CIUDAD VICTORIA, TAM.- Ya estamos en pleno septiembre, la ruta hacia el final del año, la época para disfrutar de las tradicionales celebraciones que llenan de colorido y felicidad la temporada. Son los cuatro meses mas pachangueros del año y toda la raza, tanto Godínez, como de barrio lo sabe.
En décadas pasadas ambientar la fiesta era todo una proeza. En los años sesentas se necesitaba de cuatro personas para sacar la ‘consola’ al patio.
En los setentas el tamaño del aparato se redujo al de un modernísimo ‘modular’ con su sofisticado mecanismo para tocar cintas de “8-track” y sus bafles gigantescos. En los ochentas y noventas fue la fiebre de los cassettes y al final del siglo el CD perfeccionó todo.
Luego el formato MP3 inundo mediante el internet a todo el planeta. El nuevo milenio difundió mundialmente también uno de los grandes inventos de oriente: El karaoke. Ya no solo había melodía disponible, sino la posibilidad de imprimirle el estilo particular de cada persona a la pista musical. Desde entonces la diversión pasó de los antros al patio de la casa. Fue así como evolucionaron los ‘sonidos’.
Hoy es relativamente barato y sencillo contratar un sonido que ambiente la celebración de manera amena y que traiga prácticamente de todo ‘en el morral’: desde cumbias, huapangos, tejano, corridos, baladas, éxitos retro y hasta salsa, merengue, etc. El Caminante se echó la platicada con su camarada DJ Rigo quien le comentó los pormenores de la chamba.
Aunque parezca un poco bobo mencionarlo, muchas veces el primer contratiempo al que se enfrentan los sonideros es encontrar el lugar donde se llevará a cabo el evento. Hay lugares al que ni con GPS o la ubicación compartida son exactos “Ahí andamos dando vueltas y vueltas buscando el salón pues muchas veces no te explican bien la ruta correcta para llegar” comenta Rigo.
“El problema más común a la hora de iniciar es conectarse a la electricidad pues muchas veces en los domicilios no hay suficientes contactos e incluso hay salones que tienen pocos o no funcionan” comenta el camarada. En la ciudad los festejos más comunes son los cumpleaños, aunque en algunos meses abundan las graduaciones y fiestas de fin de cursos.
El otro mes de mayor trabajo es diciembre por aquello de las posadas además de que como en ese momento hay ‘lanita’ muchas parejas eligen ese mes para casarse. Un sonido puede llegar a tener amplias o pocas dimensiones.
En los grandes se puede ocupar hasta tres personas para armar el escenario además de la labor del DJ. Si es pequeño, con dos trabajadores es suficiente.
Pero lo realmente importante de un sonido es el repertorio musical que posee.
“Nosotros traemos almacenado en discos duros de todo: música, videos, karaoke etc, para que el cliente elija lo que más le guste. Si alguien pide alguna canción y no la traemos lo descargamos de voladita, lo que sea para complacer al asistente” detalla el DJ. Suele pasar, que hay algunos invitados que quieren pasarse de listos y toda la noche se la pasan solicitando temas “como teporocho en pulquería” y no le quiere ceder el micrófono a los demás invitados. ”Algunos llegan a molestarse y es cuando preferimos platicarlo con quien nos contrató y casi siempre nos dan la razón” relata Rigo.
Como en todo trabajo, suele haber incidentes: desde festejos familiares se convierten en funciones de lucha libre hasta cosas que rayan en lo ridículo como cuando se desborda un tinaco, ‘se va la luz’, se sueltan los perros etc. La mayoría de los sonidos trabajan por medio de anticipos, pero nunca falta el transa que se hace el desentendido para no pagar. En ocasiones solicitan evento de un día para otro, pero como dice Rigo, “chamba es chamba” y aun si andan medio desvelados cumplen con la faena. Algunos festejos se alargan más de 10 ó 12 horas y aunque se gana dinero puede ser muy cansado.
Esto además se acumula con la tarea de desconectar y desarmar el equipo de madrugada.
“Pero también hay eventos en que nos dan muy buen trato, casi casi como invitados y pues hasta da más gusto trabajar y ofrecer no solo nuestras más de 300 mil canciones, 70 mil pistas de karaoke o nuestros 20 mil videos, tratamos de hacer un show divertido con improvisaciones, con un buen espectáculo de luces, pantallas, humo ambiental, etc y dentro de lo posible fijar un buen precio o incluso les regalamos horas extras para que al final quedemos todos contentos”.
El camarada se despide del Caminante pues es hora de ir ‘cargando las chivas’ para asistir a un evento en La Libertad. Esta vez la chamba podría extenderse hasta el amanecer ¡quién sabe… la noche es joven aún! Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA