CIUDAD VICTORIA,TAM.- El Caminante se disponía a instalar unos cortineros que su domadora le había estado pidiendo desde semanas atrás, y empezó por sacar de la caja de herramientas su viejo taladro / rotomartillo para hacer los agujeros en la pared. Debido a la falta de uso, el broquero se había pegado y era necesario reemplazarlo. Rápidamente llegó a un negocio de herramientas y refacciones con servicio de reparaciones.
El dueño del changarro se encontraba en la caja ‘picoteándole’ a su celular amenamente, pero un empleado atendió al Caminante mostrándole el cachivache que solicitaba. – Me llevo este, oiga amigo, ¿aquí mismo le pueden cambiar el broquero a mi taladro? – le dijo el Caminante – Claro que sí amigo, vaya a esa parte de la tienda, ahí este el muchacho que hace las reparaciones – le indicó el empleado El vago reportero se acercó al área de reparaciones y se encontró con otro empleado que también platicaba muy amenamente por whatsapp
– Buenos días amigo, quiero ver si puede cambiarle el broquero a este taladro (la operación se lleva a lo máximo 10 minutos) – Este, pues si, ¿lo va a dejar? – respondió el técnico
– ¿Dejarlo? nombre no te apures amigo, no traigo prisa, aquí lo espero – Es que no estaría para hoy… (viernes) si acaso estaría para el lunes o martes – Pero si solo es cuestión de destornillar y volver a atornillar el broquero nuevo – insistió el Caminante.
– Es que tenemos mucha chamba… a lo menos en tres días podemos tenérselo – dijo el técnico y volvió a picarle a su celular – Oye mano pero si es una chamba de diez minutos, ¿no habría chance de aventársela ahorita? – No se puede – respondió el hombre sin dejar de teclear en su smartphone.
El Caminante optó por regresar el broquero que iba a comprar (por suerte aún no lo pagaba) y se retiró del lugar, no sin antes recomendarle al dueño del changarro que usara menos el celular y le pusiera más atención a sus empleados, a lo que el fulano respondió con una mueca de desagrado e indignación. No tardó en encontrar otra tienda, donde al menos le pudieron vender el mentado broquero.
Apenas había caminado un par de calles cuando se topó con un taller de esos de antaño, de reparaciones eléctricas y soldadura. Al fondo del taller estaba un ‘maistro’ de la tercera edad, Don Carlos, terminando su almuerzo. El Caminante le preguntó si le podían hacer esa chamba.
– Ah sí, ahorita se lo cambiamos, pero como no tengo una llave de esa medida, déjeme hacer una. Más que sorprendido se quedó el Caminante al escuchar estas palabras. Y efectivamente, el hombre buscó un pedazo de placa metálica, le hizo algunos cortes, le soldó un tubo a manera de mango y ‘vualá’! en un dos por tres cambió el broquero del taladro. – Listo joven, ya quedó aquí tiene el taladro y el broquero viejo – dijo el ‘don’ sonriendo con su blanquísima placa dental – ¿Cuánto va a ser jefe? – preguntó el Caminante – Ahí deme nomas pa’ las cocas -dijo Don Carlos – ¿Como que nomas pa’ las cocas ‘mai’? ¡Nombre si supiera el entripado que hice en cierto lugar! – dijo el reportero al tiempo que le contaba lo sucedido
– Así pasa con esos negocios amigo – añadió el viejo – aquí en Victoria cuando el dueño no pone atención al negocio, los empleados tratan a los clientes de muy mala forma, casi que se desquitan con ellos por lo que les hace el patrón, ya sabe, los bajos sueldos, las malas condiciones de trabajo, los horarios, la falta de atención etc… por eso ‘al ojo del amo engorda el caballo’ –
Pues que mal plan, de por sí con la difícil situación económica no hay ventas y está muy fregado el asunto, pa’l luego luego con esos tratos imagínese – Así es joven, el cliente viene ‘pagando el pato’ de las frustraciones del empleado, aunque bueno, hay que decirlo, no todos son así, hay mucha gente trabajadora que se parte el lomo a diario, gente leal y honrada que se gana el pan de cada día sin joder a los demás. – Como usted maistro – afirmó el Caminante. – Favor que me hace joven, así me enseñaron mis papás, como la gente de antes deseábamos ser: útiles, educados, acomedidos – ¡Uy mi jefe! pero esos valores ya se están perdiendo, los chavos de ahora son más individualistas – Por eso quienes fuimos educados como antes debemos hacer el doble de servicio, el doble de ayuda, el doble de bondad con los semejantes, joven, si no este mundo se lo va a llevar la chingada.
El viejo y el Caminante se despidieron pues la chamba no se detiene y ahora tenía que llegar a casa a instalar los cortineros que pedía su domadora, no sin antes reflexionar en las sabias palabras del viejo. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA