A dos semanas de haber asumido la presidencia de México, Claudia Sheinbaum ha dejado claro que su mandato no será una mera extensión del anterior. Aunque su gobierno sigue los pasos de la Cuarta Transformación impulsada por Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum ha comenzado a imprimir su propio sello, consolidando un estilo de gobernar que expande el legado del pasado y amplía su base de simpatizantes.
Durante una reunión con empresarios de México y Estados Unidos, se anunció que las inversiones para el próximo año rebasarán los 20 mil millones de dólares. Este acto abre la puerta a nuevos sectores que buscan confiar en el proyecto de Sheinbaum. En lugar de centrarse exclusivamente en los seguidores tradicionales de Morena, la presidenta ha logrado atraer la atención de grupos más diversos, ampliando su alcance y consolidando alianzas estratégicas.
En el ámbito de la política exterior, Sheinbaum ha dejado su huella marcando límites claros. Al poner fin a la costumbre del embajador estadounidense Ken Salazar de comunicarse directamente con los miembros del gabinete, Sheinbaum reafirmó la importancia de la diplomacia formal. Ahora, todas las conversaciones deberán pasar por el canciller Juan Ramón de la Fuente, en una clara señal de que la soberanía de México será defendida con firmeza y que las relaciones internacionales seguirán protocolos estrictos.
En materia de transparencia y combate a la corrupción. Sheinbaum anunció que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) será sustituido por la nueva Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno, la cual estará encabezada por Raquel Buenrostro, ha reafirmado su compromiso de fortalecer la transparencia gubernamental. Esta nueva Secretaría implementará mecanismos más estrictos para asegurar la transparencia desde una perspectiva tanto preventiva como sancionadora.
En el ámbito de la emergencia nacional, Sheinbaum se trasladó inmediatamente a Acapulco para supervisar la respuesta tras el huracán John. En lugar de mantenerse a distancia, optó por caminar entre los afectados y escuchar directamente sus necesidades. Este gesto, aunque simbólico, habla de un gobierno que no solo se basa en políticas macro, sino que también entiende la importancia de la cercanía y la empatía con la gente en momentos de crisis.
Este es un gobierno que no está dispuesto a perder tiempo, y en tan solo dos semanas, ha mostrado que es capaz de ampliar el capital político que heredó de la administración anterior, ganándose la simpatía de sectores más amplios que los seguidores tradicionales de Morena. El mandato de Claudia Sheinbaum no es simplemente “más de lo mismo”, sino que está construyendo un nuevo capítulo que, sin dejar atrás el legado de la Cuarta Transformación, marca un camino propio.
La continuidad en el gobierno no se trata de replicar lo anterior sin cambios, sino de ampliarlo y mejorarlo. Claudia Sheinbaum lo entiende bien, y en tan solo dos semanas ha mostrado que el cambio con continuidad es una fórmula eficaz para consolidar su liderazgo. Como dijo alguna vez Winston Churchill: “El precio de la grandeza es la responsabilidad.” En este caso, Sheinbaum enfrenta el reto de gobernar con una mirada puesta en el futuro, sabiendo que las decisiones de hoy son las que construirán la historia de mañana.
Eric Valdez Gómez
Consultor en Comunicación Política (Compol)
Experiencia en Campañas Políticas en México y Extranjero
Enfoque en Comunicación, Medios y Marketing Digital
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