CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Este pasado 6 de febrero del 2025, se conmemoraron los primeros cien años de la creación del primer ejido en Tamaulipas, un hito histórico que marcó el inicio de la reforma agraria en el estado.
Fue el 6 de febrero de 1925 cuando el entonces recién nombrado gobernador, Emilio Portes Gil, otorgó 426 hectáreas a un grupo de campesinos en la Hacienda Santa Engracia, sentando así las bases para el desarrollo agrario de la región y lo que es hoy la comunidad de Guillermo Zuñiga.
Este acontecimiento transformador se produjo apenas un día después de la toma de posesión de Portes Gil como gobernador, reflejando su compromiso con el bienestar social y la justicia agraria según lo públicado por la Confederación Nacional Campesina (CNC) Tamaulipas.
La zona centro de la Entidad, caracterizada por su alta fertilidad y abundante disponibilidad de agua, se consolidó como un núcleo de desarrollo organizado, impulsando el crecimiento agrícola y económico del estado.
Actualmente, Tamaulipas cuenta con más de 2,000 ejidos distribuidos en su territorio, siendo clave en la producción agrícola, particularmente en la zona citrícola que se destaca por su excelencia en el cultivo de naranjas y otros cítricos.
La visión y determinación de Emilio Portes Gil no solo brindaron tierras a quienes las trabajaban, sino que también fomentaron una estructura social más equitativa y fortalecieron el arraigo de los campesinos a sus comunidades.
La CNC ha destacado la relevancia de este centenario, subrayando el impacto positivo que ha tenido en la vida de miles de familias rurales.
«Al cumplirse cien años de este primer paso hacia la justicia agraria en Tamaulipas, se recuerda con respeto y gratitud el legado de Portes Gil, un líder que supo utilizar el poder público para transformar vidas y sembrar las semillas del progreso en la entidad».
El aniversario del primer ejido de Tamaulipas no solo rememora un hecho histórico, sino que renueva el compromiso con el campo y sus trabajadores, asegurando que la lucha agrarista siga vigente en beneficio de las futuras generaciones.
Por Antonio H. Mandujano
