Durante el virreinato y después de la independencia de México, eran perfectamente conocidos los límites de Tamaulipas con Texas, y estos eran señalados en mapas con toda precisión.
Sus límites partían de la desembocadura del Río Nueces, en la Bahía de Corpus Christi, y seguían el curso del río hasta su nacimiento, de donde partía una línea hasta el límite de Nuevo México, cerca de las montañas de Guadalupe.
De ese lugar por el Este, el límite de Texas partía hacia el brazo sur del Colorado, y sobre ese cauce, hacia la corriente principal, a la que seguía después a todo lo largo como línea divisoria entre México y los Estados Unidos, hasta su desembocadura en el Golfo.
La zona formaba parte de la colonia del Nuevo Santander, establecida por don José de Escandón. A mediados del siglo XVIII, los rancheros de las villas de Laredo, Revilla, Camargo y Reynosa, dividieron esas extensas propiedades en grandes ranchos, sin establecer un asentamiento permanente.
Aunando un poco en la historia de esa parte de Tamaulipas, se sabe que en 1747 una exploración relacionada con la fundación del Nuevo Santander, encabezada por el capitán Joaquín de Orobio y Basterra, exploró la parte inferior del río Nueces; dándole el nombre de San Miguel Arcángel a su desembocadura de la bahía de Corpus.
LA FRANJA DEL NUECES EN EL VIRREYNATO
En tiempos del virreinato eran perfectamente conocidos los límites de Texas con el resto de las Provincias. Sus límites con el Nuevo Santander, partían de la desembocadura del río Nueces, en la Bahía de Corpus Cristi, siguiendo el curso de ese río hasta un punto llamado “Paso de Laredo” a una longitud aproximada de 100° 0´00.
En los años subsiguientes, Escandón planeó el establecimiento de una villa cerca de la boca del Nueces, la cual se llamaría Vedoya. La mala planificación y las largas líneas de suministro truncaron el proyecto. Alrededor de 1754 don Tomás Sánchez de la Barrera y Gallardo, capitán de Laredo, recibió la orden de encontrar un lugar adecuado para un nue
vo asentamiento.
Tras estudiar el terreno, seleccionó un sitio a orillas del arroyo Peñitas, afluente del Nueces. El lugar se empezó a conocer como la Casa Blanca. En 1759, el rey Carlos III de España concedió lo que hoy se conoce como la Isla del Padre a don Nicolás Ballí.
Tiempo después, la Isla recibiría el nombre de su nieto, quien era sacerdote. Profundizando sobre dicho sacerdote, les diré que se llamó José Nicolás Ballí y que nació Reynosa alrededor de 1768.
Ballí cursó estudios en la Universidad de Salamanca en España, y fue ordenado sacerdote secular en la ciudad de Monterrey tras su retorno a América hacia 1791.
Ballí fue capellán en Reynosa y según la documentación existente, hacia 1800 ya había sido nombrado el primer cura de la Congregación del Refugio, hoy día Matamoros. Con el paso de los años, dicho personaje sería reconocido como uno de los pioneros en la colonización del valle a ambos lados del bajo Río Bravo.
Siguiendo con el orden cronológico de lo aquí relatado, para el año de 1762, al Norte de Camargo, don José Antonio de la Garza Falcón estableció el rancho de Carnestolendas. Con el tiempo, el asentamiento se convertiría en la ciudad de Rio Grande.
MÉXICO INDEPENDIENTE
Tras la Independencia, el Nuevo Santander pasó a ser Tamaulipas, y el comercio con Estados Unidos era algo fundamental. Como ya vimos, ¡En aquellos años la entidad no era frontera con el país vecino! Esa posición geográfica le pertenecía al entonces Estado de “Coahuila & Texas”. Para cruzar a ese Estado, existía un vado natural a través del Nueces llamado “Paso de Santa Margarita”; el cual fue un punto de convergencia para muchos caminos que procedían desde el centro.
Una vez en suelo tejano, estaba la población de San Patricio, de donde salían las mercancías para La Bahía del Espíritu Santo y la Unión Americana. Al Norte de Laredo existía una comunidad minera llamada Dolores. En la parte Este de esa ranchería, había una zona conocida como “Mustangs in quantities” o zona de caballos salvajes en abundancia, los cuales eran cazados por los indios para su domesticación.
MIER Y TERÁN FUNDA VILLAS AL NORTE DE TAMAULIPAS
Los colonos se apoderaban de Texas cada vez más, y ya había puesto su mirada en el Norte de Tamaulipas. Ante eso, el gobierno envió al general Manuel Mier y Terán para que conociera la problemática y dictara las medidas pertinentes. Hacia 1831, y como medida preventiva, fundó la villa de Lipantitlán, en la entonces frontera con Texas. En el lugar se construyó un fuerte para tratar de frenar la inmigración angloamericana.
Dicha comunidad fue nombrada así, por un campamento de apaches Lipan que vivía en las inmediaciones. El 4 de noviembre de 1835, la pequeña fuerza tamaulipeca que ahí había, entregó la villa a una fuerza de rebeldes tejanos sin disparar un sólo tiro. Río arriba estaba la ranchería de Sandía, Tamaulipas, perteneciente a la concesión de Casa Blanca. En este último punto culminaba el camino real que venía desde el centro del Estado y que llevaba a Goliad. El itinerario de ese camino, el más importante de la zona, comenzaba en Tampico, llegaba a Matamoros y de ahí se cruzaba el río Bravo por Santa Rosalía, pasando por Rancho Viejo, Fresnos, El Mulato, Las Animas, Chilipin, Jaboncillos, Mugeres, Santa Rosa, Motas de Santa Clara, Santa Gertrudis, San Fernando, Las Pintas, Paso de Margarita y Lipantitlán. En la parte Este de ese camino, se localizaba la población de Corpus Cristi, Tamaulipas.
Sobre Corpus Cristi, se sabe que en 1831 formó parte de la concesión llamada Rincón del Oso, y que en septiembre de 1839, Henry Kinney estableció ahí un puesto comercial.
A mediados de la década de 1840, el asentamiento era ya un pequeño pueblo. Para llegar a San Antonio de Bejar, existían dos caminos: uno que salía de Laredo y otro de Guerrero.
Este último cruzaba el Bravo por un punto llamado Las Juntas, siguiendo rumbo al Salmoneño, Los Ángeles, San Diego y Casa Blanca, Tamaulipas, donde se cruzaba el Nueces.
Sobre San Diego, Tamaulipas, se sabe que sus primeros pobladores fueron los pastores de don Julián Flores, quienes establecieron un rancho ahí en 1815.
Cuentan que los viajeros utilizaban sus manantiales para satisfacer su intensa sed. Al Noreste de Reynosa se localizaban unos lagos que eran conocidos como “La Sal del Rey”, los cuales formaban parte de la concesión “La Noria de San Salvador del Tule”.
La sal extraída de allí, que era siete veces más concentrada que la del océano, se comercializaba en todo el Norte del virreinato.
Otras poblaciones en el valle eran: Roma, establecida en 1821 y Zapata, llamada así en 1840 en honor al coronel Antonio Zapata, jefe federalista de la república del Río Grande. Jaboncillos era otra ranchería tamaulipeca, la cual fue concedida en 1835 por el gobernador a don Antonio Ramírez.
Independencia de Texas y sus repercusiones A partir de 1836 los independentistas tejanos difundieron la mentira de que su territorio llegaba hasta el río Bravo. En 1839 se publicó el mapa de la Republica de Texas y en él se señalaba arbitrariamente que esa parte de Tamaulipas pertenecía al Condado de San Patricio.
El problema se agudizó cuando Estados Unidos anexó a Texas y sostuvo que esa zona estaba en disputa. Pero no había tal, ya que México no reconocía la independencia de Texas, por lo tanto, no había discusión sobre la frontera.
Por eso el gobierno nacional consideró una agresión la presencia del ejército de Taylor en Corpus Christi y, con la razón de su lado, atacó la caballería del capitán Seth Thornton en el rancho de Carricitos, al Norte de Matamoros, el 25 de abril de 1846: “México ha invadido nuestro territorio y derramado sangre americana en suelo americano”, diría días más tarde de forma irónica el presidente Polk.
La guerra entre ambas naciones fue inminente. En la actualidad, esa tierra que por derecho nos fue heredada por España, forma parte de los condados texanos de: Webb, Zapata, Starr, Hidalgo, Cameron, Nueces, Duval, Encinal y una mínima parte de los de: La Salle, Mc Mullin y Live Oak.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ