Por el bien de todos primero los pobres fue la consigna y el ofrecimiento constante que Andrés Manuel López Obrador llevó personalmente a todos los pueblos de México y que lo dió a conocer directamente entre los habitantes de las comunidades rurales y de las colonias populares más pobres de los 2450 municipios y los 32 estados de la república, a donde los visitó y les ofreció acabar con la corrupción y con los privilegios, y llevarles hasta sus lugares los beneficios que estaban demandando como el agua potable, drenaje, alumbrado, escuelas para sus hijos caminos pavimentados, centros de salud y apoyo económico.
Caminó por autopistas, carreteras, caminos rurales, vecinales, engravados, de terracería, veredas del monte y de los llanos. Comió en todas partes la comida de la gente, la de todos los días, fideos, arroz, frijoles, tortillas, chile, verduras, carne pocas veces casi nunca, guisos deliciosos, cocinados en fogones, estufas de leña, en hornillas de gas y eléctricas, sentado en bancos de madera, sillas de plástico o recargado en una piedra, estuvo en todas partes y con todas las gentes del pueblo, los escuchó y les ofreció llevar al Gobierno hasta allí hasta sus hogares, así se ganó uno a uno el voto de los mexicanos.
La mayoría si le creyó, en primer lugar, porque en la mayor parte de los municipios nunca había estado un candidato y mucho menos a Presidente, y era la primera vez que oían a alguien comprometerse a hacer las cosas sencillas pero importantes que todos ellos esperaban de su gobierno. En los municipios más grandes y en los medianos había incredulidad y desconfianza, muchos candidatos pasaron por ahí y los llenaron de promesas que nunca se cumplieron.
Andrés Manuel fue candidato a Presidente en 2006 y en 2012, y en 2018 cuando fué postulado por el Partido Movimiento de Regeneración Nacional Morena que él fundó, fué electo Presidente de México por 30 millones de mexicanos, que hasta ese momento era la mayor cifra de votos obtenida por un candidato en la historia electoral de México. Empezó su gobierno con actos simbólicos, brujos y chamanes llenaron el aire del Zócalo de sahumerios, le colgaron collares y le dieron bastones de mando y lo llenaron de bendiciones y conjuros contra la malora y los malos deseos.
Inició su gobierno con los peores pronósticos apocalípticos, los opositores lo declararon inepto desde el primer día, y dijeron que la moneda se iba a devaluar, la inversión extranjera huiría del país, que la inflación se desataría, que se detendría por completo el crecimiento, que los mercados se colapsarían, que las empresas cerrarían y se perderían los empleos y aumentaría la pobreza.
Seis años después, las agencias internacionales encargadas producir los indicadores de la economía mundial reportan: que la moneda mexicana se revaluó hasta niveles no vistos en 40 años, la inversión extranjera aumentó a niveles récord, la inflación está controlada, aumentó el empleo, 9.5 millones de mexicanos salieron de la pobreza, los mercados y la inflación se mantienen estables, hay un crecimiento moderado, México es la décimo segunda economía mundial y es el primer socio comercial de la economía más grande del mundo.
Al mismo tiempo Andrés Manuel puso en marcha los programas sociales que llegarían convertidos en derechos de los mexicanos hasta el último rincón del país, la pensión para los adultos mayores, las becas para los jóvenes que estudiaron y no tienen trabajo, las becas para los aprendices y los reforestadores, las becas para los que no terminaron de estudiar, para los discapacitados, para las madres solteras, para los niños y jóvenes en edad escolar.
Estableció acuerdos con las comunidades más pobres para que el gobierno entregara los materiales y los servicios de un técnico y las comunidades aportarán su trabajo para construir caminos artesanales y conectar a las colonias populares y las comunidades rurales a las vías principales, 3000 kilometros de pequeños tramos de camino fueron construidos, la distancia que hay entre Tijuana y Mérida para comunicar lugares que nadie sabe que existen pero que son lo mas importante para sus habitantes. Con ese mismo sistema se construyeron aulas en escuelas rurales y colonias populares. En todos los casos el gobierno les pagó la mano de obra.
En 23 estados se rehabilitaron y reequiparon 11500 centros de salud y más de 650 hospitales, se reforzó el personal médico, de enfermería y administrativo de todos esos lugares para constituir el sistema de salud universal gratuito en todos los niveles incluyendo la alta especialidad.
El cambió se percibió, los rostros de los pobres se relajaron y empezó a haber sonrisas y carcajadas en donde antes sólo había tristeza, preocupación o desaliento, Andrés Manuel les dijo que el poder era suyo que ellos podían decidir el rumbo de la nación, y llenaron las plazas y los jardines y los lugares públicos en donde antes no transitaban, y sintieron por primera vez que era cierto y que si se podía caminar con la frente en alto y con paso seguro. Y fueron a las urnas y contrataron con su voto otros 6 años para saber cómo será vivir con esa sensación de poder por otro sexenio más.
La lección ha sido muy clara, los mexicanos no quieren ser Dinamarca ni tampoco Venezuela, solo quieren ser un pueblo educado, saludable y libre. Andrés Manuel les enseñó que el camino no es hacer más ricos a los ricos para que repartan migajas entre los pobres, el camino es la democracia para la nación y la justicia social para los pobres, escuelas, centros de salud y hospitales, calles y caminos, dinero en el bolsillo para construir una vida y un futuro diferente para sus hijos, la mayoría lo sabe ahora, lo ha sentido, lo ha vivido, y por eso gritan entre lágrimas y sonrisas ¡Gracias Presidente!
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ