CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Azul Izamar Guerrero Guevara creció entre las carencias de infraestructura deportiva en la ciudad de Ocampo, Tamaulipas, un municipio que apenas supera los 13 mil habitantes, pero aún así, en ese lugar encontró su pasión por el deporte y el fútbol, disciplina con la que sueña en grande para poner en alto el nombre de su tierra.
En una ciudad donde había poco, el deporte lo fue todo para Azul; primero incursionó en el karate, una disciplina en la que destacó y obtuvo medallas en competencias estatales y nacionales. Sin embargo, el fútbol terminó ganándole el corazón.
Conoció el balón de gajos en su escuela, al observar cómo jugaban sus compañeros y así, poco a poco, el interés creció y decidió practicarlo, compaginándolo en un inicio con el karate, con el tiempo, la balanza se inclinó hacia las canchas. Hoy, después de años de esfuerzo, sueña con ser jugadora profesional de la Liga MX Femenil.
Dejó atrás el karategi y la cinta para ponerse los tachones; cambió las canchas del barrio por las del Barrial, todo esto al integrarse a Rayadas de Monterrey, donde lucha día a día para cumplir su sueño.
En este camino ha contado con el apoyo incondicional de sus padres, su familia y personas que al principio eran desconocidas, pero que se convirtieron en pilares fundamentales de su vida.
Llegar a lo que ahora puede resumirse en unos cuantos párrafos ha sido el resultado de una travesía larga, llena de obstáculos, altas y bajas. Un camino que, como ella dice, Dios y el destino la prepararon para recorrer.
UNA VIDA EN EL DEPORTE
Hace más de 12 años, Azul comenzó su aventura en el deporte, “participé en diferentes torneos, gané algunas medallas. Me gustaba mucho, la verdad todo lo de karate”, recuerda con cariño.
Su brinco al fútbol, fue en la primaria, “yo veía jugar a mis compañeros en el recreo y me llamó la atención, siempre he sido muy activa”, detalló la tamaulipeca.
El fútbol le ganó a todo, pues era el deporte que ella amó, “me enamoró, me tuve que decidir por uno, ya se me complicaba a mi y mis papás el estar en los dos deportes, me salí de karate y empezó mi aventura en el fútbol”, dijo.
CRECIÓ EN EL FÚTBOL DE BARRIO
En Ocampo prácticamente no había equipos infantiles con entrenamientos formales, ella no sabía lo que eran los ejercicios básicos de entrenamientos, todo lo aprendió en las retas en la calle, de mirar a su papá en los partidos y después ya con la experiencia de jugar en categoría libre.
“Te puedo decir que nunca entrené como tal, me decidí por el fútbol pero sólo jugaba los jueves y el sábado, me esperaba toda la semana y pues lo demás era salir a jugar retas, era como mi entrenamiento”, confesó.
¿Te hiciste en el fútbol del barrio prácticamente?, se le preguntó, “pues sí, no hubo un entrenador que me dijera como ahora que hacer, era todo por lo que yo veía y jugaba con amigos”.
Con el paso del tiempo, Azul aprendió, tanto que en un torneo de su escuela, anotó 47 goles, desde entonces se tomó en serio el fútbol; se hizo conocida por jugar también en categoría libre cuando apenas era una niña y El Mante se volvió una segunda casa.
“Íbamos en ocasiones a El Mante, no podíamos ir siempre, a veces no se podía, pero ahí empezó a jugar Azul ya a un nivel mayor”, cuanto su padre José Amparo Guerrero.
SU PASO A LA SELECCIÓN TAMAULIPAS LE CAMBIÓ LA VIDA
En el 2022, Azul con 13 años iba a recibir una oportunidad que le cambiaría la vida. Y es que la Selección Tamaulipas que comanda Alejandro Pozos, comenzó visorias en diferentes municipios, entre ellos El Mante.
Ella ni su papá se enteraron que era convocatoria abierta, “fue un amigo de mi papá que se llama Ricardo Alonso que nos dijo que él conocía al entrenador de la Selección, el profe Pozos, nos dijo que estaba haciendo visorias, que fuéramos y fuimos, hice las pruebas y gracias a Dios quedamos”, contó Azul.
“Eran muchas niñas las que iban y todas jugaban muy bien, y que el profe me dijera que sí había quedado, fue como que dije, ‘pues entonces sí juego’, porque era muy fuerte ese equipo. Le metí más cabeza y todo y dije: ‘no, pues si quiero hacer algo, pues le tengo que echar ganas y ya fue cuando me mentalicé que quería ser tu futbolista y ya fue cuando le empecé meter y me empecé a preocupar más por los entrenamientos”, expresó la de Ocampo.
NO SABÍA LO QUE ERA UN ENTRENAMIENTO
Con el profe Alejandro Pozos vivió lo que son los entrenamientos, cuestiones técnicas, tácticas entre cosas, pues toda su vida sólo fueron partidos y retas.
“Pues al principio era raro (los entrenamientos) porque no sabía cómo hacerlo, los primeros entrenamientos yo decía, ‘¿que estoy haciendo?, ‘no sé qué estoy haciendo aquí’ y como que en ese momento sí pensaba cosas, ‘no sé cómo hacer todo esto’, pero el profe siempre fue conmigo muy paciente, de que ‘mira, hazle así y todo eso’. Siempre estuvo conmigo”, detalló.
UNA MEDALLA DE ORO INOLVIDABLE
Después de dos años de proceso en selecciones Tamaulipas, Azul Guerrero encontró una recompensa, pues fue parte de la última medalla de oro que logró el Estado en los Nacionales CONADE 2023.
“Nombre que te digo, fue algo inolvidable, ese torneo pasó de todo, hubo mucha lluvia, retrasaban los juegos, la final la terminamos jugando casi a media noche, ganamos, fue un partido muy bonito”, puntualizó.
Al preguntarle si imaginaba algún día ganar algo así, mencionó que para ella ni en sueños le pasaba por su cabeza, “me acordé cuando ni si quiera sabíamos de la selección, del día que nos invitaron, yo no imaginaba que iba a lograr esto, agradezco a todas mis compañeras y entrenadores”.
SU PASO A RAYADOS
Azul destacó en esos Nacionales y empezó llevarse miradas de equipos de la Liga Mx, fue ahí donde Alejandro Pozos continuó impulsándole, pues él mismo les consiguió una visoria exclusiva a varias integrantes de la Selección Tamaulipas que ya veía con cualidades para el verano del 2024.
Azul estaba dentro de esas jugadoras, “nos avisaron que había que estar con ellas, entrenamos e íbamos a ir a un torneo que iba a servir como visoria para todas”, señaló.
Gracias a sus buenas actuaciones en el torneo que fue la Copa Chivas, en las que anotó par de goles y dio algunas asistencias, Azul se quedó en el equipo regiomontano.
“ES UN SUEÑO CUMPLIDO”
Azul recibió la noticia y no se la creyó, hasta por momentos dudó en aceptar quedarse, pues acepta que no estaba lista para dejar a su familia y empezar un nuevo estilo de vida completamente enfocado al fútbol.
“Pues fue al principio que no me lo creía cuando iba a firmar yo estaba en shock, no quería firmar recuerdo porque dije: ‘es mucha responsabilidad para mí, porque pues tengo que responderle al club lo que me está pidiendo’ y pues ya después hablé con mis papas, me dijeron que era una oportunidad buena y también era por lo que he trabajado estos últimos años y pues dije: ‘pues se me está dando, la tengo que aprovechar’”, subrayó.
Azul fue citada en el Gigante de Acero, en las oficinas que tienen una vista única del estadio y la cancha en la que juega el primer equipo femenil y varonil, lugar en el que se imaginó un día estar en cancha.
“Iba muy nerviosa, cuando íbamos a la oficina se veía todo a la cancha, me pasaban muchas cosas por la cabeza, ‘a lo mejor un día se me da estar jugando en la cancha’. Después de que firmé sentí muy bonito, estaban mis papás y fue una felicidad enorme tenerlos en ese momento”, dijo.
DEJA SU FAMILIA POR UN SUEÑO…
Después de firmar contrato y tener sus primeros entrenamientos previo al inicio del Apertura 2024 de la Liga Mx Sub-19 con Rayadas, Azul sintió lo que iba empezar para ella.
Ya que tenía que dejar a su familia a más de 450 kilómetros, a esas personas que siempre estaban con ella, que siempre la apoyaron, “después de firmar me dieron chance de ir por mis cosas, fui a Ocampo y al regresar si fue lo más difícil, en el camino ya decía yo lo difícil que sería, si por mis papás fuera ya estuvieran conmigo, pero no podían dejar todo allá, yo les dije que yo me podía quedar sola acá y siento que si es una decisión difícil. Sólo sé que voy a extrañar bastante a mis papás”.
Para ella todo el sacrificio que hace de dejar a sus familiares lejos, es una motivación doble, “sí, pues sí es una doble motivación, que valga la pena todo lo que hago”, expresó.
SUEÑA CON DEBUTAR
Azul Guerrero poco a poco se ganó minutos con el equipo Sub-19, y aún con mucho camino por recorrer pues apenas tiene 16 años, sueña en grande y quiere tener y ganarse su oportunidad en la Liga Mx.
“Sí es mi sueño, por eso he trabajado, por eso estoy aquí, pues como dicen que valga la pena lo que hago, todo lo que han hecho mis papás, yo en mis entrenamientos, quiero un día estar en primera división. Agradezco a mis papás, a mi familia, al profe Pozos y todos los que me apoyaron de alguna forma”.
El camino de Azul Guerrero es un testimonio de lucha, perseverancia y amor por el deporte. Desde las calles de Ocampo hasta las instalaciones de Rayados, cada paso ha sido una lección y una victoria.
A pesar de las carencias y los desafíos, Azul ha demostrado que los sueños no conocen límites cuando se combinan con esfuerzo, sacrificio y el apoyo incondicional de quienes creen en ti y, ahora con apenas 16 años, tiene claro que esto es solo el principio.
Azul sueña con debutar en la Liga MX Femenil y representar a su tierra con orgullo; su historia inspira no sólo a jóvenes que buscan abrirse camino en el fútbol, sino a cualquiera que persiga un sueño contra viento y marea.
Como ella misma lo dice: “que valga la pena todo lo que hago”, y no cabe duda de que lo hará. Azul Guerrero no sólo juega por ella misma, sino también por todos aquellos que ven en ella la posibilidad de cumplir lo imposible.
POR DANIEL VÁZQUEZ
EXPRESO-LA RAZÓN