Claudia Sheinbaum Pardo es de izquierda, pero no el gobierno que dirige definido como humanista. Hay polémica al respecto y sin embargo hasta ahora, la Señora Presidenta ha dejado claro que los objetivos del régimen se lograrán a través de la democracia y la justicia social y, por otra parte, quienes integran el gabinete son una mezcla de tendencias que limitan y aun desechan, toda posibilidad de que México pueda adoptar una ideología extraña a su historia y cultura.
El calificativo que mejor queda sería progresista, que incluye la defensa ferviente de la soberanía y desde luego el apoyo irrestricto a los grupos marginados. Además de garantizar la inversión privada lo que significa también beneplácito hacia el capital internacional.
Nada de socialismo ni comunismo en cualquiera de sus modalidades o manifestaciones, más bien nacionalismo a toda prueba que tiene que ver con el fortalecimiento de las instituciones y la convicción de que combatiendo vicios como la corrupción, podemos salir adelante. En este sentido, aunque AMLO no logró erradicar el mal, avanzó lo suficiente para demostrar que el camino de la honestidad está sembrado de obras y beneficios contantes y sonantes para la población, independiente del rescate de miles de millones de pesos producto de evasión empresarial de impuestos que resolvieron prioridades.
El asunto es que el gobierno de México no es de izquierda, mucho menos enfila hacia una dictadura como pretenden hacer creer los adversarios de la 4T, mismos que gozan de las garantías y derechos consagrados por la Carta Magna para atacar, difamar, ofender y hasta enviar recuerdos maternales. Incontables las ocasiones que lo hicieron con AMLO y reinician la grosera práctica con doña Claudia. En otras circunstancias los nietos y nietas de Porfirio Díaz estarían pudriéndose en la cárcel si es que no desaparecidos “por razones de estado”.
Escasos los funcionarios(as) radicales. Quizá algunos(as) cerca de la Señora Presidenta como Luisa María Alcalde, Lázaro Cárdenas Batel, Citlalli Hernández, Ernestina Godoy o Martí Batres. La mayoría de los que restan son “institucionales”, hechos en la política tradicional, tanto, que caben hasta panistas como el ex gobernador de Chihuahua Javier Corral, y no se digan priistas en cantidad industrial. Y ni modo que sea invento.
Mientras tanto las “mañaneras” de La Jefa no pudieron tener mejor inicio con el homenaje al movimiento estudiantil del 68 y más que esto, el reconocimiento de que el estado mexicano cometió un crimen de lesa humanidad en Tlatelolco. Ofrecer disculpas dignifica a la nueva administración. Algo que no quisieron o no pudieron hacer los anteriores gobiernos, tal vez por no ofender a las fuerzas armadas que aquella tarde obedecieron órdenes del jefe supremo, el genocida Gustavo Díaz Ordaz. Son ya 56 años y 2 de octubre no se olvida.
SUCEDE QUE
Las reformas anunciadas este jueves por doña Claudia impondrán equidad de género en la adjudicación de cargos en todos los niveles de la administración pública. Veremos hasta donde cumplen algunos dictadorzuelos pueblerinos…Trescientos veintinueve años después renace Sor Juana Inés de las Cruz mientras el poder femenino recorre la república dispuesto a vengarse del machismo. ¡Urge un “Juan Charrasqueado” o de perdis un “chapulín colorado!”…Oiga, ridiculizada por el PAN, la mayoría morenista en el congreso local empieza a dibujar su mediocridad. En tanto en Texas aquel que les platiqué ríe a mandíbula batiente.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA