De no suceder algo extraordinario, este miércoles será sentenciado Genaro García Luna con probabilidades de que reciba cadena perpetua. Es la petición de fiscalía gringa frente a la súplica de la defensoría de solo veinte años que supone suficientes, atenida quizá a la inmortal canción de Carlos Gardel: “Sentir que es un soplo la vida/ que veinte años no es nada/ que febril la mirada/ errante en las sombras/ te busca y te nombra/”. ¡Hijuesú!. Ya veremos que resulta de este escándalo que dejara muy mal parado al régimen de Felipe Calderón Hinojosa quien ante la opinión pública no parece libre de pecado por la sencilla razón de que el enjuiciado fue su consentido con permiso para manejar a su antojo la secretaría de Seguridad Pública.
Por más que el ex presidente pretenda mostrar inocencia, la realidad es que enfrenta igual o mayor responsabilidad derivada de las relaciones con grupos delictivos que dejaron de ser presunciones tras las investigaciones y pruebas aportadas por agentes especializados en el penoso caso. De manera que ha de comparecer tarde o temprano considerando que García Luna “no se mandaba solo” y menos en un área delicada en grado superlativo.
Pactar con quienes actúan al margen de la ley desde el ejecutivo federal no es cualquier cosa y no lo es porque, para empezar, se pone en riesgo el prestigio de la república, cosa que a FCH le importó pura progenitora con tal de colmar las ambiciones económicas propias y las de su protegido éste, que con aires triunfalistas presumía propiedades dentro y fuera del país, especialmente en Miami, (como que la discreción no es lo suyo). Las consecuencias están a la vista del portador, lo cual significa que el tal Felipe, ahora exiliado en España en busca de la ciudadanía ibérica, como Salinas de Gortari, está acorralado por culpas difíciles de sortear.
El asunto es que la sentencia de García Luna es inminente, no sin antes hacer uso del derecho de enviar un mensaje donde seguramente insistirá en su dudosa inocencia, cuidando desde luego, no involucrar a su ex jefe ahora arropado por los gachupines, aunque las evidencias muestren lo contrario. En este sentido el columnista opina que el gobierno de la transformación debiera aportar lo necesario para que Felipe, el presunto delincuente, no escape de las garras de la justicia, primero en nuestro país donde tiene suficientes pendientes para pasar largo tiempo a la sombra. Ojalá y nuestra generación que va de salida logre verlo.
Mientras tanto, ha calado hondo el anuncio de La Jefa Claudia respecto de la construcción de un millón de viviendas a bajo costo destinadas a familias que no cuentan con recursos suficientes para hacerse de una propiedad. Por supuesto las protestas de los empresarios del ramo ocupan generosos espacios en los medios de comunicación conocidos. Y es que el gran negocio puede sufrir una merma terminando así con los abusos y fraudes de sobra denunciados.
Usted dirá que el INFONAVIT debió solucionar el problema desde su creación en los tiempos de Luis Echeverría. Debió, pero no lo hizo ya que por la dirección de la dependencia han pasado funcionarios de probada vocación de ladrones. Uno de los últimos directores de la era neoliberal fue David Penchyna Grub quien fue denunciado por AMLO pero contra el que nunca se actuó. Es tan sinvergüenza que cobraba un promedio de 700 mil pesos mensuales, además de los negocios colaterales en perjuicio de la clase trabajadora. Fue de los legisladores exhibidos por Emilio Lozoya que recibieron “mochada” por parte de PEMEX para aprobar la reforma energética. Otro es Ricardo Anaya quien ahora desde la tribuna parlamentaria se la sigue dando de “santo”.
Pero bueno, lo cierto es que el millón de viviendas va. Palabra de doña Claudia.
SUCEDE QUE
Los hechos que protagonizara Vicente Verástegui la semana anterior,crearon el escenario perfecto para la reaparición de Ismael García Cabeza de Vaca. ¿Jugada preparada?. ¿Distractor inesperado?. Vaya usted a saber. La verdad es que el grupo de choque panista saca ventaja de la confrontación interna que vive Morena.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA