencias.
Ni como negar que la SCJN permanece como entidad aparte e intocable. ¡Y vaya contradicción!, es el único poder no electo y sin embargo es la instancia que limita y condiciona las decisiones del Legislativo y Ejecutivo los que sí son definidos por el voto popular tras agotadoras, costosas, desgastantes y hasta degradantes campañas que afectan a una ciudadanía obligada a soportar el bombardeo publicitario por lo regular, cargado de mentiras, falsas promesas y sonrisas congeladas por la hipocresía. Y ni modo que sea invento. ¡Y todavía las pagamos con nuestros impuestos!, ¡chingao!.
SUCEDE QUE
Américo Villarreal Anaya está en pleno derecho de realizar cambios y no tardará en ejercerlo, nomás pasandito la noche de “el grito”. Ojo en mandos medios ubicados en la calzada de Tamatán.
Y hasta la próxima
Por. Max Ávila